Megan
Siento mi cuerpo cansado y por más que intenté abrir mis ojos, estos parecen pesar toneladas. Hago lo posible por abrirlos, mi boca esta reseca, necesito conseguir un poco de agua.
Cuando por fin puedo abrirlos, me arrepiento inmediatamente, la luz parece quemar.
¿Cuánto tiempo dormí? Llegaré tarde al trabajo. Comienzo a reprenderme mentalmente antes de abrir los ojos del todo y mirar hacia todas partes. ¿Donde estoy? Claramente este no es mi cuarto, se parece más a un hospital. Es entonces cuando los recuerdos llegan a mi, aparecen como un balde de agua fría.
Ese psicópata intentó matarme, no creí que llegara tan lejos, pero ¿Ahora que haré? ¿Volver a Portland con mis padres? Pero, ¿Y si me sigue allí?. No, definitivamente no iré con ellos a exponerlos. ¿Quedarme y esperar que termine lo que comenzó? Tampoco ¿Qué haré, a donde podría ir?
Un sonido hace que levante la mirada hacia la puerta.
—Buenas tardes señora Williams, que bueno haya despertado ¿Cómo se encuentra?¿ Algún dolor? —Miro al médico, un hombre mayor de aproximadamente cincuenta y siete años. Se parece a mi padre, cuanto lo extraño.
Intento responder pero de mi boca sale un ruido horrible, junto con un ardor en la garganta. Hago una mueca llevando mi mano hacia esta.
—Agua—Es todo lo que puedo decir, duele mucho hablar, sin mencionar el mal sabor en mi boca.
Acercándome un vaso con agua, el médico me ayuda a sentarme. Cuando por fin bebo, siento la frescura en mi, logrando relajarme.
—¿Qué me paso?¿Cuánto llevo dormida?—Hablar duele, pero es mejor saber de una vez, una vez tenga las respuestas que necesito volveré a descansar.
—Lleva dos días inconsciente, llegó aquí con problemas para respirar, había inhalado demasiado humo. Pero lograron sacarla antes que sea peor.— lo veo reacomodar sus lentes, pensando que no recuerdo que me sacaran del apartamento. — La policía ha venido estos días a corroborar si despertó, quieren tomar su declaración. Ahora necesito saber si siente alguna molestia, además del dolor en su garganta.
—No, solo es dificultad al hablar, arde un poco.
—Es normal que se sienta de esa forma, pero en unos días estará mejor. Estamos poniéndole oxigeno cada cuatro horas. Necesita limpiar sus pulmones.
¿Cuántos días me deberé quedar aquí? No me siento muy cómoda en los hospitales, pero si lo pienso mejor, mientras me quede aquí estaré protegida.
—Entiendo doctor, pero ahora estoy muy cansada
—No se preocupe, avisare que despertó, pero aún no permitiré que la interroguen. Lo autorizaré cuando vea una mejoría en su garganta. —Asiento agradecida, lo que menos quiero ahora es hablar de esto. Si tan solo fuera un sueño.
Veo al médico anotar algunas cosas en su libreta para luego sonreírme y salir de la habitación. Con eso cierro mis ojos y vuelvo a caer en un sueño profundo.
Despierto al oír ruidos en la habitación, me tranquilizo al notar a la enfermera preparar la mascara para suministrarme el oxigeno. Le sonreí sin muchas ganas de hablar, pero ella no parece tener problemas.
—Me alegra que haya despertado señorita, el doctor prohibió sus visitas, pero le comunicare que si ha recibido. Primero un oficial, el cual viene cada día. Luego una pareja, la joven parecía verdaderamente molesta cuando el doctor Adler le informo que no podría verla, pero el joven con trabajo, logro calmarla. —No puedo evitar reír al pensar en como Susan habrá peleado por entrar, nadie le niega nada, no esta acostumbrada a ello. Y Jeremy por su parte intentando calmarla. Son mis amigos y los adoro, pero en verdad me preocupan sus locuras.—Y por último ha venido este joven a preguntar por su salud. Es tan apuesto, en verdad estoy celosa
—¿Joven?—corto sus halagos para saber quien es. No creo que él se atreviera a venir aquí.
