Katherine.
Al día siguiente.
Estoy a punto de bajar para desayunar, mi celular timbra y sé que es Elsa. Me preguntará sobre qué si le dije a Alessandro del bebé. Contesto sin ver la pantalla.
—¡Ya le dije, Elsa! No tienes que preocuparte.
—¡Hola, Katherine!
—¡¿Amanda?!
—Mi padre me pidió que te llamará, el padre de tu esposo uso su nombre, nos encargamos del caso, lo rastreamos y está mañana fue capturado, se encuentra en la cárcel en este momento.
—Que bueno, se lo diré a mi esposo, adiós.
—¡Katherine, espera! No cuelgues, sé que te hice daño, espero que algún día podamos hablar y me perdones, el día que lo hice solo tenía 17 años al igual que tú, no intento excusarme. Lo hice porque mi padre hablaba siempre de lo increíble y lo inteligente que eras, estaba celosa.
—Lo pensaré, A
