Los humanos eran extraños, vulnerables, emocionales y en el fondo. Malignos. Lía nunca se sintió atraída por ellos y jamás entendió por qué otros espíritus los cuidaban, protegían e incluso, tenían hijos con ellos. Dicho concepto escapaba de su imaginación. Sin embargo, ocurría. Un espíritu agua se enamoró de un ser humano y de esa unión nacieron las sirenas, otros dieron origen a los gigantes y había rumores de terceras generaciones, hijos de seres humanos y criaturas formadas por uniones corruptas, como la unión de una mujer humana y un enano, que dio como resultado una especie muy similar a la humana, pero con capacidades para la magia. Era así como el mundo se poblaba y la pureza de los espíritus se perdía. Lía jamás lo entendería. – Los humanos, ¿qué tienen de especial?, son inú