Nunca se había mostrado tan determinada. Ni siquiera cuando se dio cuenta de que estaba sola y tenía que llevar un montón de negocios por su cuenta en un mundo donde tener paquete era sin duda lo más importante.
No obstante, era ahora o nunca, si ella se rendía, perdería a la única persona que le hacía sonreír.
No, no estaba dispuesta a perder a Thomas, incluso si le fuera la vida en ello convencería a Margaret Norton de que ella era la apropiada para su hijo, porque no existía en este mundo nadie que pudiera hacer tan feliz a Thomas como ella lo hacía.
El carruaje de Joanne entró en los dominios Norton mientras otro salía del lugar. No era nada extraño ver salir y entrar carruajes en casa de la familia de Thomas. Es más, él mismo decía que entre los niños y las visitas era imposible
