Megan
Estábamos ultimando detalles para que pueda salir del hospital, estos días han sido demasiado aburridos y no veo la hora de volver a mi rutina.
No puedo volver a mi apartamento hasta que lo restauren, parte de el quedo en malas condiciones y el señor Rojas mando a arreglarlo. Claramente mi opción era ir a un hotel, pero Susan se negó a que gaste dinero, pudiendo quedarme en su casa. La verdad es que la adoro, pero me asfixia su conducta alocada.
—De verdad puedo ir a un hotel, no me gusta la idea de incomodarte y usurpar tu espacio personal—murmuré excusas sin sentido, habiendo ya utilizado las mejores.
—Déjate de tonterías Meg, ya he llevado varias de tus prendas y las he dejado en el cuarto de invitados— muerde su labio pensando— habiendo dicho esto, eres como de mi familia, pero la verdad es hora de mejorar tu closet. Meg mi abuela de ochenta años viste vestidos más atrevidos que tu ¿No has pensado que es la razón por la que aún estas soltera?.
—Tengo ropa atrevida— me defiendo.
—Claramente el camisón con el que fuiste rescatada es una buena adquisición—guiña un ojo hacia mi—si no hubieras estado inconsciente podrías haber conseguido un sexy bombero.
Sentí el calor llegar a mi rostro mientras veo al doctor Adler ingresar al cuarto, él ciertamente escucho todo.
—Buenas tardes señoritas ¿Cómo se encuentra hoy señorita Williams? ¿Lista para volver a su casa?—pregunta con la risa retenida en su cara.
— Claro que si, me agrado estar aquí, pero extraño mi trabajo y a los niños— esos revoltosos se transformaron en mi vida.
—Bueno eso deberá esperar, le estoy dando el alta, pero necesitara unos días de descanso-ya he descansado demasiado—diría que con una semana seria suficiente. Le recomendaría salir a caminar y respirar un poco de aire puro.
—Esta bien doctor, le agradezco todos los cuidados.— espero no volver en mucho tiempo— Me costara no regresar a trabajar enseguida, pero lo haré.
— No olvide firmar la orden de salida, y que se mejore— despidiéndose sale.
—Casi muero de pena Susan—grité a través de mis manos, las cuales tapan mi rostro — ¿ Cómo se te ocurre decir que debía conseguir un bombero?. Por Dios, salgamos de aquí.
(***)
La casa de Susan es amplia y muy bien organizada, me sorprende al conocerla y saber que es demasiado desordenada.
—¿Sorprendida? Jeremy dijo que daría un toque a la casa, incluso yo me sorprendí al ver el resultado— la veo reírse y es imposible no acompañarla. De golpe su risa acaba y la veo con cara culpable— Por cierto, no me mates, pero deberías llamar a tu madre antes que enloquezca de preocupación.
— No lo hiciste Susan—no pudo comentarle el incidente a mi madre— ¿Por qué lo hiciste? La conoces, no dudara en venir aquí, no solo eso arrastrara a mi padre también.
—No lo harán, están un poco ocupados con los preparativos de la boda de tu prima. En cuanto les dije que estabas fuera de peligro y que con Jeremy te cuidaríamos se calmaron— le resta importancia moviendo su mano— Pero prometí que la llamarías.
—Lo haré, solo porque debo preguntarle unas cosas— murmuré sacando mi celular y marcándole.
Tras no ser respondida dejo un mensaje informándole mi perfecta salud.
—¿Susan tienes algún libro de cocina por aquí?
—¿Es enserio Meg? ¿Cuándo me has visto cocinar algo? — la realidad Susan ha sobrevivido a pura comida chatarra.— ¿Pensabas cocinar algo?
— Quería hacer una tarta o unas galletas, debo agradecer a los bomberos que me rescataron— mientras pienso mis opciones, recuerdo la vieja receta de mi abuela—Serán mejores las galletas, ya que deben ser varios.
—¿Les cocinaras a desconocidos y no a tu mejor amiga?—se queja de forma dramática.
— También te haré a ti, pero debo agradecerles, no quiero ser descortés.
—Por Dios Meg es su trabajo, no debes darles nada. —dice ganándose una mirada molesta de mi.
— Lo haré y no hay objeción, me gusta cocinar y quedaran perfectas.
Tres horas después tengo una dotación de galletas de manzana como para tres equipos de futbol hambrientos.
— Creo que exageraste un poco—dice mi amiga, comiendo una de las galletas y mirando la cantidad aún en la mesa.— Al menos están deliciosas.
—También creo que son demasiadas, pero mejor que sobre y no que falte. ¿Me acompañaras a entregarlas?— en verdad hice más de las que considere.
— Me gustaría, pero la directora Vega me llamo y debo encontrarme con ella— gira los ojos mientras toma otra de las galletas.
— Bueno iré sola entonces, pero al menos ¿Me ayudas a envolverlas?
— Claro—dice mientras acerca unas canastas.
Una vez todo esta empaquetado, a excepción de algunas que dejó para nosotras. Comienzo a prepararme para ir a la estación de bomberos.
— Ten cuidado y si algo pasa o necesitas cualquier cosa, me escribes y estaremos allí junto a Jeremy en un abrir y cerrar de ojos.—sonríe acompañándome a la puerta.
—No seas exagerada solo iré y las entregaré, volveré rápido.
El camino hacia allí fue de quince minutos ¿De verdad se preocupa por este corto trayecto?
Al entrar soy recibida por dos hombres sorprendidos de verme allí junto a dos canastas bastante grandes.
—Hola caperucita ¿ Buscas a alguien?— pregunta el rubio con una gran sonrisa.
— Compórtate Michael o Jack pateara tu trasero- lo regaña su acompañante— Discúlpalo, mi nombre es Ryan ¿Tu eres?
— Mucho gusto, me llamo Megan Williams y vine a agradecerles el haberme rescatado hace unos días en el incendio—¿Es normal sentirse intimidada por estos hombres?
—Solo hacíamos nuestro trabajo, no hace falta nos agradezcas Megan— sonríe amigable.
—Si hace falta, les traje algunas galletas, espero les gusten—Se las entrego, pero el rubio las toma antes.
— Huelen muy bien cariño, seguro sabrán de la misma forma— dice mientras toma y come una.
Mientras comenzamos a conversar, escuchamos como alguien se acerca corriendo a nosotros y se para de golpe a vernos.
¿Quién será este hombre?