Capítulo 5
Ava
¿Cómo puedo sentirme tan viva y asustada al mismo tiempo? Mis extremidades están cansadas, pero dentro de mi cuerpo todo arde y mi corazón acelerado late desesperado.
Savage tira de mi pierna, arrastrándome al final del colchón y espera a que Max se recueste y levante las manos.
Debería gritar y pedir ayuda, pero mi coño pulsa con la idea de tenerlos dentro de mí. Si, a ambos.
Debo estar muy mal de la cabeza o muy confusa para comprender lo que sucede a mi alrededor. Savage me levanta y me sienta sobre Max, extendiendo mis piernas sobre mi novio. Se arrodilló detrás de mí y atrapó, con sus piernas abiertas, las piernas de Max. Empujó mis hombros hacia adelante para que mi senos toquen el pecho de Max y mi coño se roce con su carne.
No pude evitar voltear y mirar sobre mi hombro lo que estaba haciendo.
Sonreía lobuno mientras admiraba mi culo y rodeaba su v***a, roja y furiosa con su mano libre.
-Eres una cosita codiciosa ¿no? -preguntó- No te preocupes, te dejaré chuparla pronto.
“Idiota”
Rió y señaló el pene de Max, que está igual o peor que el suyo. Duro como la de Savage y filtrando unas gotitas que mojan su estómago.
-Levanta el culo y ábrete -ordena Savage.
Bajé los ojos a mi novio, que está furioso, pero también necesitado. ¿Cómo es posible que ambos estemos tan excitados con lo que está sucediendo? No está bien, pero nuestros cuerpos ignoran nuestra mente.
-Ahora quiero que te frotes sobre él.
Apoyé las manos en el pecho de Max y me incliné hacia adelante para rozar su pene. Gimió ante mi roce por lo sensible que está.
Savage sujeta mi cintura con una mano y me empuja con fuerza para que nuestro roce sea duro. Sin poder evitarlo, estoy muy excitada y dejo un charco de mi humedad sobre la v***a de mi novio.
Estoy empapada y haciendo un desastre resbaladizo hacia arriba y abajo cuando Savage tira de mi cabello llevándome hacia su pecho, y lame mi cuello, gruñendo al saborearme y mordiendo en zonas sensibles. Gimo al sentir sus dientes tirar de mi piel.
Está dejando marcas en mi cuerpo que sé que permanecerán días allí, pero es lo que quiere. Marcarme como si fuera suya.
Mi novio levanta las manos esposadas y toca mi vientre, instándome a frotar más rápido, luchando por terminar. Lo hago, también llevando mi cuerpo al límite y comenzando a temblar necesitando liberarle y liberarme, pero antes de poder llegar, Savage empuja mi espalda apoyando mis tetas en el pecho de Max.
Entonces siento como abre mis labios y la cabeza de la v***a de Max empuja dentro unos centímetros. Bajo la cabeza entre nuestros cuerpos, viendo como la mano de Savage aprieta a mi novio y lo obliga a empujarse dentro de mí.
-Ahh -jadeo al sentir el estiramiento.
Estoy tan mojada que no hay dolor, solo una placentera abertura por el tamaño.
-Eso, hasta el fondo nena -gruñe Savage.
Suelta la v***a de Max y sujeta mi cintura empujando hacia abajo, clavando mi cuerpo en mi novio con fuerza. Grito y aprieto las muñecas en puños por la brusquedad y el dolor de ser penetrada en un golpe.
Ellos me siguen y también rugen como animales por el placer.
Dios no debería estar tan excitada pero no puedo evitarlo. La necesidad me invade e intento mover mis caderas para que Max empuje.
La mano de Savage baja por mi columna hasta mis nalgas y jadeo al notar que las abre.
-Oh Dios -gimo antes de sentir su lengua en mi culo mientras soy empalada por mi novio.
-Tengo que prepararte para mi v***a - Le escucho murmurar mientras sigo balanceándome.
Otro gemido me acompaña, de mi novio, que está tenso y agitado, levantando sus caderas para acompañar los golpes de mi culo en cada bajada. Todo su cuerpo se tensa y sé lo que viene. Está a punto, como yo. Jadea mi nombre mientras acelera y golpea con fuerza, liberándose dentro de mí.
