Ya no podía más, ese horrible momento me perseguía, pesadillas sobre Harol no me dejaban dormir. Despertaba a media noche con estruendosos gritos, en mis sueños Harol me sonreía y me tendía la mano para luego decirme la siguiente frase: “Bienvenida a la oscuridad”
Dicha frase se repetía en mi cabeza, quizá él tenía razón, quizá yo habría ganado la guerra pero... ¿A costó de qué?
— Es casi media noche Blue, se que tú parte humana necesita descansar. — Adam reposaba en la puerta de mi oficina rogando por undécima vez que me fuese a dormir.
— No puedo, Adam, no me pidas que lo haga, lo único que veo cuando cierro los ojos es a él repitiendo una y otra vez lo mismo. — suspiré. Adam me miró con ojos tristes para luego acercarse a mí.
— Él logro meterse en tu cabeza y destruirte desde ahí. —
