Capítulo 5.

3769 Words
¿Cuál era la trampa que había en todo eso?, ¿Por qué era tan difícil creer en las buenas intenciones de Ethan? Y sobre todo ¿Por qué ese chico era tan jodidamente adictivo? - Eran las preguntas que no dejaban de rondar por la cabeza, y más que todo por el pecho de Kendall, como si lo que estaba pasando entre ellos dos en ese momento fuera lo suficientemente irreal como para creerlo posible. El lago otra vez, el ahí junto a ella, todo eso parecía un deja vu de algo bueno que ella había tenido en el pasado, algo que tal como había llegado, se había esfumado después para hacerle la vida más que amarga esperando el regreso de una persona que no planeaba volver, todo parecía un recuerdo lejano que terminaba en tragedia. A Kendall le daba la sensación, de que todo aquello que estaba viviendo se iba a acabar tarde o temprano, era esa premonición que le advertía de Ethan, del pasado y de todas sus heridas que habian estado en guerra buscando en vano curarse entre todas. Porque era eso lo que ella tanto había deseado hacer con Ethan, ella había querido, en el pasado, sanarlo de todo ese ayer que no había terminado de cicatrizar, pero al estrellarse contra la realidad, se había dado dado cuenta que no había nada más absurdo que intentar curar el corazón del otro cuando el propio estaba más que lastimado. Y más allá de eso, Kendall había comprendido que poner su corazón en las manos de Ethan era el acto más desenfrenadamente iluso, sobre todo, porque Ethan parecía de vez en cuando no poder sostener ni siquiera el de él. Y era esa la razón por la que ella sintió tanto miedo, porque de cierto modo quería que las cosas salieran bien, quería poder mirarlo a los ojos sin sentir dolor o resentimiento, ella quería que por una vez, todo no fuera tan catastrófico como siempre , pero intentarlo asustaba, y salir lastimada de nuevo era algo que no se creía capaz de soportar. Suficientes cortes tenía su alma con el nombre de Ethan Lake grabado en cada uno de ellos. -Agárrate con fuerza - Le dijo él, entretanto ajustaba las manos dudosas de Kendall contra su fuerte abdomen. Algo pasaba dentro de ella, y él solo temía, dar el paso equivocado y en la dirección incorrecta, porque sabía que de ser así, ya no habría vuelta de hoja, ya no habría perdón que valiera la pena, o besos que curaran el pasado , un nuevo error, uno por mínimo que fuera, haría que perdiera a Kendall para siempre. Ella era dulce, candorosa, y todas las cosas buenas que se podían decir de una persona, pero su carácter se había endurecido, se había vuelto una persona muchísimo más fuerte, y segura de sí misma, y sabía que, probablemente esa oportunidad que estaba teniendo junto a ella podía ser la última de entre muchas que ella le había dado antes. Y no quería echarlo a perder, realmente en esa ocasión quería hacerlo bien, deseaba con todas sus fuerzas, que así como sus cuerpos encajaban tan perfectamente, sus corazones lo hicieran igual, volviéndolos uno, en todo el sentido de la palabra, acompasándolos y sanándolos de todos aquellos errores, y de toda esa mierda bajo la que ambos han estado hundidos por tanto tiempo. -Así está bien - Suspiro dubitativa, se sentía tan extraño estar tan cerca de Ethan, y no refiriéndose solamente a sus cuerpos juntos, era sumamente inquietante, la sensación que Kendall tenía dentro de su cuerpo, esa de estar tan cerca al Ethan real, esa de estar conociéndolo realmente por primera vez. Todo ese momento se sentía como una primera vez, la primera vez que ambos eran sinceros, que se mostraban, con sus defectos, con sus dolores, y con sus miedos, esos de los que los dos, compartían un poco, el miedo a perderse el uno al otro, el miedo a dañarse irreparablemente. De no ser capaz de dar un paso hacia adelante y mirar más allá de lo cabezotas que eran, ninguno quería quedarse en el pasado, pero así mismo, los dos sabían que era difícil no volver a mirar atrás. Y era ahí donde estaba el quid de la cuestión, en enfrentarse juntos a todo y no volver a reprocharse los errores, o simplemente abandonarse, para siempre. -Kendall, ¿Estas asustada? - Ethan volteo el rostro, sin acelerar aun, pero a