ERIS…
Estar en casa de los Sinclair te da un sentimiento de calidez, en cuanto cruzas la puerta de la entrada puedes sentir y oler lo que es un verdadero hogar, uno lleno de amor, apoyo y felicidad. Mientras recorremos el pasillo las paredes cuentan una feliz historia, en lugar de obras de arte famosos hay fotos de los hermanos y primos en diferentes etapas.
Observo también una foto muy hermosa de Viorica e Irisa, pero el cuadro que más me gusta en uno que está en el centro de la escalera. Son cuatro dibujos de niños, en una esquina el nombre de cada hermano.
Tomados de la mano bajamos las escaleras hasta la cocina donde ahora se encuentra toda la familia. Todos sentados alrededor de la mesa bebiendo leche mientras hablan.
- ¡por dios! – exclamo al ver a Owen de pie en apoy
