Cuando Clark llevó las flores a su mesa, Anisa se tensó, preguntándose qué demonios estaba haciendo.
—Aquí —sonrió Clark, extendiéndole el ramo—. Se suponía que debían llegar mucho antes a tu oficina, pero hubo un retraso, espero que te gusten, sé que son tus favoritas.
Anisa sonrió nerviosa mientras miraba las flores.
—¿De verdad? ¿Cómo lo supiste?
Clark se encogió de hombros.
—Digamos que un pajarito me lo contó.
Por el rabillo del ojo, Anisa pudo ver la sonrisa burlona en el rostro de Logan, comprendiendo al instante que debía haber sido él.
Sin pensarlo dos veces, tomó las flores de las manos de Clark y las acercó a su nariz para aspirar su aroma, sabía que más tarde su cabeza la haría arrepentirse de esto, pero no le importaba, si Logan pensaba que ella iba a hacer las cosas se
