Capítulo 47 Alexandro El sol ya está en lo alto, pero no siento su calor. Sigo en el jardín, con la copa vacía en la mano y una sola idea dando vueltas en mi cabeza como un cuchillo sin filo: Vladímir quiere destruirnos… y lo está logrando. Escucho pasos a mi espalda, pero no volteo. No necesito mover mi cabeza para saber que es Ayliz. Su silencio me envuelve antes que sus palabras. —No puedes cargar con todo esto solo —susurra. —No estoy solo —respondo con voz baja, pero firme —. Estoy contigo. —Y con Santiago, con tu familia… pero esto es más grande que todos nosotros, amor. Si Vladímir mueve los hilos desde arriba, tienes que mantener la cabeza fría. Asiento, aunque por dentro mi sangre hierve. —Voy a encontrar pruebas. Necesito que caiga. Por Omar, por todos nosotros. —¿Y si é