Papá Soltero

2

28 de mayo.

(5to mes de gestación)

―Liza llegaremos tarde.

―Ya voy Alessandro, ni que fuera el fin del mundo.

―No, pero hoy veremos a nuestro bebé y probablemente el sexo. ―señalo emocionado.

―Da igual, apúrate entonces entre más rápido pase por esto mejor, no tengo ánimos de nada.

― ¿Te sientes mal?

― ¿Acaso no es obvio? Estoy cargando con un verdadero problema en mi cuerpo, tengo los pies hinchados, dolor de espalda y por si no fuera poco tengo que vivir aquí, en esta miseria mientras mi familia y amigas disfrutan de lo lindo.

―Tu padre se negó a darme trabajo Lizabeth, trate pero fue inútil.

―Pues claro que te lo negó, no ibas a obtener el trabajo cuando tú quisieras.

―Es mejor que nos vayamos.

Salimos a la calle y tomamos un taxi, odiaba no poder tener todo para dárselo a Lizabeth, me dolía verla así. Sabía que no sería fácil, que lo superaríamos juntos, pero no esta siendo así. 

Después del viaje inquietante en taxi y las constantes quejas de Liza llegamos al consultorio. Liza lo vio algo desconcertada y negó con la cabeza.

― ¿Puedes pagar esto Alessandro? ―cuestiona sorprendida.

―He ahorrado lo suficiente para pagar.

―Ah, bien, entremos entonces.

Entramos al consultorio lleno de parejas, camino hasta la recepción en donde nos atendió una chica de manera amable , tomamos asiento en la sala de espera en donde  esperaríamos nuestro turno.

―Iré por algo de beber. ―anuncia.

Liza camina por el pasillo hasta perderse de mi vista, a veces me siento tan mal por verla así. Siento la gran necesidad de darles todo a ella y nuestro bebé, hago todo lo que puedo pero parece que no es suficiente. 

Vuelve con una botella de agua y se sienta a mi lado, sale la pareja del consultorio y la doctora nos llama, llamo a Liza quien parece estar absorta en sus pensamientos.

Liza

Caminaba por los pasillo del hospital, estaba harta, cansada de esta situación, quería que todo acabase de una buena vez.

―Maldita la hora en la que te formaste en mi cuerpo maldito estorbo.

»Todo sería mejor si murieras o nacieras de una buena vez, ¿Por qué tuvo que arruinar mi vida? ¿Por qué? Me siento en el piso y pongo mi cabeza entre mis rodillas, no pasa mucho antes de que los sollozos interrumpan el eterno silencio. ¿En qué momento arruiné mi vida?

―¿Beth? ¿Lizabeth?

Levanto la mirada y por un momento siento que mis ojos me engañan.

―Claudio, ¿qué haces aquí?

―Yo vine a traer a mi hermana, ¿y tú?

―Vine por una ecografía.

―¿Con el pobretón de Alex? –cuestiona con un deje de burla.

―Claudio...

―Lo siento Beth, sabes lo mucho que me repudia Alessandro.

―Lo sé, y no te culpo, comienza a hartarme también, no lo soporto.

Me levanto con su ayuda y él miró mi vientre impresionado.

―¡Dios! mírate Beth, estás.... gorda 

–hace una mueca.

―Bueno, pues gracias, Claudio.

―No, o sea, no lo tomes a mal Beth, es sólo que estás, muy, ah... embarazada.

―Lo sé y lo detesto, yo no quería esto.

―¿Qué harás, Beth?

―No lo sé, ya no soporto esta situación.

―Yo podría ayudarte.

―¿De verdad? ¿Cómo?

―Beth, yo nunca dejé de amarte, y el día en que rompimos nuestro compromiso me sentí morir, regresa conmigo.

―¿Tú aceptarías que esté de nuevo en tu vida?

―Sí, pero con una condición.

―¿Cuál?

―Cero bebés, tú vienes conmigo para vivir y disfrutar de lo lindo, de lujos y buena vida, pero sin bebé. ¿Qué dices?

―Claudio, yo...

―Piénsalo, te dejo mi tarjeta, llámame cuando cambies de opinión.

Claudio se fue dejándome en un dilema, quería volver a mi vida de antes, era lo que más anhelaba en la vida, pero sería capaz de hacerlo, de renunciar a Alessandro, al amor de mi vida.

Guardé la tarjeta en mi bolsita y caminé de nuevo a la sala de espera, estaba y no estaba en ese lugar, veía la gente caminar, hablar entre ellos pero no escuchaba, solo distinguía las palabras de Claudio, "Tú y yo sin bebé" una y otra y otra vez.

Alessandro

Después de que Liza volviera se comportó distante, pensativa.

―¿Liza? ¿Lizabeth? ¿Estás bien?

―¿Qué? Amm sí, estoy bien. –responde vagamente.

―Es hora, vamos. ―tomo su mano.

Nos adentramos en el consultorio, en donde  nos recibe la doctora , según  las referencias,  la mejor de Colombia.

La doctora hace las preguntas de rutina y le pide a Liza que se descubra el vientre, nunca se lo menciono pero cada que tiene que tocarse el vientre por cualquier razón, hace una mueca de desagrado, la misma que acaba de hacer, se recostó en la camilla mirando hacía el techo mientras la doctora le aplica un gel azul en el vientre, y pasa un pequeño aparato por el, creo que debo aprender los nombres de esas cosas.

En la pantalla se veía perfectamente la carita de ese pequeño ser, sus ojos, su nariz, su pequeña boca, sus dedos, unas pequeñas manitas, su cuerpo ya formado, era la cosa más increíble que pude ver en toda mi vida. Ahora estaba más que satisfecho, haber visto a mi bebé  fue mejor de lo que esperaba.

―¿Cómo está mi bebé, doctora?

―En perfectas condiciones señor Bocanegra, ¿Quieren saber el sexo?

Asiento entusiasmado y Liza seguía solo mirando al techo.

La doctora mueve el aparato y pudo visualizar el sexo de nuestro bebé.

―Vaya, creo que papá estará contento con esta noticia.

―¿Qué es, doctora?

―Es una niña señor Alessandro, felicidades.

―Una niña, ¿escuchaste? Una niña, mí princesa, ¿no te da alegría Lizabeth?

Liza se levanta de la camilla limpiando bruscamente su vientre, se acomoda su blusa y baja de la camilla.

―¿Te daría alegría cargar con este estorbo Alessandro? ¿Día y noche por nueve meses? No verdad, tú no podrías tener a esta maldita niña en tu cuerpo que se deforma mientras ella crece y disfruta de lo lindo, que sólo arruina mi vida, no estoy alegre, porque no la quiero, ojalá muriera y me quito de problemas.

Siento como todo el aire abandona mi cuerpo al escucharla hablar así.

―Lizabeth no digas eso, ella puede oírte, verás que una vez que nazca ya no pensarás así.

―Nunca cambiaré mi manera de pensar, ella siempre será un estorbo para mi.

Lizabeth sale del consultorio enojada, yo sólo suspiro cansado, apenado y herido. ¿Dónde quedó la mujer de la que me enamoré? ¿Será verdad que ella pueda odiar a nuestra pequeña de esa manera? Y si es así ¿Qué voy a hacer?