Todas las personas que conocieron a Natalia ya estaban muertas. Nadie recordaba su nombre en ese mundo. Excepto por los espíritus. Por eso, al salir de entre las sombras, Natalia supo que esa mujer de cabello corto había sido enviada por esas caprichosas criaturas.
Matilda bajó la mirada y se puso de rodillas – gran espíritu lobo que cuidas la montaña. Necesito tu ayuda para completar mi misión.
Natalia se echó a reír – no sé quién te dijo mi nombre y preferiría que no lo usaras, pero me gustaría que me dijeras, ¿qué te dijeron que soy?
Sin levantar la mirada, Matilda respondió – eres el espíritu que habita la montaña.
Natalia imaginó la risa de los espíritus del bosque que contaron esa mentira y negó con la cabeza – ignora eso y vuelve a tu casa, niña.
– No – suplicó Matilda y sin querer, se levantó – por favor, tengo que llegar al oasis en el desierto para hablar con el espíritu rey del bosque.
Natalia regresó la mirada – ¿para qué?
Matilda levantó su arco – los espíritus reyes son los únicos que pueden darme las armas para enfrentar a la corrupción. Yo seré un héroe.
Natalia no se burló, aunque pensó en hacerlo. Había vivido lo suficiente como para reconocer las llamas que habitaban en los ojos de algunos humanos – ¿conoces el destino de los otros héroes que han habitado este mundo?
Matilda asintió – uno de ellos fracasó en su misión y fue devorado por un espíritu corrupto, el otro fue traicionado por sus seguidores y murió.
– Y después de escuchar eso, ¡aún quieres ser un héroe!
Matilda cerró los ojos – desde que era pequeña, siento que hay algo más en el mundo, todas mis hermanas saben tejer o bordar, yo aprendí a usar el arco. No me siento cómoda con mis hermanas, pero tampoco con mis hermanos y hace poco conocí a un espíritu. Estaba atrapada en la telaraña de un espíritu corrupto y la ayudé a escapar. Puedo creer en la casualidad y seguir con mi vida o aferrarme a esta oportunidad para hacer algo diferente y acabar con la corrupción.
Natalia suspiró – ya existen las torres de magia, todos los días, cientos de magos pelean contra los espíritus corruptos y los mantienen lejos de las ciudades, gracias a ellos los seres humanos han podido vivir tranquilamente dentro de las zonas protegidas por los magos.
– Quiero proteger a los espíritus. Ellos no tienen defensas contra la corrupción, porque si la enfrentan, se corrompen.
La respuesta la tomó por sorpresa y le provocó molestia – te ayudaré a llegar al desierto, después de eso, estarás por tu cuenta. Y te lo advierto – dijo, antes de que Matilda la interrumpiera – no será como lo esperas.
Matilda se aferró a su mochila e hizo una petición – ¿puedo montarte?
– NO.
El viaje fue prolongado. Natalia no se dejó montar, pero a cambio, consiguió que un caballo salvaje aceptara ser montado por Matilda y gracias a eso atravesaron los valles, las montañas y llegaron al desierto.
El cabello de Matilda había crecido de nuevo.
Para el desierto consiguieron un camello y acumularon toda el agua posible. Descansaban durante el día y se movían en la noche. Siguiendo las estrellas.
Muchas veces Matilda miraba el cielo y sentía que estaba más cerca, ¿de qué?, no lo sabía, pero podía sentir que había algo esperándola y que, por primera vez en su vida, estaba en el camino correcto.
Su llegada al oasis fue tranquila, Matilda bajó del camello, miró la entrada y al dar un paso, Natalia corrió y se atravesó.
Matilda captó el mensaje y llenó sus pulmones de aire para transmitir su mensaje – espíritu rey del bosque. Mi nombre es Matilda y necesito su ayuda. Quiero convertirme en un héroe que combata la corrupción y proteja a los espíritus, pero no puedo con mi fuerza, por favor – suplicó y se puso de rodillas sobre la arena.
