CAÍDA TREINTA Y UNO Héctor fue hasta cerca de la puerta de la ginaeconitis y mantuvo su vista baja, siendo discreto. Él le gritó a las chicas que estaban adentro, “Hey, ¿puedo hablar con Bobo?” Las chicas murmuraron algo y después de un momento, Bobo salió, frotándose con una toalla, sin la armadura. No se había duchado aún, tenía un resplandor de sudor brillante en su piel y todo se debía al esfuerzo. “¿sí? ¿Quién eres tú?” Héctor le sonrió y le tendió la mano. “Soy Héctor Troy. Tengo un nuevo equipo y quería saber si te gustaría jugar con nosotros” Bobo dejó de secarse la nuca y lo miró, frunciendo el ceño y sin estrecharle la mano. “¿Y por qué me estás preguntando a mí? Stu es la persona que dicta las reglas” Héctor se encogió de hombros. “Primero quería saber si tú querías. De nue