ella se la veía tan incomoda que no podía simplemente irse así sin mas. -Mentiría si dijera que no, claro que estoy asustada - Respondió. -¿Por qué? ¿Por lo que pueda pasar cuando lleguemos a tu departamento? - Él le apretó una de las manos que le rodeaban el cuerpo. -No, tengo miedo de lo que pueda pasar después de todo esto, no quiero despertar mañana con un extraño, y de verdad, prefiero que si vas a arrepentirte, lo digas ahora y no después - Por un segundo, la chica había estado a punto de tragarse sus palabras, pero no iba a volver a cometer el error de callarse sus sentimientos, y ciertamente, prefería saber a lo que se enfrentaba, a luchar contra un enemigo al que no conocía. -No voy a arrepentirme, ni hoy, ni mañana, ¿Qué no entiendes que no voy a dejarte? - Soltó una risa torcida, tratando de alivianar la palpable tensión que los envolvía - No voy a irme Kendall. Los ojos de Ethan, parecían estar diciendo la verdad, lucían como si realmente quisieran intentarlo, sin embargo ella no podía dejar de pensar en la trampa, y en lo que pasaría cuando todo se acabara. La vida le había enseñado a Kendall, que no existían los infinitos, o los para siempre, porque siempre sin importar que, estaba esa aparte del cuento que nadie nunca contaba, esa que no era tan buena, esa que había dejado heridas sin reparar , y no se sentía lo suficiente fuerte como para soportar que esa fuera la parte de la historia entre Ethan y ella, sobre todo, porque no estaba muy segura de encontrar con él su final feliz. -Está bien - Titubeo - Vámonos. Ethan echó a andar la motocicleta, recorriendo aquel paisaje de verdes y azules que hacia la situación mucho más que mágica, pero aunque todo en el entorno de ellos dos estuvieran tan en calma, y tan pacifico, sus cuerpo por dentro estaban ardiendo, por los pensamientos, y el deseo que inevitablemente sentían el uno por el otro. -No vayas a hacerme daño esta vez, por favor - Musito Kendall, muy cerca al oído de su acompañante, para después recostar la cabeza en su espalda, y buscar la tranquilidad ahí en ese lugar en donde antes no había encontrado más que caos. ¿Acaso era posible que de verdad pudieran estar juntos? ¿Qué pasaría si solo acallaba su interior, y se centraba en el golpeteo del corazón de Ethan en su pecho? Que tan malo era eso que podía pasar… -Lo prometo - Él había escuchado lo que ella le había pedido, y aunque no se lo iba a hacer saber, quería simplemente prometerle al viento que iba a cuidar de Kendall, y que iba a tratar de retribuirle todas aquellas cosas que ella le había dado, esas mismas que le estado estado haciendo falta y que había ignorado durante mucho tiempo acobardado de lo desconocido. -Aquí estamos - El chico aparco frente al edificio de Kendall, y se quedó allí en la motocicleta, pensando si en verdad debía bajar y acompañarla, o si por el contrario debía mantenerse al margen y dejar que todo fluyera por si solo. -¿Tu…? - Ella divago - ¿Vas a entrar? - Kendall lo miro con los ojos brillantes, sabía que era lo que iba a pasar a continuación, no había que ser un genio para intuirlo, y le gustaba eso, es más su cuerpo temblaba de placer de solo pensarlo, pero había algo, algo que no sabía cómo describir y que no terminaba de dejarla tranquila. -¿De verdad quieres que entre? -Estamos ambos aquí, además, va a llover, no creo que sea muy prudente que te vayas - La chica se detuvo un segundo, y miro al suelo como tratando de buscar algún otro argumento que le diera peso a la idea de entrar a un departamento completamente solo. -Vamos arriba - Sentencio él, bajándose y rodeando con su brazo la parte baja de la espalda de Kendall, generando que inmediatamente un corrientazo de electricidad, recorriera cada una de las partes de la anatomía de ella. -No creo que Amanda este en el departamento, es domingo, y ella nunca está aquí, pero bueno, ¿Qué hacemos si…? ¿Si ella está aquí? - Inquirió Kendall mordiéndose el labio, sabía que Amanda no aprobaba a Ethan, es más, parecía que de un tiempo atrás venia casi odiándolo, y ella no la culpaba, sin embargo no quería que eso se volviera una situación incomoda. Suficiente tenía con todo lo que estaba