— Te estoy diciendo que algo sucede con Emma. — Murmuré al costado de Dumont al ver que el padre de Emma había venido hasta aquí a buscarla. — Esto es serio. — Recalqué. Lo había estado persiguiendo con el mismo argumento desde que había escuchado lo que dijo la pequeña, incluso la manera en que me la encontré era muy extraña, en medio de la nada, acompañada de una hermana del convento que se encargaba del orfanato. La manera feroz cómo sujetaba su mano, me llamó mucho la atención. Cuando me las encontré la hermana me dijo que llevaban un buen rato merodeando por el mismo lugar porque la pequeña quería encontrar a Emma a como dé lugar, eso también se me hizo muy extraño; según la hermana, Micaela (la pequeña) no quería apartarse ni un segundo de ella por temor a perderse otra vez, l