Capítulo 38
Alexandro
Elena traga saliva. Sus manos se aferran al borde de la mesa, blanqueando sus nudillos por la presión. Sus ojos se desvían por un instante, buscando una salida, una excusa, cualquier cosa que la libre de mi interrogatorio. Su labio inferior tiembla ligeramente antes de que su voz salga apenas en un hilo.
—Yo… yo no mentí, señor Alex. Yo la vi ahí, se lo juro —susurra, pero la convicción en su voz es tan frágil como un cristal.
La escruto con la mirada, viéndola con los ojos entrecerrados.
—No te creo —afirmo, con una certeza que no da lugar a dudas —. Dime la verdad, se que estás mintiendo, ¿Tú pusiste esa crema para que Mariana pareciera culpable? ¡Responde! —grito golpeando la mesa, perdiendo la paciencia —. ¿Quién te dijo que lo hicieras?
—Nadie, señor. La cr