Mi orgasmo también está allí, a punto de llegar, pero Savage, antes de poder llegar, me levanta y me niega la tan ansiada liberación.
Grito intentando volver y terminar.
“Tan cerca”
Estaba a punto de correrme y la frustración me llega humedeciendo mis ojos.
Savage presiona mi cuerpo contra su pecho y baja su mano a mi coño golpeándolo con una palmada y deteniendo mis movimientos.
-Oh nena, tu queriendo terminar y este bombón se corre demasiado rápido -murmura en mi oído.
Mi entrepierna palpita y asiento.
Enreda mi pelo en su mano y empuja mi cabeza a la entrepierna de Max.
-Chúpalo hasta que se ponga duro otra vez.
Me suelta y vuelvo a ponerme a cuatro patas sobre mi novio, arrastrando mi lengua por su cuerpo hasta llegar a su pene. Desesperada por poder terminar.
Max gime y noto que comienza a endurecerse.
Lamo mis labios y lo pruebo o, nos pruebo mejor dicho, gimiendo. Lo rodeo con una mano y mientras mi boca lame su cabeza, mis manos lo masturban hasta que vuelve a estar duro como el acero.
Savage aparece detrás y me levanta para encastrarme nuevamente en el pene de Max. Sin tanta delicadeza esta vez. Me clava fuerte y sin piedad.
-Móntalo -ordena y eso hago.
Subo y bajo, jadeando e intentando frotar mi clítoris con cada bajada.
Savage me inclina y vuelve a lamer mi culo, mojándolo y preparándolo para él. Solo de pensar en tenerlo a ambos al mismo tiempo hace que siga mojándome sin control.
Evidentemente estoy mal de la cabeza. Este tipo nos está forzando y yo lo disfruto como nunca he disfrutado algo en mi vida.
Su lengua fuerza el anillo de mi culo y gimo dejando de respirar por el ardor. Mis manos arañan los brazos de Max y mi boca se abre en un grito silencioso. Estoy tan sensible.
Entonces mete un dedo en mi culo y exploto.
-Eso nena -gime Savage penetrándome con su dedo mientras me hago un desastre con mi corrida.
Gimo y gimo hasta que la corriente que tensa todo mi cuerpo para y parece una eternidad. El aire se atora en mi pecho y mi boca se abre pero ningún sonido sale. Entonces todo tiembla con descontrol lo que me parece una eternidad de placer hasta que se detiene.
Mis extremidades se aflojan y caigo sobre el pecho de Max, sollozando y jadeando por aire a mis pulmones.
-No pares Max -ordenó Savage y mi novio hizo caso.
Extasiada sobre su cuerpo, siguió embistiendo mientras intentaba recuperarme de mi intenso orgasmo.
Savage sacó su dedo de mi culo y empujó algo más grande y duro, su pene.
-Espera… -jadeé asustada al sentir el tamaño.
Me ignoró completamente y siguió empujando mientras gritaba del dolor que sentí al ser abierta por su enorme carne. Arañé el colchón e intenté mover las piernas, pero tenía a Max clavándome el coño y a Savage presionando en mi culo. Atrapada.
Me quedé quieta, sin mover un solo músculo temiendo romper mi cuerpo si me movía un centímetro.
-Qué delicia -gimió Savage -Con él dentro de tu coño, tu culo me está ahorcando la v***a.
-No más -supliqué sollozando al sentirme tan llena.
Tiró de mi cabello levantándome hasta chocar con su pecho y levantó mi mentón hacia atrás hasta que mis ojos vieron los suyos.
Su barba espesa ocultaba parte de su boca, pero pude notar la sonrisa burlona y de lado que me daba.
Siguió empujando, ignorando mis súplicas hasta que sus pelotas chocaron en mi culo. Entonces cerró los ojos un momento, disfrutando de la sensación de mi pobre culo apretándole con fuerza.
-Estoy en el paraíso -dijo agitado.
Se quedó quieto unos segundos antes de retirarse y volver a golpearme con fuerza.
- ¡Ahh! -sollocé por el ardor de mi culo.
