La belleza de Caeli

Narra Caeli: El inmenso hogar me sigue pareciendo un total sueño del que en algún momento voy a terminar por despertar, de hecho sigo esperando el instante justo en el que madre tire de las sabanas para levantarme y me grite que voy a llegar tarde al instituto otra vez, a pesar de que se muy bien que eso no va a suceder nunca más, lentamente me deslizo por el pasillo, los lujosos objetos y decoraciones no dejan de parecerme absurdas. ¿Acaso estoy en castillo del siglo XIX? la verdad es que no, es la casa de padre, un famoso empresario. ¿Comó es que he terminado en este sitio? ¿Comó todo fue a cambiar de un día para otro sin ningún un aviso? ¿Acaso estoy maldita? ¿Hice algo mal para acabar de esta manera? La respuesta es demasiado clara, tanta que desearía poder olvidar las razones por las que me vi obligada a buscarlo, de haber sido por mi en mi vida hubiera pisado este sitio, no tenia la necesidad de venir, de la misma manera en que él no tuvo la necesidad de buscarnos durante todos estos años, yo tampoco le requería. Al llegar en el comedor logro visualizarlo, un hombre sin igual de mayor edad, quién al verme se limita a señalarme un asiento, tiene una forma extraña de ordenarme y hacerla parecer que es una acción voluntaria, si antes no conocía a un manipulador ahora puedo decir con seguridad que he conocido al hombre más manipulador y ese es mi propio padre, aun recuerdo con claridad la primera vez que nos conocimos y el primer instante en que nuestros ojos se encontrarón. Poseía un par de ojos fríos en los cuales no había amor alguno por su primogenito. En silenció tomo asiento, mientras esperamos que se sirva la comida de la nada eleva su voz—¿Estas dispuesta a volver Caeli?—su pregunta me deja algo desconcertada, la verdad es que él jamás ha mostrado interés en las decisiones que he tomado desde que nos conocimos, excepto si hice algo mal. —¿En verdad estas segura? Aunque en su tono se puede percibir un hilo de preocupación, lo conozco tan bien que puedo decir que esta actuando, él es un padre que nunca se preocuparía por un hijo, porque aunque nos una la sangre seguimos siendo solo un par de socios en esta sociedad, todo lo que hemos realizado ha sido un teatro planeado junto a un perfecto guión elaborado de antemano para obtener el reconocimiento de otros. ¿Volver? Si antes me hubiera hecho esa pregunta estaría completamente muerta de miedo, ese simple pensamiento me aterraría, ¿la razón? esa es insignificante y ridícula como lo es todo en mi vida. Daba miedo porque estaba sola, porque en ese momento no tenía nada y no era nadie, ahora es diferente, soy alguien, él me respalda. Ya no tengo miedo, no puedo temer a la sociedad, ese derecho no me pertenece desde hace bastante tiempo. —Así es padre—digo de manera respetuosa mirandolo fijamente, esto para demostrarle que soy sería acerca de la decisión que tome y que no podrá cambiar mi forma de pensar de ninguna manera—voy a regresar. Observa cada una de mis facies minuciosamente buscando algo que diga lo contrario a mis palabras, luego de un rato sonríe—Entiendo, ya que esa es tú decisión final dejaré a tu cargo el "Lao Blue"—menciona como si nada, por consiguiente las palabras que salen de sus labios me toman por sorpresa, ni en un millón de años hubiera creído que me dejaría tocar uno de sus proyectos y menos ese en especial. ¿Acaso se esa burlando de mi? o ¿en verdad esta hablando enserio? ¿realmente sería capaz de dejar en mis manos ese sitio? Me es casi imposible creer en sus palabras, el Lao blue no solo es uno de sus proyectos más. El Lao Blue no es cualquier sitio, desde su creación hasta el momento este lugar ha recibido buenas recomendaciones convirtiendose en uno de los mejores y exclusivos bares para ricos, pero no solo eso puesto que en este bar se realizan otras actividades y algunos lo suelen usar para cerrar negocios, entre los juegos más populares que se llevan a cabo están: el juego de barajas, lotería y el más famoso el tiro al blanco, aunque por supuesto existen muchos otros. ¿Cuál es tú propósito con esto? ¿Acaso es una manera de brindarme protección? porque si lo es, creo que ya es un poco tarde para que quieras actuar como un verdadero padre. Simplemente no te alcanzo entener tus pensamientos, ni tus acciones despues de todo no eres el tipo de hombre que haga algo sin esperar sacar un beneficio de la situación, eres igual al mundo entero. Debido a que no hay nada que pueda decir ante lo dicho, solamente me queda una cosa por hacer—Muchas gracias, padre—agradezco con una enorme sonrisa poniéndome de pie, acorto la distancia entre nosotros y lo abrazo demostrando lo agradecida que estoy por dejarme el bar, su gesto no es de felicidad por el contrarió discretamente me aparta, por supuesto, por un momento lo olvide, él no es un padre real. Me sigue doliendo un poco su indiferencia, sin embargo, ya no como antes. Desde el principio sabia que esta relación consistía en los beneficios que el otro podría traernos, son solo negocios. "A veces hay que ser un poco hipócritas" No soy quien para juzgar las situaciones de otras personas porque la mía no es la mejor de ellas, tengo un padre que abandono a la mujer que amaba por la mujer que la sociedad sería capaz de aceptar y vería como algo estable, si a alguien tengo que culpar es a la maldita sociedad y los estándares vacios que han creado, al final y al cabo son ellos los que nos han traído hasta este punto. ¿Acaso no somos iguales? todos tenemos dos manos, dos ojos, dos pies y tenemos la misma capacidad de actuar, y razonar. La única diferencia entre ricos y pobres es que quienes tienen dinero con soltar un poco son libres de cualquier culpa y quienes no lo tienen aun siendo inocentes serán los culpables. Lo acompañaría en el desayuno por cortesía, sin embargo, no creo que sea posible, se han tardado más de lo normal en servir el desayuno, miro mi teléfono ansiosamente, los minutos transcurren rápidamente, cuando menos me doy cuenta realmente ya no queda tiempo, me levanto lo más rápido posible y con una sonrisa me disculpo, no muy feliz acepta que me marche. Mientras recorro los pasillos, paso por un espejo y al verme reflejada en el, ya no soy capaz de reconocerme, simplemente ya no queda nada de lo que una vez fui, madre tampoco me reconocería si me viera en estos momentos, nadie creería en lo que me he convertido. —Esta no es mi belleza—musito en voz baja acariciando el costado derecho de mi rostro con mi mano derecha, con certeza puedo decir que soy hermosa, sin embargo aún así esto no se siente bien, ni es real.—este no es mi rostro, mi verdadera belleza se vio arruinada esa misma noche. Maldito sea el instante en que acordamos vernos, maldita sea la persona que lo provoco todo. ¿Porque no estaba en el sitio? ¿Hubiera cambiado algo haber estado presente? Sonrió, pero no de felicidad porque algo en mi se quebro ese maldito día. No puedo dejar de admirar mi rostro y sentirme asqueada al mismo tiempo del perfecto rostro que ahora me pertenece, de todo lo bueno y lo malo que conozco, haberlo conocido no entra en ninguna de las dos categorías. Al visualizar la hora en el móvil recorró los pasillos casi corriendo, olvidando el hecho de que una dama no debe correr. ¿A quien le importa realmente? a mi nunca lo hizo. ¿Desde cuando eso es una preocupación? ¡Jaja! no alcanzo a entenderlo. En el exterior de la casa, el chofer me espera, el joven toma y sube el equipaje que las empleadas han traído, me da la mano cortésmente invitandome a subir al auto. —Señorita...—menciona de manera cortez, no espero a que termine, acorto su oración y digo—Quedamos en que "Caeli", no hay mucha diferencia en nuestras edades. Le veo soltar un suspiro seguido de una risa un tanto disimulada—Lo sé Caeli, es solo que no estoy acostumbrado—menciona cerrando la puerta, con la mirada sigo sus acciones hasta verlo ingresar al auto entonces respondo—Espero que no se te vuelva a olvidar.