Solo Mia

05

Cuando llegamos a la pizzería vamos directamente a una mesa cerca se la ventana, rápidamente hacemos nuestro pedido y me quedo observándola.

-              ¿Y bien? – me dice sonriendo - ¿Cuándo me dirás que te gusto? – me quedo observándola.

-              Me gustas – respondo sonriendo y rueda los ojos.

-              Hablo enserio – dice frunciendo el ceño

-              Y yo – respondo riendo – desde que te vi el primer día.

-              ¿Hace cinco años? – pregunta y yo asiento.

-              Pero debes de tener algo muy presente, tú me gustas muchísimo, pero siento que mereces algo mejor- digo y ella me observa atenta. En ese momento llega nuestro pedido – hay muchas cosas que se interponen entre nosotros.

-              No – dice viéndome a los ojos – solo tú

-              No, Eirin – ella me observa tomando de su malteada – soy cinco años mayor que tú, si terminamos mal nuestras familias sufrirían las consecuencias, pero sobre todo y más importante, mi amistad con Matías.

-              Primero – dice levantando el dedo índice - cinco años no es nada, son solo números. nuestros padres son mucho más mayores que nuestras madres. Segundo – sube el dedo corazón – no creo que nuestros padres dañen una amistad de años por nosotros y tercero Matías deberá entenderlo.

-              No creo que pueda hacerlo – respondo porque necesito ser muy sincero con ella, aunque eso la aleje de mí. Veo enojo en sus ojos – hay muchas cosas de por medio.

Sin más se pone de pie para después irse dejándome solo y sintiéndome como un imbécil, pero es lo mejor, ella no puede hacerse ilusiones conmigo, ni yo con ella. Pago la cuenta y vuelvo a la oficina para terminar mi día de trabajo.

Mientras reviso algunos documentos se me ocurre la idea de cómo sorprender a Eirin. Espero que para esta noche se le haya pasado el enojo y no vaya a rechazar mi regalo. Salgo de la oficina temprano y voy en busca de lo que pueda necesitar para arreglar al cachorro.

Compro dieciséis globos inflados con helio decorados con luces, los cuales ataré al cuerpo del cachorro y creo que a su la sorprenderé. Llego a casa faltando una hora para la fiesta, cuando entro a mi habitación el cachorro está dormido sobre mi cama.

-              ¿cómodo amiguito? – digo acariciando su cabecita, el en respuesta mueve su colita.

Me desnudo y voy a darme una ducha mientras pienso en mi conversación con Eirin. Me muero por ella, pero hay demasiadas cosas en juego. Al salir de la ducha elijo un traje gris claro, una vez listo tomo al cachorro y con suma delicadeza anudo los globos a su pequeño cuerpo. Cuando terminó sonrió, se ve increíblemente tierno y temo que comience a flotar.

Lo tomo en brazos con algo de dificultad y bajo con el hasta mi auto. Meter los globos es algo complicado ya que lo hago con suma delicadeza para que no se vayan a reventar. Cuando lo logro conduzco rápidamente hasta la mansión de los Ross. Al llegar veo que hay muchos autos, aparco el auto y bajo dejando el cachorro en el auto hasta que vea a Eirin.

Camino hasta el jardín donde está la fiesta. La señora Olivia se lució, todo está perfecto para el gusto de Eirin. Camino hasta donde se encuentran mis padres y los Ross.

-              Buenas noches – los saludo sonriendo mientras busco con la mirada a Eirin.

-              Al fin llegas hijo – me dice mi madre besando mi mejilla.

-              Todo está perfecto Olivia – le digo besando su mejilla.

-              Espero que le guste a la cumpleañera- dice algo triste.

-              ¿Pasa algo? – pregunto

-              Eirin ha estado algo rara esta tarde – dice Matías. ¡Mierda! Pienso, sigue molesta y estoy arruinando su fiesta. – parece molesta

-              ¿Dónde está? – pregunto preocupado al no verla.

-              Con sus amigos – responde el señor Ross.

-              ¿Pueden hacer que venga aquí? – pregunto – puede que mi regalo la alegre, aunque no sé.

-              ¿Le compraste el Perro? – pregunta Matías riendo

-              Si – respondo y todos ríen

-              Eso si mejorará su ánimo - dice Olivia

-              Voy a traerlo, tráiganla y no dejan que se vaya – digo y ellos asienten con la cabeza.

Camino de vuelta a mi auto y escucho al cachorro chillando, abro la puerta del copiloto y termino de subir el vidrio ya que lo deje un poco bajo para que le entrara aire. Con sumo cuidado lo tomo en mis brazos y camino de nuevo al jardín. Cuando voy llegando los invitados comienzan a verme sonrientes y me abren camino, bajo al cachorro para que me siga mientras caminó hasta donde están mis padres, los señores Ross, Matías y Eirin quien está increíblemente hermosa. Su vestido es de color azul claro con estampado de flores, cabello recogido en un precioso moño, su maquillaje es perfecto y veo que lleva puesto el collar que le regalé.

Todos se vuelven a verme menos Eirin hasta que Matías le dice algo y ella me observa con enojo, pero su mirada cambia cuando su mirada se desvía al suelo. Al llegar a ellos Eirin se tapa la boca con las dos manos.

-              ¿Es para mí? – pregunta acercándose dos pasos a mí.

-              Feliz cumpleaños – digo y ella viene abrazarme. – perdóname por lo de esta tarde – le susurró al oído y ella se tensa. Se aleja de mí como si quemara y centra toda su atención en el cachorro. Me agacho a cogerlo y con sumo cuidado suelto los globos y Matías los toma.

-              Es bellísimo – dice tomándolo.

-              Es un Wolfdog – digo y su sonrisa se ensancha.

-              Es perfecto – dice acariciándolo - ¿cómo se llama?

-              Es tuyo, ponle el nombre que más te guste – respondo

-              Ven hija déjame llevarlo a la casa para que disfrutes de la fiesta – dice Olivia, pero Eirin se niega. 

-              Cronos – dice observándome – ese será su nombre.

La fiesta continua, ella no suelta a cronos, la veo conversar con sus amigos y divertirse, pero hay algo que me molesta y es la cercanía de un chico que la observa con deseo aparte de que no se separa se ella ni un instante. Voy por una copa de Vodka con soda y limón mientras respiro hondo tratando de calmarme y que nadie se dé cuenta de mi molestia. ¡Maldición!!