- ¿Te duele, muñeca? -murmuró.
Asentí y eso pareció excitarlo más, porque volvió a golpearme con su pene y arrancarme otro grito.
-Me encanta como gritas -halagó y bajó sus ojos a Max - ¿Te gustan sus gritos Max? -preguntó y siguió embistiendo.
Max no habló, pero su boca abierta y sus jadeos eran toda la respuesta que Savage necesitaba. Estaba igual de excitado que quién rompía mi culo en este momento.
Soltó mi pelo y apretó mi cadera para impulsarse mejor y destrozarme con su rudeza.
-Vamos Max, estás siendo demasiado suave joder. Esta putita puede soportarlo. -rezongó.
Bajó su mano con fuerza y golpeó mi trasero.
-Y a nuestra chica no le gusta suave -siguió.
Mis gritos le encantaban y a mi, sus gruñidos de placer. El dolor en mi culo pasó de ser insoportable a un dolor placentero, y comencé a empujar un poco hacia atrás, encontrando sus embestidas y poco a poco cambiando los gritos por gemidos de placer. Estaba siendo taladrada por dos hombres sin piedad y mi pobre coño y culo ya no podían más, pero me encantaba. La sensación de ardor era deliciosa y quería que se prolongara.
“Lo odio, pero no quiero que paren”
Bajé mi mano para frotar mi clítoris aunque acababa de correrme, pero la necesidad crecía y crecía dentro de mi sin control, pidiendo otra liberación que me rompería en mil pedazos.
-Más - terminé suplicando ya sin importarme nada.
Miré a mi novio y repetí “por favor” una y otra vez para que acelerara, y lo hizo. Levantó sus caderas golpeando con fuerza, complaciéndome con su rudeza.
Intentaba respirar, pero ambos se intercalaban los golpes, y con cada golpe me costaba dejar entrar aire en los pulmones. Solo gritaba, gemía y jadeaba rogando por venirme.
-Este culo es el cielo mierda -gimió Savage más fuerte y aceleró sus embestidas.
Estaba por venirse al igual que Max. Lo notaba, su v***a estaba más dura y la sensación en mi culo era ser taladrada por un tronco duro y grueso.
Savage levantó mi cabeza otra vez y bajó sus labios a los míos.
-Bésame -ordenó y eso hice.
Me importó un carajo haber sido secuestrada y que este tipo nos amenazara porque el placer que estaba sintiendo era demasiado para concentrarme en otra cosa.
Abrí mis labios, dejando que su lengua entrara y se enredara con la mía, abusando de mi boca como lo que era. Un salvaje.
Levanté mis brazos para envolverlos en el cuello de Savage y seguir besándolo sin importarme nada más.
Estaba disfrutando como una maldita perra y qué carajos, todo me daba igual. Nunca me habían follado tan bien en mi vida y me dio lo mismo mostrarle la pasión que estaba sintiendo. Volqué todo de mí en ese beso mezclados con nuestros gemidos.
-Vamos cariño, montanos -gruñó Savage.
Asentí y bajé los brazos al pecho de Max, subiendo y bajando de golpe. Retumbando el sonido de las palmadas en las paredes del container.
De reojo observé como Savage miraba hacia abajo, a su pene entrando y saliendo de mi culito. Max también estaba cerca porque jadeaba más rápido y mordía su labios intentando aguantar, pero fallando terriblemente. Bajé la mano para tocar mi coño y rozar a Max, que gimió tan fuerte y terminó corriéndose de golpe dentro de mí, desencadenando el orgasmo de todos.
Savage apretó mi cadera y me empujó una última vez, clavándose lo más profundo que pudo antes de gritar con fuerza y derramarse en mi culo.
Los latidos de sus vergas me hicieron llegar y esta vez fue un maldito espectáculo de fuegos artificiales.
Grité e intenté aferrarme de lo que pude, explotando como un cuatro de julio. Mis piernas temblaron y mi coño se paralizó junto con mi respiración. Ningún sonido más salió de mi boca hasta que sentí que los pulmones me ardían y entonces jadeé cayendo laxa sobre Max.
“JOOOOOODER”