Katherine. Por la tarde Alessandro me trajo para hablar con Elsa. —Pensé que iríamos a una cafetería, lo siento, Katherine, pero tenía que salvar a esa tortuga. —No te preocupes, lo entiendo. Salvas vidas de seres indefensos. Tu profesión es tan importante e increíble como la de un doctor que salva vidas humanas, tú salvas vidas de animales, te admiro, Elsa. No sabes lo orgullosa que estoy de ti. —¡No lo hagas, Katherine! Voy a llorar. Elsa se levanta y me abraza. —Te quiero, eres mi hermana, siempre te voy a proteger y apoyar en todo lo que quieras hacer. Limpio las lágrimas de Elsa y nos sentamos otra vez. —Bueno, dejemos las lágrimas para otro día, quiero saber el chisme, cuéntame. —¿Recuerdas lo que paso con Amanda cuando tenía 17 años? —Sí, ¿cómo podría olvidar eso? Quería g