Esa mañana, la luz del sol lucía mucho más hermosa que de costumbre. Aunque durante la noche sólo me quedé abrazada a Christopher, se sentía como si me hubiera sucedido un milagro. Cuando la luz iluminó el bello rostro de Christopher, él despertó poco a poco mientras yo lo observaba detenidamente. Al despertar,se dió cuenta de que yo estaba abrazándola, acurrucada en su pecho. Me sonrió con una media sonrisa de lado y luego me dió un lindo beso en la frente.
―Buenos días, amor mío... ―Me dijo Christopher.
―Buenos días, bebé... ―dije muy contenta.
―Gracias por permitirme quedarme a tu lado... Ya vez que puedes confiar en mí y no romperé mi promesa... ―Confesó mi adorado Christopher.
―No sé cómo agradecerte que seas tan dulce conmigo... ―dije en tono curioso y tierno.
―Puedes agradece