Natalia sintió que su piel se erizaba y retrocedió.
Del interior del oasis emergió una voz – para ti, ¿qué es un héroe?
– Es la persona que protege a los débiles y evita que salgan lastimados. No es perfecto, no es todo poderoso y es probable que tenga una muerte solitaria y dolorosa. Pero sigue haciéndolo, porque es lo correcto.
– ¿Esa es tu razón?, ¿quieres ser un héroe porque eso es lo correcto?
Matilda no quiso mentir, estaba frente a un espíritu rey y quería ser totalmente honesta – en mi corazón, siento que hay algo esperándome, es un sentimiento que no puedo describir y a veces no lo entiendo. Hay alguien a quien debo proteger. Hay alguien a quien debo salvar. Si puedo encontrar a esa persona, imagino que me sentiré completa de nuevo.
Dentro del oasis, los ojos del espíritu rey del bosque enrojecieron – amor – susurró al reconocer el sentimiento y su voz se volvió grave y enérgica – LARGO.
Una tormenta de arena levantó a Matilda, Natalia intentó ayudarla, pero fue empujada por la fuerza del viento y enviada en una dirección totalmente diferente. Matilda no podía respirar, tampoco abrir los ojos, sintió la arena hasta que su espalda se golpeó contra las ramas y al abrir los ojos, estaba colgando de una liana dentro de un bosque húmedo que jamás había visto antes y su cuerpo estaba muy enredado.
El último consejo del espíritu mayor. Tras un viaje que duró más de tres meses, Matilda lo olvidó.
– El espíritu rey del bosque, odia el amor. Tonta.
Sus tobillos eran los más enredados, se movió un poco para liberarse y quedó colgando de cabeza – ayuda – pidió – por favor.
Serafín llevaba una carta en la boca y saltaba entre los árboles cuando vio a una persona colgando boca abajo. Tenía ropa de hombre, pero era mujer y el contorno de sus párpados brillaba.
Por curiosidad, Serafín trepó los árboles y se colgó de una rama para quedar con la misma orientación de Matilda – hola – la saludó – ¿qué eres?
Gracias a la bendición en sus ojos, Matilda supo que Serafín no era humano, pero no podía adivinar qué era – ayúdame a bajar y te lo diré.
Serafín no dudó, cortó la liana y observó mientras Matilda caía al suelo y terminó con un golpe seco contra el suelo – y bien, ¿qué eres?
Era una pregunta sutil, común y dolorosa. Matilda sabía lo que quería ser, “un héroe”, y sabía lo que era en ese momento – soy el burdo intento de un héroe.
Serafín frunció el ceño – nunca escuché sobre esa clase de criaturas, y pensé que las conocía a todas.
Matilda suspiró – quiero decir, planeo ser un héroe para defender a los espíritus de la corrupción, pero fracasé antes de comenzar. El espíritu rey del bosque acaba de echarme de su hogar.
Serafín se levantó, él era un espíritu corrupto, así que era natural sentir apatía por una persona que clamaba, “proteger al mundo de la corrupción”, pero viéndola bien, con un arco roto, ropa desgastada y marcas de ataduras por el tiempo que estuvo colgando, sintió lástima. La habría ayudado, por desgracia, el gusano de la travesura lo picó.
– Conozco un espíritu que puede ayudarte. Su nombre es Arinia, es conocida por ser el espíritu araña y domina los riscos que están por allá – señaló con su mano – actualmente tiene un problema, te contaré. Ella estuvo casada, pero se divorció porque fue infiel. Y ahora el espíritu rey del cielo la quiere como esposa, pero ya dejó en claro que no le permitirá ser infiel. Arinia sufre mucho.
Matilda parpadeó un par de veces.
