Prólogo – la noche que lo cambió todo.
Valeria Montenegro estaba de pie frente al bastardo de su padrastro, un hombre del que ella nunca tuvo un buen concepto, la razón de que su madre se hubiera alejado de su lado siendo tan solo una niña.
–¿Dónde está Anna? – pregunto la mujer, refiriéndose a su madre, a quien hacia algún tiempo había dejado de llamar “mamá”.
Esa noche se llevaría a cabo la cena de compromiso de su hermanastra, alguien a quien Valeria no conocía, alguien quien realmente le tenía sin cuidado, Valeria no estaba segura de su nombre, mucho menos conocía al hombre con el que ella se iba a casar.
Después de que su madre la dejara al cuidado de su abuela, Valeria no solo prometió alejarse de ella y de esa familia que consideraba venenosa, si no que tambien había decidido cortar todo contacto con Anna, ¿Cómo podía una mujer olvidarse tan fácilmente de su hija de tan solo doce años? Pensaba Valeria.
Sin embargo, una semana atrás cuando Anna llamó para invitarla a la cena, Valeria sintió que algo pesado se instaló en su pecho, quería hablar con ella, entender muchas de sus razones y si tenía suerte esperaba que su madre se disculpara por todo el daño que le causó.
Fue por eso que esa noche, decidió llegar más temprano de la hora pactada, quería hablar con ella, sentía que lo necesitaba. Quizá de esa forma podía dejar de sentirse tan vacía y amargada. Estaba cansada de sentirse sola y de tener que fingir felicidad frente a cada uno de los reflectores y cámaras que se ponían en su rostro.
–Anna no ha llegado todavía de la peluquería, su cita se ha atrasado y me ha llamado hace un rato para pedir que me encargue de los invitados – dijo Antonio, su padrastro, mientras bajaba las escaleras.
Antonio miró a Valeria de arriba abajo, ella estaba usando un vestido ajustado de color rojo, le acentuaba perfectamente esa silueta con la que Antonio fantaseaba cada vez que la veía en la televisión.
Valeria no solo era una excelente actriz, sino que, además, había sido considerada como una de las mujeres más sexys del país. Antonio siempre supo que ella maduraría como una preciosura, el hombre tenía una fascinación por ella.
–¿Quieres algo de beber? – preguntó él.
Valeria negó con la cabeza, pensando en que quizá lo mejor era irse de allí y encerrarse en su auto hasta que Anna regresara a la mansión.
–Creo que esperaré fuera – aseguró.
–No, déjame servirte algo.
Antonio se dio media vuelta y sirvió una copa de champan para Valeria, pero el licor no era lo único que contenía la copa, pues Antonio acababa de poner un poco de sus gotas para dormir en la bebida de la mujer.
–Toma, esto te refrescaras mientras esperas, yo tengo que asegurarme de que el pavo esté quedando bien cocido – dijo, entregando la bebida y dando media vuelta para marcharse.
Valeria dudó en recibir la bebida, pero cuando ese hombre la dejó sola se sintió más tranquila y pensó en que quizá necesitaba algo fuerte que le ayudara a enfrentar a su madre, después de todo estaba nerviosa, ansiosa y sus manos y pies estaban sudando.
Desde el otro lado de la habitación, Antonio esperó hasta que Valeria se tomó la bebida y el tiempo necesario pasó, entonces volvió a la habitación con la chica.
–¿Sabes? Tu madre ha hablado mucho de ti últimamente, está más nostálgica que de costumbre – mencionó, dándose cuenta de que los ojos de Valeria comenzaban a parpadear cada vez más despacio.
La droga estaba cumpliendo con su efecto.
Valeria asintió con la cabeza, de repente, se sentía extraña, todo su cuerpo hormigueaba y tenía mucho sueño. Valeria no sabía que estaba pasando, de lo que si estaba segura era que, algo andaba mal y el hecho de que Antonio se acercara tanto a ella no hacía que la situación fuera mejor.
–Anna y yo quisiéramos que vinieras más a menudo, Valeria – Antonio se sentó al lado de la mujer y le habló bajito al oído – incluso hemos pensado en hacer una habitación para ti aquí en la mansión. Una casa tan grande no debería estar tan vacía.
El hombre había soñado con eso toda su vida, desde siempre, Valeria fue una chica sumamente guapa y en ese momento, en que ya era toda una mujer, Antonio sentía que no podía dejar pasar la oportunidad de tenerla en sus brazos. Ella era su definición de la mujer perfecta.
–¿Podrías traerme un vaso con agua? Por favor – pidió ella de manera bobalicona.
