Cuando Christopher por fin me tenía segura en sus brazos, se esforzó para que el momento fuera inolvidable entre nosotros dos. Algo místico empezaba a surgir entre ambos, una extraña fuerza nos atraía demasiado, era algo inexplicable pero definitivamente encantador. Ahí estábamos bailando en medio de la pista y parecía que todo el mundo a nuestro alrededor desaparecía. No existía explicación para aquella sensación mágica. Comencé a creer que dos almas sí podían estar unidas desde el principio de todos los tiempos y hasta toda la eternidad. —Bella... tuve un terrible miedo de perderte... Ese chico Maurice estaba tan cerca de ti que casi podía inhalar tu aliento... Y luego, durante todo el concierto, trató de atraer tu atención de diferentes maneras... Casi enloquezco y no sé la razón... N