Katherine. Ayer era feliz porque supe que mi bebé será niña y ahora me encuentro esperando para hablar con una mujer que me abandono. No puedo mentir, me siento nerviosa. Respiro y veo por el cristal de la cafetería. Alessandro me espera en una mesa alejada de mí, le pedí que me dejará hablar a solas con mi madre y el acepto, me observa mientras toma un café y con señas me pide que me calme, asiento y pido un jugo natural, en estos momentos no puedo tomar café. Una mujer entra y mis nervios otra vez se apoderan de mí. —Buenas tardes, ¿eres Katherine? —Sí, lo soy, toma asiento. Mi padre me enseñó a controlar mis emociones, por dentro quiero gritar, pedirle explicaciones, pero la niña dentro de mí quisiera darle un abrazo. —Eres tan hermosa, soy Lucía Katherine. «Ella lleva por segun