- ¿tienes un médico aquí en la empresa? - pregunto mientras camino a la habitación escuchándolo hablar por teléfono, busco en los cajones del baño un botiquín. Cuando lo encuentro tomo alcohol y algodón para limpiarme para revisar que no se me hayan soltado los puntos. – necesito ropa –digo escuchándolo entrar. - Ya me encargué de eso – dice tomando el algodón para limpiarme la herida - ¿Cómo pude ser tan bestia? –puedo notar el enojo en su voz, pero se marca más la culpa. - Me encanta que seas tan bestia – digo observándolo, pero él no me observa – Ares, mírame – le tomo el rostro en mis manos – no fue tu culpa, solo se me soltó un punto no pasa. - Tuve que haberlo notado – dice mortificado, pero yo lo beso. - Esto es nuevo para nosotros y estamos aprendiendo –digo y vuelvo a besarlo