pasando. -Solo entrare a tomar un café, y me iré - Aseguro, pero él más que nadie sabía que no había nada más falso que eso, porque su cuerpo se estaba muriendo por tocar y sentir el de Kendall, y sabía que no iba a poder resistir mucho esa parte carnal que le reclamaba de los gemidos de ella a su oído. -Si, un café - Soltó ruborizándose, sus pensamientos eran mucho más comprometedores que un simple café. -Oye, necesito decirte algo, antes de que nos enfrentemos al huracán Amanda - Ethan acorralo a Kendall en las escaleras del edifico. -¿Si? - Jadeo, él estaba tan cerca que resultaba totalmente abrumador mantener la cordura. -Amanda no significo nada, eso solo fue algo que jamás debió haber pasado, no sé porque lo hice, y lo lamento -Continuo. -No tienes que explicar nada, eso hace parte de esta tregua - Ella acerco su mano hasta su rostro, y entonces acaricio su mejilla con el dedo pulgar, la piel de Ethan era áspera, y tenía una que otra cicatriz, probablemente de alguna de sus peleas callejeras, pero resultaba así mismo tan adictiva, y tan narcótica, que a Kendall no le daban ganas de alejarse jamás. -Entremos Kendall, por favor - Suplico, no podía resistir mas todo eso, tenía que hacer algo por eso que crecía en su entrepierna, Kendall lo estaba volviendo loco, lo estaba descontrolando y lo peor de todo era que parecía anclada a esas escaleras en donde lo miraba con algo muy parecido a la adoración. Los chicos entraron con velocidad al apartamento, el tiempo era escaso, efímero, y ellos no querían desperdiciar el más mínimo milisegundo que tuvieran el uno junto al otro. -¿Amanda? - Llamo Kendall al cerrar la puerta tras ella, seguida por Ethan, quien se quedó allí atrapándola contra el respaldo del frio metal blanco. -Parece que estamos solos - Sonrió con esa misma risa que le ponía los vellos de punta a la chica. Ethan se apretó todo lo que le fue posible contra Kendall, y le rodeo el rostro con sus dos manos, ella era tan preciosa, que él solo quería venerarla y amarla hasta que se le fuera la vida entera en ello. Ella metió sus manos por debajo de la camisa gris que llevaba puesta, entrando en contacto de una vez con la caliente piel de Ethan que hacia un contraste totalmente doloroso con el frio en su espalda, y con el hielo presente en la habitación que estaba desencadenando la tormenta. -No te imaginas el tiempo que llevo anhelando esto - Ethan la beso con desesperación, mientras sus manos marcaban un recorrido dentro de la blusa de la chica que estaba a punto de desaparecer por completo. -¿Qué estamos esperando entonces? - El cuerpo de Kendall estaba vibrando ante las sensaciones, sus piernas se sentían mojadas, y el centro de su cuerpo le ardía reclamando ese algo más de Ethan que la estaba torturando contra la puerta. -¡Ethan por Dios! - Gimió Kendall, sintiendo que la ropa estorbaba en sobre manera, el simple roce ya no era suficiente, quería más, y lo necesitaba antes de que sus piernas flaquearan por completo. -¿Qué quieres? Kendall, dime que quieres que haga - Pregunto con malicia, sabía que esos temas aun eran algo tabú para Kendall, pero él realmente quería que ella se despojara de las inhibiciones, él la conocía completamente de pies a cabeza, y ella no debía porque sentirse apenada por lo que estaban haciendo, porque ese roce de sus cuerpos, ese vaivén de manos aquí y allá, eran algo sagrado para personas que habían estado tan torturadas como ellos dos. -No me obligues a decirlo por favor - Ella se mordió el labio inferior, tratando de mantenerse en pie. -No voy a hacer nada que tu no quieras, nena, así que necesito que lo digas - Ethan lamio con suavidad el lóbulo de la oreja de ella, sin detener aun ese movimiento que sus caderas estaban haciendo, ese que estaba desestabilizando por completo a Kendall. -Tócame - Le pidió, no quería decirle exactamente qué era lo que tanto estaba anhelando, su boca aun no era capaz de soltar aquellas cosas que su madre consideraría inapropiadas, así que se atrevió a pedir eso que esperaba fuera el suficiente aliciente. Ethan empezó a mover sus dedos en círculos a través de todo el delgado torso de Kendall, besándola, y tocándola