Cuando Te Vuelva a Ver

Capítulo 14: No Esperar

Al día siguiente: 12 de octubre

Llegue a dar todo por perdido en mi vida, incluyendo a esta increíble mujer que ahora duerme entre mis brazos. Verla así tranquila y sobre todo viva, hace que me dé cuenta de lo que realmente significa este momento. No solo es un amanecer nuevo después de haber pasado una noche increíble, este amanecer es la prueba de que nada ni nadie ha podido contra nosotros.

Sus suaves piernas enredadas en las mías saben a gloria, y ese cabello que es donde mis dedos aman enredarse, hoy cae de manera desordenada. Observo cada detalle suyo y pienso en todo lo que nos dijimos en medio de besos —Un hijo contigo sin duda alguna será lo más hermoso que me pueda pasar en la vida— Susurro y beso su frente dándome cuenta de que Yana ya esta despierta —Eres una tramposa— Me quejo divertido.

—Buenos días, mi superhéroe— Pronuncia y abre sus ojos para que ese mar azul se vea más hermoso que nunca.

—Buenos días torbellino…— Respondo sin dejar de mirarla.

—¿De verdad un hijo conmigo sería lo más hermoso que te pueda pasar?— Me cuestiona y asiento.

—Sin duda alguna— Expreso y mis dedos intencionalmente acarician su abdomen provocando que ella sonría —Te imagino esperando a nuestro bebé y muero de amor, te verás preciosa embarazada— Le cuento y se muerde los labios.

—Si me sigues hablando así, voy a querer que nos pongamos a hacer la tarea todo el día, todos los días— Bromea y se acomoda un poco mejor para poder besarme en los labios. Al pegar su cuerpo desnudo más al mío, mi ser entero se altera y ella se da cuenta ya que sonríe entre besos —Creo que tú ya estas listo para que sigamos buscando…— Susurra entre risas y besos.

—Eres muy mala— Murmuro divertido y para mi sorpresa, ella se mueve subiéndose sobre mí.

Cada una de sus rodillas se posiciona a cada lado de mi cuerpo y mis manos sobre sus caderas son el detonante perfecto —No soy mala, solo soy una mujer muy enamorada de su hombre y quien tiene ganas de borrar todo lo malo a punta de besos y caricias que nos roben la razón— Explica firme.

—El sexo es una muy buena solución— Pronuncio y sin que ella se lo espere, la tomo por la cintura para acomodarla un poco mejor mientras yo me siento en el medio de la cama con ella encima mío imitando mi posición.

—A mí me encanta el sexo contigo…— Habla divertida y enredo mis dedos en su cabello.

—A mí me encanta verte así de feliz— Rebato y se acerca a mi boca.

—No quiero estar triste nunca más, no quiero perderme las horas de felicidad contigo por nadie más— Expresa agitada y sonrió.

—Vamos a ser muy felices mi torbellino, te lo prometo… boda, hijos, hasta mascota si quieres— Digo divertido y sonríe.

—Todo contigo— Declara y se hunde en mi volviéndome absolutamente loco.

Si pudiera detener las agujas del reloj, lo haría sin pensarlo con esos ojos clavados en mí y su manera de besarme hasta hacerme perder la razón. Estar con ella es la gloria misma y su manera de tocarme mi perdición.

[…]

—Creo que vamos por buen camino— Pronuncia agitada sin moverse de mí y sonrió.

—¿Hablas de que quedes embarazada?— Pregunto sonriente y asiente.

—Si, creo que hacemos bien nuestro trabajo— Bromea y la beso.

—Voy a hacerte el amor como un loco cada día y cada noche hasta que me digas que nuestro bebé viene en camino— Murmuro y frunce el ceño.

—¿Y después de eso ya no me tocaras?— Se queja haciéndome reír.

—Claro que sí, solo que será para celebrar, para disfrutarte…— Explico y ella lentamente me besa y enreda sus dedos en mi cabello.

—Te amo…— Pronuncia y hace una leve pausa.

—¿Qué pasa? ¿Por qué te has puesto así?— Le pregunto un poco preocupado por su repentino silencio.

Yana se muerde el labio inferior y luego lo suelta lentamente —¿Cuándo nos casaremos?— Me cuestiona finalmente haciéndome reír.

—Mañana mismo si quieres— Declaro.

—Vayamos a hablar con el cura… no quiero esperar más para ser tu esposa— Me pide y asiento.

—Yo tampoco quiero esperar para ser tu esposo… vayamos hoy mismo a hablar con él— Concuerdo y es que, si algo hemos aprendido los dos, es que la felicidad no debe esperar jamás.