—No puedo creer que el cura haya aceptado casarnos pasado mañana, es una locura— Comenta en medio de risas nerviosas mientras que vamos caminando tomados de la mano, por una calle céntrica donde hay negocios de todo tipo.
—¿Ya te estas arrepintiendo?— Le pregunto a modo de broma y ella inmediatamente niega.
—¡No! ¿Cómo crees? Lo que más quiero en este mundo es casarme contigo, es solo que todo está pasando tan rápido que me cuesta creer que es verdad— Explica y sonrió.
—Pues es verdad, el cura hará todo como le pedimos, asique podemos estar tranquilos. Eso si…— Digo y dejo la frase en el aire haciendo que ella se preocupe un poco.
—¿Qué es lo que pasa? ¿Acaso hay algo que no me has dicho?— Averigua y en verdad no me gusta preocuparla, jamás fue mi intención.
Al ver lo angustiada que se ha puesto, rodeo su cintura con mis brazos en medio de la acera sin importarme la gente que camina a nuestro alrededor —Oye, tranquila solo te quería decir que debemos buscar un vestido para ti y un traje para mí. No sería una boda sin la ropa correcta, ¿no?— Explico finalmente y sonríe.
—Me asustaste, pensé que algo malo estaba pasando— Murmura y niego con la cabeza.
—No, nada malo pasara mientras que estemos aquí y mantengamos un bajo perfil. Ya sabes cómo están las cosas— Le aclaro y asiente.
—Si, lo sé— Responde y sé que toda esta situación no es la ideal, pero por ahora es lo que nos toca vivir y debemos hacerlo de la mejor manera posible.
Yana juega con mi cabello y sonríe —Entonces, ¿vas por tu traje y yo por mi vestido?— Averigua.
—No te quiero dejar sola, es mejor que vaya contigo— Sugiero y niega con la cabeza.
—No señor, quiero ir a elegir mi vestido sola. Además, dicen que es de mala suerte que el novio vea a la novia antes de la boda— Menciona y sé que debería tomarme eso en serio, pero no puedo.
—Yana, no creo en eso— Insisto.
—Pero yo sí, así que ve a ese local y yo iré a este otro, mira, la distancia no es mucha— Sugiere y es verdad, las dos tiendas están bastante cerca.
—Está bien, pero si no sales en dos horas de allí, tendré que entrar para asegurarme de que estes bien, ¿de acuerdo?— Advierto y es que en verdad no puedo darme el lujo de que algo malo le pase, no después de todo por lo que hemos atravesado.
—Si, futuro esposo— Pronuncia divertida y me da un beso de esos que podría llegar a convencerme de todo en esta vida.
—Te amo— Susurro y con sus labios dibuja un “yo también” mientras que se aleja y yo hago lo mismo para ir a buscar el traje que usare para el día más importante de mi vida.
[…]
No suelo prestarle mucha atención a la ropa que utilizo, pero definitivamente en esta ocasión si quise que todo fuera perfecto. No es ningún secreto que mi boda con Lauren fue un desastre, estaba tan poco interesado en ese matrimonio, que deje que ella me eligiera la ropa para la boda civil; la única que tuvimos. Sin embargo, ahora con Yana todo es diferente, y es que quiero que sea perfecto.
Afortunadamente había un traje que parecía estar hecho para mí y la verdad es que era muy elegante para la ocasión, por ende, me decidí por ese. Ahora estoy aquí esperando a Yana, pero al mirar el reloj, me doy cuenta de que ya ha pasado el tiempo que estipule «lo siento mi hechicera, pero debo entrar» pienso y cuando estoy a punto de ingresar al local, la escucho llamarme.
—Estoy aquí mi superhéroe— Dice y al darme la vuelta, la veo con una caja en su mano y una bolsa con el nombre de una farmacia.
—Me asuste estaba por entrar, ¿lo conseguiste?— Cuestiono y ella me entrega la bolsa de la farmacia, más no la caja.
—¡Si! Quería algo sencillo, así que las medidas fueron fáciles, de seguro te va a encantar— Explica con emoción y me encanta verla así.
—Me alegra muchísimo, yo también tengo mi traje aquí— Le comento y muevo la funda color negra que llevo en mi otra mano.
—Estoy emocionada con todo esto— Pronuncia feliz y es increíblemente hermoso verla así.
—Yo también, pero ¿y esto que es?— Averiguo y una sonrisa se dibuja en su rostro.
—Mira adentro, lo entenderás todo— Me pide e inmediatamente abro un poco la bolsa para mirar dentro y me sorprendo al ver varias cajas de pruebas de embarazo.
—¿Qué?— Murmuro.
—Las quería tener para que cuando sospechemos que pueda pasar, las tengamos a mano— Se defiende y de verdad me encanta todo de ella.
—Me encanta la idea— Respondo y si esto no es la felicidad, no sé qué lo sea.