tal como él sabía que ella quería, sin embargo, una guerra pareció estallar dentro de ella, en cuanto el bajo un poco más su mano , hasta estar sobre el delgado elástico de las bragas de Kendall, el deseo se estaba haciendo mayor, y las manos experimentadas de Ethan estaban a punto de hacer que ella tuviera un orgasmo sin siquiera haberla desnudado aun. -Estas empapada - Jadeo Ethan, entretanto Kendall soltaba un grito ahogado al sentir los dedos de Ethan entrar y salir acompasados de su cuerpo que estaba reaccionando a esas dolorosas y traicioneras caricias que le ponían el mundo patas arriba. Los dedos del chico empezaron a moverse más rápidamente, sintiendo que Kendall se movía al ritmo, toda ella era un complejo de sensualidad y erotismo que él no se cansaba de admirar. -No cierres los ojos, Kendall, quiero ver tus ojos cuando te corras, me encanta saber que yo soy el responsable de darte todo este placer - Susurro con la voz ronca. Ella se hizo de todos sus esfuerzos para mantener los ojos abiertos, mirando con el placer recorriendo sus pupilas, el fuego vivo en los ojos esmeralda de Ethan, y fue entonces, cuando él se dio cuenta que tenía toda la atención de ella, en que introdujo otro dedo en la zona sensible del cuerpo de Kendall, generando enseguida, que una oleada de placer y calor se desembocara en lo más profundo del cuerpo de la chica. -¡Ethan! - Gimió por última vez, mientras se agarraba de los hombros de su compañero, Kendall se sintió débil, y necesitaba sujetarse a algo que le demostrara que no estaba soñando, y que era real todo ese placer y emoción que sentía. -Eres la criatura más hermosa del mundo - Susurro él, tomándola por la cintura y abrazándola. -Lo dices como si fuera un unicornio - Se burlo, no sin antes, volver a unir sus labios que estaban dispuestos a besarse eternamente si es que tal cosa fuera posible. -¿Vamos a pedir comida china esta noche? Me estoy muriendo de hambre y supongo que no sabes hacer arroz chino - Grito Amanda, tirando las llaves del departamento en el recibidor - Ay por Dios, lo siento - Espeto, mirando con poco gusto al intruso que tenía delante de ella. Ethan y Kendall, se dieron la vuelta por alguno segundos, Kendall necesitaba abrocharse el pantalón, y por el otro lado, Ethan necesitaba pensar en algo que fuera menos erótico, para que así ese bulto en sus jeans desapareciera de una vez por todas. -¿Interrumpo algo? - Amanda se cruzó de brazos, y los miro a los dos acusadoramente, y no lo hacía porque estuviera celosa, o algo por el estilo, ella los miraba de esa manera, porque no podía creer que Kendall hubiera caído nuevamente en las redes de Ethan, y no entendía sobre todo, el grado de descaro de Ethan que se atrevía aparece en ese departamento cuando sabía perfectamente lo que le había hecho a Kendall y a ella. -Yo ya me voy - Respondió Ethan retándola con la mirada. -Me parece sensato, probablemente lo más inteligente que has hecho en mucho tiempo - Escupió nuevamente, porque si Kendall no sabía defendderse, entonces ella lo haría por ambas. -¿Te llamo después? - Inquirió el chico, mirando a una Kendall que no sabía realmente que hacer. -Si. Ethan paso al lado de Amanda, ignorando el par de insultos que ella le había propinado, y cerró la puerta del departamento, mientras Kendall lo veía algo decepcionada, de verdad había esperado poder pasar un rato más junto a él. -¿Puedes decirme que cuernos ha significado todo eso? - Reprocho. -Solo estábamos hablando - La chica levanto los hombros, no queriendo darle importancia a esa situación, por lo menos no en frente de Amanda, porque por dentro, su corazón se sentía más que hinchado de felicidad. -Si claro pecadora, puedo verlo en tus ojos - La señalo con el dedo índice frunciendo levemente los ojos - Puedes engañar a todos menos a una maestra del engaño, Gibson. -¿Puedes solo olvidarlo? - Amanda soltó un bufido, y la miro por tan solo unos segundos, parecía que no había nada que hacer con Ethan y Kendall, porque por lo menos en cuanto a lo que Kendall se refería, para Amanda era un caso totalmente perdido. -No quiero ser un ave de mala agüero - Soltó al fin - Dios sabe que es lo que