Capítulo 16: Si, Quiero

737 Words
Dos días después: 14 de octubre Las últimas horas se nos han hecho eternas. Dicen por ahí que los hombres solemos sentir miedo a la hora de casarnos, que algunos incluso nos podemos acobardar. A decir verdad, esos sentimientos fueron familiares para mi antes de mi primera boda, pero hoy todo es diferente. Con Yana la vida en general es diferente, ella siempre ha hecho que todo lo que conocía ahora se vuelva extraño para mí. Me veo aquí afuera de esta casa esperando a que ella salga para irnos a nuestra boda y no dejo de caminar de un lado a otro. Las ansias me pueden, mis deseos porque nuestras vidas queden unidas para siempre, para que finalmente podamos ser felices después de todo por lo que hemos pasado «falta poco» me repito. De un momento a otro el sonido de la puerta principal me hace voltear y allí la veo a ella. Se ve absolutamente deslumbrante con un vestido de novia de color clásico. El vestido se ajusta a su figura de una manera que pareciera haber sido dibujado para su cuerpo. El único tirante que tiene la hace ver como una diosa griega de esas de las que aún se ven sus esculturas y su maquillaje resalta esos ojazos que me enamoraron desde el primer día. —Por el amor santo del cielo— Digo caminando hacia ella quien me sonríe ampliamente. —¿Te gusta?— Indaga al llegar frente a mí y asiento. —Me fascina, te ves tan hermosa, aunque esa palabra no te hace justicia— Expreso sonriente y ella se mordisquea el labio inferior. —Gracias, tú también te ves demasiado guapo. Me encanta como te queda ese traje— Dice y se acerca a mi para darme un beso que me sabe a poco. —Te seguiría besando, pero llegaremos tarde— Murmuro y asiente. —Dejemos los besos para después. Te aseguro que tendremos todo el tiempo del mundo, pero ahora solo me muero por ser tu esposa— Rebate sobre mis labios y en medio de suspiros la tomo de la mano. —Vamos futura esposa— Pronuncio y tomándola de la mano, hago que vayamos hacia el coche. […] Una vez más nos encontramos en esta iglesia, pero hoy todo se ve diferente. El cielo parece más azul, incluso los colores parecieran diferentes —Llego la hora— Digo y le ofrezco mi brazo para que ella se sujete de mí. Sonríe, me sujeta y sin dejar de mirarnos, entramos a la iglesia —No imaginaba una boda así— Susurra cuando esperamos pacientemente a que nos digan que podemos pasar. —Me hubiese encantado que nuestra boda hubiese sido una con muchísimos invitados y una fiesta increíble, pero no se pudo— Hablo con algo de culpas y ella se voltea para verme a la cara. —Lo importante aquí es que estamos tú y yo, y que estamos vivos. Yo tan solo quiero ser tu esposa mi superhéroe— Pronuncia y sonrió. —Y yo tu esposo, mi torbellino— Expreso y nuestra breve conversación se ve interrumpida cuando nos anuncian que ya podemos entrar y mi corazón late mucho más fuerte. —Llego la hora— Decimos a la vez y de esta manera hacemos nuestros primero pasos hacia el altar donde nos espera el cura. La marcha nupcial da inicio y nosotros rompiendo todos los protocolos, caminamos juntos hasta que llegamos frente al cura. Él nos sonríe y da inicio a esta ceremonia algo inusual que le hemos pedido hacer. Gianna y yo no dejamos de mirarnos a los ojos mientras que él habla y sus manos aprietan un poco más fuerte las mías. Nos sonreímos el uno al otro mientras que intercámbianos los anillos que elegimos juntos y no dejamos de mirarnos de forma cómplice hasta que los “si acepto” son dichos después de que el padre nos hiciera la pregunta de rigor. —Los declaro marido y mujer— Declara finalmente y culmina diciendo que puedo besar a quien ahora es mi esposa, y así lo hago tomando su delicado rostro entre mis manos. —Te amo esposa mía— Pronuncio con orgullo y sonríe. —Yo también te amo esposo mío— Responde y por primera vez nuestros labios se unen en un beso que sella nuestra promesa de amor y lealtad para toda la vida.
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