– Si vas con ella y le explicas que quieres ser un héroe que luche contra la corrupción y que tus acciones tendrán ocupado al espíritu rey del cielo. Ella accederá. Todo está en el uso de las palabras – la sujetó del cuello de la camisa y la besó muy rápidamente – no me lo agradezcas. Suerte.
Los ojos de Matilda veían a los espíritus y sus labios tenían la labia de la corrupción. Era suficiente para decir que su cuerpo estaba más allá de los límites humanos y fue por esa razón que Arinia la dejó entrar a su cueva y la miró de arriba abajo con una frase que se fue formando en sus labios.
– ¡Qué interesante!
Matilda se sintió muchas cosas e “interesante”, no era una de ellas.
– Estoy intrigada, niña, ¿qué eres?
Matilda se mordió el labio, pero era tarde, la labia de Serafín era más fuerte que ella.
– Soy la persona que se convertirá en el siguiente héroe que luchará contra la corrupción y para lograrlo, necesito una ventaja. Tú tienes que dármela – dijo, y cubrió su boca, consciente de que había sido muy irrespetuosa.
Arinia se señaló – ¿yo?, dime, ¿por qué haría algo así?
Matilda pensó en la explicación de Serafín, la historia sobre el espíritu rey del cielo y las infidelidades de Arinia, pero nuevamente, la labia actuó – no los entiendo. Saben de la corrupción, conocen el daño que les hace a las personas, a los espíritus, y siguen aquí, actuando como si todo estuviera bien.
– Es porque todo lo está – sonrió Arinia – yo vivo muy feliz.
– Creo que lo entiendo – dijo Matilda – la causa de la corrupción. Son ustedes.
Sin proponérselo, Matilda no se había convertido en un héroe, pero sí en una persona que constantemente decía aquello que los espíritus no querían escuchar.
Tras ser expulsada del desierto, el bosque y los riscos, no le quedó otro lugar al cual ir.
– ¡Vaya héroe! – dijo para sí misma.
En su camino y gracias a los dones que recibió de dos espíritus, pudo mantenerse bastante bien, viajó a diferentes lugares, miró muchos escenarios y conoció a docenas de espíritus. Entre más los conocía, más preguntas surgían en su cabeza, hasta que una tarde, cerca del ocaso. Se sentó en una gran cama de piedra, miró el cielo e hizo la pregunta – ¿qué somos para los espíritus?
La estatua detrás de Matilda cobró vida y respondió a su pregunta – somos juguetes.
Matilda se levantó – lo siento, no te vi – susurró y al mirar más detenidamente a la persona detrás suyo, tuvo dudas – ¿qué eres?
Bianca respondió – soy una persona, qué más podría ser – sonrió – me llamo Bianca, ¿y tú?
Matilda se sintió avergonzada – lo siento, mi nombre es Matilda y soy un completo fracaso – suspiró – un segundo después, miró muy fijamente – ¿por qué crees que somos juguetes para ellos?
Bianca se sentó – los espíritus fueron creados para ayudar a los humanos. Para sacarlos de las cavernas y convertirlos en los seres pensantes y hábiles que son ahora. Era el objetivo, pero los espíritus son seres demasiado poderosos. Imagina que eres una existencia superior y que el motivo por el cual fuiste creado, fue para ayudar a las criaturas más pequeñas, a esas que no pueden defenderse a sí mismas y cuyas vidas terminan en un suspiro. ¿cómo te sentirías?
Tras un largo viaje y después de conocer a toda clase de criaturas, Matilda preguntó – ¿cómo sabes tanto de los espíritus?
Bianca mostró su mano y sus dedos se convirtieron en piedra – mi tiempo corre a una velocidad diferente, un día para mí, es un mes para el resto. Muchos espíritus se han acercado a hablar conmigo.
Matilda se lamentó – ¿qué hiciste para terminar así?
– Le dije al espíritu rey del bosque: lamento mucho que vivas sin amor.
Recordando la tormenta de arena, Matilda respondió – bien por ti.