Millie estaba sentada al borde del sofá en la sala de estar, con la mirada fija en el teléfono nuevo que Luke le había comprado apenas unos días atrás, ella se mordía el labio, preocupada pues era tarde, y Luke aún no había vuelto a casa.
Había mencionado que cenaría en casa de Anisa, pero no había dicho que se quedaría tanto tiempo… ni que no contestaría sus llamadas, ella había intentado llamarlo varias veces, y cada vez que no respondía, el estómago se le encogía un poco más.
Tampoco podía llamar a Anisa ni a Luisa para que la tranquilizaran, ellas aún no sabían que se estaba quedando allí, ni todo lo que había pasado con Francis, así que no le quedaba otra opción que quedarse sola con sus pensamientos inquietos, mirando el reloj cada pocos minutos.
Finalmente, la puerta se abrió con