—Si señorita, el bombero que la rescato. No es como si él se presentara así, pero logré oírlo hablar con el oficial. Se notaba muy curioso por lo sucedido, ya me gustaría que alguien se preocupase así por mi —Murmurá colocándome el oxigeno.
Sigue hablando, pero me desconecto a pensar ¿Porqué vendría a preguntar por mi? Ni me conoce. Pero le debo mi vida, y se lo agradeceré apenas tenga oportunidad.
Las horas pasaron y me encuentro aburrida, mi garganta aún no esta del todo recuperada, pero la verdad es que estoy todo lo descansada que se podría estar.
El ir y venir de las enfermeras es lo único que me distrae.
—Señora Williams, espero que se sienta mejor que en la mañana.—Miro al doctor Adler, así me dijo la enfermera que se llamaba.
—Señorita y si doctor, ya me encuentro mejor, de serle sincera mucho mejor al grado de sentirme aburrida y querer hablar con el oficial de una vez por todas—No me importa si es el oficial o alguien más, necesito hablar, el silencio no fue hecho para mi. Extraño a los niños, sus risas, travesuras.
—Me alegro de oír eso, pero aún no podre darle el alta. En cuanto a lo del oficial, la próxima vez que acuda le permitiré el paso.
—Gracias, me he enterado que también han asistido unos amigos. ¿Podría dejarlos pasar también?—Conozco a Susan y no permitirá ser retenida más tiempo. La preocupación en ella ha de estar volviéndola loca
—Claro señorita, es más ya no puedo retener sus visitas, y temo que la señora me golpe si vuelvo a negarle el paso. —No puedo evitar reír al verlo irse. Imagino la situación, pobre doctor, nadie debería enfrentarse a tremenda loca.
Al cabo de lo que parece ser una hora siento el golpeteo en la puerta antes de ser abierta e ingresar un joven uniformado.
— Buenas tardes Señorita Williams, me han informado que esta lista para darnos declaración a los hechos ocurridos hace cuarenta y ocho horas en su edificio.
—Claro, tome asiento. La realidad es que estaba lista para dormir, cuando sentí el humo. Me levante y trate de salir, pero mi puerta no cedía. Lo último que recuerdo es gritar por ayuda y luego nada.
—¿Algo más que pueda informarnos? Verá señorita, en todo el edificio su puerta era la única bloqueada desde fuera, los bomberos indicaron que el incendio fue provocado desde el tercer piso, donde claramente esta su apartamento.
—Por favor llámeme Megan. Y sí, pude notar que algo pasaba ya que mi puerta no cedía.— Me debato entre hablar o no hacerlo, quiero que esto pare, pero temo
—Megan, por favor puede confiar, puedo ver la batalla dentro de usted por decir o no algo. Entienda, podemos ayudarla.
—La verdad, últimamente estuve recibiendo llamadas amenazantes, hubo un intento de robo y sin mencionar que ese mismo día hubo alguien acosando mi trabajo. Pero no se quien es el responsable. —En realidad si lo se, pero no puedo decirlo, es una locura.
—¿Ha informado de esto? ¿Hecho alguna denuncia?
—El día del robo realice la denuncia, pero lo tomaron como un hecho aislado, cosa que también hice. —Por Dios, mis mentiras son increíbles. No lo he tomado como algo aislado. Sé que él vendrá por mi, lo prometió y sé que lo cumplirá.
—Señorita, verá que esto claramente no es algo aislado, informare a mi superior, quien se encarga del caso. Y lamento informarle que aún deberá hablar con él. Pero por el momento eso es todo, agradezco su buena predisposición.
— Le agradezco a usted por la preocupación, y lamento haberlo hecho venir tantas veces.
—No es molestia. Que se recupere. —Y sin más sale. Se que notó que algo guardo para mi, pero no puedo decirlo, es mi secreto.