menos deseo, pero Ethan va a terminar rompiéndote el corazón, como siempre - La chica se sentó en el sofá, y se quitó los zapatos que estaban mojados por la lluvia. -En realidad, espero que esta vez estés equivocada - Kendall se echó en el sofá al lado de Amanda, y recostó su cabeza en el espaldar, no pensaba contradecirla, o defender a Ethan, eso ya lo había hecho en el pasado, y las cosas no le salido del todo bien. Pero Kendall sentía lo mismo, sentía que esa no era más que otra fase del circulo vicioso del que los dos hacían parte, esa era solo otra de las fases de toxicidad por las que ambos habían caminado, y por eso lo único que le restaba, era disfrutar todo lo bueno que durara, y esperar porque por lo menos fuera más largo que esa tormenta que acababa de apaciguarse. -Voy a dormir, mañana tengo clases. -Si, y ya has quemado suficientes calorías por hoy - Se burlo Amanda. Kendall entro en su habitación, y se acostó en la cama con la ropa puesta, imaginando, un mundo en donde las cosas le salían bien, uno donde Ethan era su príncipe azul y la rescataba de aquellas heridas que él mismo le había propinado, pero entonces un mensaje que hizo que la pantalla de su computadora se iluminara la hizo sobresaltar, sobre todo porque esperaba que fuera de Ethan. "Estimado estudiante Nos complace anunciarle, que su poema atardecer contigo ha sido seleccionado por nuestro departamento de letras, para ser el enviado de primer año en la universidad central de Argentina, el beneficio cubre un semestre en el exterior con todos los gastos pagos. Para aclarar información acerca del programa, los beneficios, y obligaciones, le pedimos gentilmente que se acerque al decano Cameron, quien está encargado de ser su tutor en este proceso ” Seis meses, Argentina, poema, enviado ¿Qué quería decir todo aquello? Kendall releyó una y otra vez el correo electrónico, tratando de hallarle sentido a esas palabras que aún no lograba interpretar, no sabía si todo eso era cierto, o si por el contrario era una mala broma que alguien le estaba jugando. Pero sospechaba, por la hoja membretada, y firmada por los académicos de la facultad de letras, que no se trataba de un simple juego, pero lo que si no lograba entender era ¿Por qué en ese momento? Nuevamente la vida se empeñaba en alejarla de Ethan, y antes lo había entendido, él no era bueno, pero ahora que las cosas eran diferentes, y que parecía que había cambiado todo era más difícil. -¿Qué te parece? - Kendall le envió un mensaje a Sam, en donde le adjuntaba una foto de la información en el correo. -Genial, solo un tonto no aprovecharía esa oportunidad, y tú no eres tonta Kendall, te felicito, tal vez yo pueda hacerte compañía unas cuantas semanas -Respondió. El problema era, que Kendall tenía una de dos decisiones sobre la mesa, una vida junto a Ethan, o un semestre en el exterior, y aunque no era mucho tiempo fuera, sabía que su relación con Ethan era demasiado frágil como para soportar la lejanía. -Tenemos que hablar - Ethan aparco en la fraternidad, y con lo primero que se encontró fue con una Britney totalmente diferente a la que él conocía. -¿Qué haces aquí? - la miro con el ceño fruncido. Ella tenía ojeras bajo los ojos, no llevaba una gota de maquillaje, su pelo estaba desarreglado y el atuendo que vestía era algo muy distinto a lo acostumbrado, Britney se veía apesumbrada, y cansada. -Tenemos que hablar - Repitió mecánicamente. Y claro que Ethan sabía que tenían que hablar, había también un par de cosas que él debía decirle a ella, pero el tiempo no había sido lo suficiente largo como para idear en su cabeza la forma de decirle que debían terminar y alejarse por completo. Porque ahora tenía una nueva amiga, una a la que jamás iba a querer como una amiga normal, una de la que estaba enamorado, y con la que quería dormir el resto de los días de su vida, una amiga, por la que iba a hacer magia de ser necesario para mantenerla a su lado. -Por supuesto - Ethan entro en la fraternidad con Britney, sin estar preparado aun, para los secretos que ella revelaría y que cada vez se hacían más grandes dentro de sí.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD