You Belong With Me - Taylor Swift
Sola en mi casa, sin nada que hacer. Eran las 10 de la mañana, Terry y Kel en el colegio, mamá en el trabajo, y papá salió, no sé a donde, dijo que volvía en la tarde.
Ethan dijo que vendría pero de seguro está en el instituto.
¡Muero de sueño!
Caminé hacia la habitación con pereza; últimamente me da mucho sueño; me recoste en mi suave cama, en eso escucho que tocan la puerta, ¿Ahora qué?, no abriré; cerré los ojos y chasqueé la lengua como niña chiquita; pero ahora tocaban con más inquietud; me sobresalté y me digné a bajar para ver quién era. Espero que sea alguien importante.
Y sí que lo era...
—¿Ethan?—fruncí el ceño.
—Te dije que vendría—guiñó un ojo.
Hice una seña para que pasara.
—Y entonces... ¿Te estás levantando?—metió sus manos a sus bolsillos.
—Alg...—tapé mi boca para bostesar y luego asentí.
Rió.
—Se nota—susurró.
Elevé mis cejas.
—¿Tan mal me veo cuando me levanto?—pregunto mientras me encamino al pequeño espejo que se encuentra en la sala. Toqué mi cara para verme un poco mejor. Esas ojeras necesitan desaparecer.
—Tú siempre estás linda—me tomó de la cintura haciendo que quedáramos viéndonos directo a los ojos, con poca distancia.
—G-gracias—tartamudeé. Me zafé de su agarre, me dirigí hacia el sofá—¿Quieres ver una película?—pregunté intentando evadir lo que había pasado.
¿Porqué Ethan se me acercó así? Y ¿Porqué estoy tan nerviosa? Mi corazón esta latiendo más rápido de lo normal. Nunca antes se me había acercado tanto. Su sercanía me... Me gusta... ¡No, no, no! ¿Que estoy diciendo? Ethan es mi amigo y no debo pensar así.
—Drey, ¿Me escuchas?—agitó las manos en mi cara.
—¿Que decías?—pregunté rascándome la cabeza.
—Preguntaba que qué pelicula vamos a ver—revisó varios discos que habían en la mesita.
—Yo... Tengo una en mi laptop... Esta buenísima. Voy por ella—subí corriendo a mi habitación, tomé mi laptop y bajé.
—Listo.
—¿Cómo se llama?—preguntó curioso.
—Ehh... Se llama los imprevistos del amor. Es su nombre en español, pero el nombre real es Love, Rosie—Conecté los cables a la tv y empezó todo.
Pero antes fui a la cocina y saqué mi helado.
Y ahí estabamos nosotros dos, mirando la película que trataba de dos mejores amigos, que al final, quedaban juntos, ya la había visto. Pero ahora no sé porqué quería que Ethan la viera.
En todo el trayecto de la película sentía la mirada en mi, incluso se rió de mí cuando me llené mi blusa de helado. Es increíble pasar el tiempo con Ethan. La chica de la cual el está enamorado, es muy afortunada. Espero lo haga feliz y no lo lastime porque ahí si se las verá conmigo.
—Estuvo muy bonita la peli—se acercó.
Esa sercanía me pone nerviosa.
—Si, y muy interesante.
Estábamos sentados en el piso, en frente de la tv, mientras se miraban en la pantalla las letras que pasaban, lo cual quería decir que la peli ya terminó.
—Creo que sí merecen estar juntos. Han sido mejores amigos desde pequeños. Se conocen como nadie—¿Está tirando una directa?
—Si, estoy de acuerdo—concluí.
Me puse de pie para dirigirme a la cocina pero antes de que llegara a la puerta Ethan me alcanzó.
—Drey, espera—me tomó las manos.
—¿Qué pasa?
—Es que yo —se rascó la nuca.
—Ya dime—sonreí.
—Cierra los ojos—pidió.
Fruncí el ceño.
—¿Porqué?
—Solo hazlo.
Obedecí.
Cerré mis ojos, esperando la señal de Ethan. Esto es raro. Pero aunque no lo pudiera ver, lo podía sentir, él se acercaba, sentía su respiración muy cerca. Muy cerca. Mi corazón latía a mil. Y... Sentí sus labios pegados a los míos. Me estaba besando. Él me está besando. Y lo peor es qué le estoy correspondiendo el beso. Sus labios encajan a la perfección con los míos, como si estuvieran destinados a estar juntos, como si estuviéramos destinados a estar juntos.
Nos separamos.
¿Y ahora qué pasará?
No debió pasar.
—Perdóname—dicho eso salió de mi casa dejándome completamente confundiada.
Claro, se arrepintió. Lo suponía.
Volví a la sala haciendo como si nada hubiera pasado. Intentando no darle importancia al asunto. Pero a quién engaño, ese beso... ese beso... ese beso... No logro quitármelo de mi mente.
Sentí algo extraño en mi estómago y ahora mismo estoy temblando.
Que raro.
Definitavemente no entiendo a los hombres; me puse a ver más peliculas, me gusta ver de Romance.
Escucho que tocan la puerta, me levanto de un salto y la abrí. Me encontré con una Amie frente a mí.
—Hola, Drey, ¿Cómo estás?—pregunta con una sonrisa en su cara.
—Bien ¿Y tú?
—Bien, ¿Puedo pasar?—pregunta.
—Claro.
Observó cuidadosamente los detalles de mi casa.
Carraspeé.
—¿Y a qué debo tu visita?
—Eh, yo venía a ver cómo estabas.
¿Escuché mal o qué?
—¿A mí?—me señalé con mi dedo.
—Si ¿Qué tiene de malo? Somos compañeras de clase y bueno... Nada... Me preocupé.
¿Se preocupó?
¿Qué está pasando aquí? ¿Hoy es el día de las sorpresas?
—Te preocupaste —fue más como una pregunta—Ya en serio, Amie, ¿Qué quieres?—pregunté.
—Ya te dije, Audrey, yo no soy como Amber ni las demás. A mi... Me gustaría ser tu amiga.
¿Ser mi amiga? ¿Me perdí de algo?
—Eh bueno, pues yo no tengo problema.
Sonrió y me abrazó con mucha confianza.
—Perdóname, es que soy un poco confianzuda—se disculpó.
Lo noté.
Después de todo no es tan mala la rubia. Veremos qué pasa.
—¿Y qué estabas viendo?—se acomodó.
—Películas —la seguí.
—Eso es genial. Sabes he visto una que me ha encantado. Se llama los imprevistos del amor.
—¿En serio?
Asintió
—Ethan y yo recién la miramos.
—Ethan y tú—dijo con tono de picardía.
—Si ¿Porqué?—fruncí el ceño.
—Y... ¿Pasó algo después de esa pelicula?
No, solo me besó.
—Nada ¿Porqué?—estaba nerviosa.
—Preguntaba. ¿Sabes? el día que la miré por primera vez, me acordé de unas personitas que han sido mejores amigos toda la vida.
—¿Ah si, de quienes?—sonreí.
—De Ethan y tú.