—comento un poco seria—odio las formalidades. Desde el espejo retrovisor puedo ver sus ojos de color gris, sus ojos son en verdad muy hermosos, nunca había observado un color como ese, claramente es muy especial, si hubiera nacido en una buena familia varias señoritas estarian detras de él, no habría ni una sola capaz de resistirse a sus encantos, es lamentable que debido a la sociedad no tenga la misma oportunidad que otros. Al poco rato mi mente divaga acerca mis planes futuros y como voy a llevarlos a cabo sin que se levante la más minima sospecha, la verdad es que no tengo ni la mas remota idea pero—Ciertamente—digo y afirmo con voz segura y sin ninguna duda lo siguiente—"Con este rostro y este cuerpo pondre a cualquiera de rodillas" El joven me observa pero no responde nada a mi afirmación en voz alta, solamente se limita a conducir con rapidez y de manera precavida, el tiempo transcurre lentamente, cuando pienso que comenzare a aburrirme el joven informa de nuestra llegada, amablemente me ayuda a bajar las maletas y acompaña al interior del aeropuerto. Está es la ultima vez que vere este lugar, ya no habra manera de que pueda regresar aquí porque este nunca ha sido el sitio al que pertenezco, llegue sin mucho y de la misma manera voy a desaparecer, al igual que la marea se lleva a las conchas cuando sube, de tal manera voy a perderme en ella. Soy igual a una concha en la playa, igual al humo de un cigarro que se esfuma cuando se apaga, así de insignificante somos los humanos, no solo yo, sino todo el mundo. Al llegar me da las maletas, con una sonrisa murmura—Caeli, vas a triunfar a donde vallas, arrazaras con cualquier tipo, no hay persona a la que no le parezcas encantadora, a tus encantos no va a haber persona que pueda resistirse mucho menos al poder que tienes—afirma acariciando mi cabeza, remueve mi cabello un poco como cuando nos conocimos por primera vez, claro solo sucedio una vez y eso era antes de que se enterará quien es mi padre. Ladea su cabeza mientras sonríe tiernamente, me da una gran vista, realmente es muy apuesto. Quiero creer en sus palabras, no obstante, se que siempre hay excepciones, además esta belleza no me pertenece y el poder del que habla no es mio, porque yo sigo sin tener nada a excepción de su respaldo. No dejo que mi pensamiento me afecte, por el contrarió asiento lentamente fingiendo concordar con sus palabras—Así es, no habra quien de mis encantos pueda librarse—digo confiadamente, el encontrar a padre, el vivir con él y adaptarme a esta sociedad hicieron que mi confianza creciera, ahora ya no me pueden menospreciar, incluso si no me pertenece este rostro, la belleza no esta solo en una cara bonita, esta en la esencia de la persona. ¿Conquistar? es demasiado facil y si es facil en ocasiones es aburrido. —Sonríe de nuevo—menciono tocando su rostro delicadamente, el aparta mis manos sutilmente y niega—por favor—pido, más él se niega a obedecerme, agito la mano en despedida antes de darme la vuelta. Los años aquí no voy a olvidarlos jamas, la experiencia que he ganado y todo lo que he aprendido tiene una utilidad, por supuesto los instantes que comparti con él quedarán en mi memoria. Narradora: A veces soñamos e idealizamos la vida perfecta que nos gustaría tener, otras veces tan solo esperamos que nuestra calidad de vida mejore con nuestros esfuerzos aunque suena tonto y otras ni siquiera pensamos en el futuro, sino que preferimos vivir el presente sin limitaciones, disfrutando de lo poco o nada que poseemos. ¿Que sucede si el sueño se rompe? ¿si lo que nos hacia feliz en el presente desaparece? ¿si la culpa proviene de una traición? Seguro la locura tarde que temprano llegaría, instandolandose y aprovechándose de la ausencia de nuestra cordura provocando sentimientos de rencor y odio, y como consecuencia transformándose en algo que hasta nosotros mismos solemos desconocer.