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529 Words
Salgo del consultorio entristecido, ¿Cómo es posible que ella piense eso de nuestra bebé? Tal vez sean las hormonas. Busco con la mirada a liza, pero no la veo, camino hacia la parada de autobuses, espero que ya este en casa. Después del viaje en bus llego a casa, hoy he perdido media jornada de trabajo pero no importa, el saber que mi princesa va bien con su crecimiento lo merece. La casa esta silencia, en la mesa hay una hoja una nota escrita por Lizabeth, temo por su contenido, ¿Me habrá abandonado? tomo la nota y suspiro aliviado. “He salido, necesito pensar, necesito salir de esta miseria, por un momento, me quedaré en casa de Selene, nos vemos Alex” Lizabeth. ¿Qué demonios te pasó Lizabeth? Me siento en la silla del comedor, tal vez si consiguiera un tercer trabajo estaríamos mejor, aunque no sé que es el problema. Hay comida en la nevera, sus medicinas no hacen falta, tiene ropa, zapatos, no entiendo qué quiere. Me doy una ducha rápida y me dispongo a dormir, es temprano pero casi no duermo con el trabajo, me meto en la cama sin haber cenado, no tengo apetito. La felicidad me invade, ¿Cómo se llamará mi pequeña? Debe ser un nombre hermoso, como ella lo será. Me levanto de golpe, esto es raro pero me mata la emoción, salgo de casa y me dirijo a la de la vecina, toco levemente y sale con su pequeño Tadeo en brazos. ―Alex buenas noches, ¿En qué puedo ayudarte? ―Amm, vecina quisiera saber si tendría un libro de nombres, ya sabe. Ella sonríe y asiente, entra a su casa y sale con un libro. ―Aquí tienes, espero te sirva. ―Gracias vecina. Entro a casa y me siento en la silla, hojeo el libro viendo diversos nombres, algunos no son totalmente de mi agrado , otros son demasiado raros, otros son demasiado nombrados, ¿Ágata?¿ quién se llamaría así? ¿Leonarda? ¡Pff !necesito ayuda. Dejo el libro en la mesa y me voy a la cama, tengo que trabajar mañana y buscar un tercer empleo. La noche ha pasado rápidamente, la alarma ya sonó.  Me levanto aún con algo de sueño, me froto los ojos, me pongo el uniforme y salgo al comedor, preparo algo rápido para no perder tiempo. Quince minutos antes de la hora de entrada checo mi asistencia, habrá junta y eso no es nada bueno, la última vez la hubo más de 40 personas fueron despedidas. Nos acercamos al lugar de la junta y nos sorprende ver al hijo del dueño, se le ve triste. ―Buenos días empleados, la junta de hoy será breve, es lamentable informar que mi padre ha muerto. ―le falla la voz―.  Esta mañana se le encontró sin vida, el motivo es privado no entraré en detalles, la fábrica de café está en quiebra y es por eso que en este momento se les liquidará el mes completo, la fábrica no abrirá de nuevo lo siento mucho, sé que con este empleo se mantienen todos y todas junto con sus familias, pero ya no hay nada que hacer. Podrán pasar por su dinero con la secretaria. Gracias por su atención. Siento que me muero, he perdido el mayor ingreso, ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Cómo voy a seguir adelante?
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