La situación en la que estaba era completamente irreal, no sabía qué hacer, está muriendo de miedo; sin embargo, la niñita que tenía conmigo lucía más asustada que yo. El evento terminaría con la finalización de la subasta, debía regresarla antes, pero tampoco podía regresar en este estado, mi cuerpo aún seguía temblando.
La llevé al bebedero que estaba unos metros de distancia para que el agua nos ayudara en algo; puedo decir que funcionó en algo, porque al menos había dejado los sollozos. Pero, me tentaba preguntarle, ella era mi único testigo de que no estaba loca, no podía estar loca cuando no había sido la única afectada.
— ¿Te parece si vamos por un helado en lo que encontramos tu grupo? — Asintió.
El único dato que tenía era que esta niña venía del orfanato, ya que nuestro
