Nunca fui un experto en hacer sentir bien a la gente. El ejercito me ha hecho ser un hombre frio que solo se preocupa por cumplir su objetivo, pero una vez más me encuentro desarmado por Yana. Cruzo el umbral de su puerta sin escudos ni armas con las que defenderme, solo con este profundo amor que siento por ella y estas ganas de hacerla feliz a pesar de todo lo que paso. Cierro la puerta detrás de mí, y avanzo tratando de entender cómo enfrentarme a esta realidad, pero no tengo ni idea. Sé que debo tener paciencia, que debo darle tiempo, pero solo quiero poder abrazarla, besarla y sentir los latidos de su corazón —Hola— La saludo al verla y sus ojos completamente cristalizados me rompen el corazón. —No estas muerto— Susurra casi como si fuese una pregunta. —No mi torbellino, no estoy m