Antonio no respondió, por el contrario, movió el cabello de Valeria a un lado de su cuello y entonces se aceró a besarla. Valeria se sentía tan extraña que no fue completamente consciente de los labios de Antonio sobre su piel. No fue sino hasta que él agarró su pecho con fuerza que ella entendió que él estaba intentando abusarla.
La mujer se removió incomoda hacia un lado, pero su padrastro no pensaba detenerse. Sabía que no tenía demasiado tiempo antes de que Anna volviera y perdiera su oportunidad, así que, en un movimiento rápido, él se acercó a la boca de la chica y la besó con fuerza, incluso dejó sangre en su labio después de haberla mordido muy duro.
–¡No! – dijo, tratando de alejarse.
Durante un segundo de lucidez, el cuerpo de Valeria se llenó de la adrenalina necesaria para que ella le diera una patada a Antonio en los testículos.
El hombre se dobló del dolor y ella aprovechó el momento para correr rápido fuera de la mansión.
A Valeria le costó llegar a la entrada, pero cuando lo hizo, se metió rápidamente en su auto y lo encendió. La chica se metió en el camino y entonces condujó con dirección a su casa, necesitaba llegar allí y llamar algún médico que le dijera que demonios estaba sucediendo.
Sarah Brooks, hermanastra de Valeria quien conducía de camino en dirección a la mansión de su padre, estaba hablando por teléfono con su prometido Maximus Stone.
–¡Prometiste que llegarías temprano! Es nuestra cena de compromiso, Maximus – se quejó Sarah.
Su prometido era un importante abogado de la ciudad quien tenía numerosos clientes a los que atender y aunque normalmente Sarah amaba su compromiso con el trabajo, en ese momento lo odiaba por hacerla esperar en su propia cena de compromiso.
–Lo sé cariño, pero debo terminar de revisar este nuevo contrato, el manager de esta mujer me está volviendo loco pidiendo la aprobación – dijo Maximus soltando un suspiro.
Si había algo que el hombre detestaba de su trabajo era tener que atender las necesidades de tantas estrellas egocéntricas de Hollywood, pero no tenía otra opción, por lo menos no hasta que cobrara el dinero de su herencia.
–Prometo que te lo compensaré, después de la cena de compromiso saldremos juntos y mañana te dedicaré todo el día. Piensa en la recompensa de nuestro trabajo duro, cariño, nuestra luna de miel será en Bali, tendremos todo el tiempo el uno para el otro – le recordó el hombre.
Sarah no solo pensó en su luna de miel, si no tambien en la fortuna que obtendría Maximus una vez que se casara con ella y recibiera la herencia de su tío abuelo, entonces Sarah estaba segura de que iba a poder convencerlo de que trabajara menos y estuviera más tiempo en casa.
–¿Sarah? – preguntó Maximus después de un rato en silencio – ¿Sigues ahí?
Sarah frunció el ceño cuando se dio cuenta de la extraña forma en la que venía un auto conduciendo hacia ella, iba a la derecha y a la izquierda saliéndose de los carriles.
–Si, si, aquí estoy. Pero un auto viene hacia mí, es una chica – dijo Sarah frunciendo los ojos para agudizar su vista.
–Ten mucho cuidado, podría ir borracha – le aconsejó su prometido.
–Debo dejarte, mantendré las dos manos en el volante hasta dejar atrás a ese auto.
Sarah y Maximus colgaron a la llamada, mientras tanto, Valeria trataba de mantener el control de vehículo, hasta que hacerlo, fue imposible. Rápidamente el pie de Valeria que se sentía más pesado que de costumbre, pisó fuertemente el acelerador, haciendo que el auto fuera a la máxima velocidad contra el auto de Sarah.
Lo último que Sarah vio fueron las luces del auto de Valeria que la cegaron.
Cuando Valeria sintió el impacto, sacó su celular y toco el primer botón que encontró, la llamada rápida fue a su manager, quien atendió de inmediato. Valeria no pudo hablar, pero eso fue suficiente para que su manager supiera que algo andaba mal y que debía buscarla. Por suerte, el hombre tenía la ubicación del celular de Valeria.
Dos horas más tarde, Maximus llegó a la mansión Brooks dispuesto a celebrar su compromiso con su futura esposa Sarah.
–Antonio, ¿Dónde están todos? ¿He llegado tarde y aun así no han empezado? – cuestionó confundido.
–Maximus, tienes que venir con nosotros, se trata de Sarah, me han llamado diciendo que está gravemente herida en el hospital – confesó Antonio.