La Jaula de oro Parte1

1959 Palabras
En un mundo que solo podía existir dentro de la imaginación, Esmeralda vio paredes altas llenas de libros con hojas que se desprendían y volaban por el aire como pequeñas aves. Las ventanas eran altas, brillantes, tan llenas de luz que irradiaban destellos luminosos y el viento corría levemente, para llevar a las páginas de los libros de forma lenta. Una de las páginas, pasó por un costado de Esmeralda trayendo consigo una ilustración, en ella se veía la escultura de un hombre montando un caballo, su expresión estaba llena de decisión, la parte frontal de su cuerpo tenía músculos definidos, su cabello era corto y sus facciones robustas. La página voló, Esmeralda intentó tocarla con la mano y esta escapó de entre sus dedos. Para alcanzarla, Esmeralda corrió. – Espera – le dijo – por favor, espera. Los libreros se multiplicaron, a través de ese camino que tomó la página Esmeralda notó que el ambiente se volvía oscuro, que los grandes muebles obstruían la luz del sol y entre más profundo iba, más inmensa era la oscuridad. A su lado las páginas de los libros se volvieron agresivas, ya no flotaban en el aire con gracia ni lo hacían levemente, esta vez, eran movidas por un viento arrogante, lleno de malicia. Algunas de las páginas golpearon su rostro, otras se atoraron en su cabello y tiraron hacia atrás, Esmeralda tuvo que luchar contra esas páginas que antes le parecieron hermosas, mientras seguía el rastro de la ilustración. De pronto, la hoja se detuvo. Esmeralda ya no sintió la necesidad de correr, ella caminó despacio hacia ese rincón entre las estanterías, miró la ilustración, atrapada en algún objeto extraño, con un extremo que parecía querer salir volando y una sombra, escondida dentro de la oscuridad. Extendió las manos, tocó el borde de la ilustración y de entre las sombras pudo sentir una presencia que no estaba delante de sus ojos, pero que vivía en su mente. La mano del rey demonio surgió y atrapó el cuello de Esmeralda. Sus ojos se abrieron, aún sentía el eco de las páginas en sus oídos, pero estaba despierta, sobre la cama y mirando la oscuridad que proyectaban las cortinas, se movió en la cama para tomar el borde de la tela y cuando un destello de luz iluminó la cama, vio al hombre que dormitaba a su lado. Esmeralda no gritó, se cubrió la boca para no emitir ni un solo sonido, cerró los ojos, giró lentamente y dos brazos la sujetaron. – Buenos días – susurró Casian. Esmeralda intentó liberarse – suéltame – dijo, dando la vuelta y casi cayó por el borde de la cama – por favor, no te acerques a mí – lloró. Casian la miró con dulzura – pasé quinientos años esperando este momento, desde la primera vez que apareciste en ese espejo – sonrió – pensé en cuán afortunado fui – lentamente, intentó acomodar el cabello de Esmeralda detrás de su oreja – si alguien más te hubiera encontrado, o si me hubiera desecho del espejo antes de que hablaras. Esmeralda sintió un profundo dolor en el corazón – es mentira, tú no eres él – insistió, Casian, el gran héroe, simplemente, no era posible, tenía que ser mentira – no eres tú. Casian frunció el ceño – escuchaste mi voz, conociste la historia, mírame – habló más alto y sostuvo los hombros de Esmeralda – sabes que soy yo. Una parte de ella, la que se estaba quedando sin fuerzas, admitió que había cierto parecido en los ojos, la forma de la nariz y el tono de su voz, pero la otra, la que vivía entre leyendas, historias y sueños, la que creía en la esperanza y la fe, no podía aceptarlo. Con un llanto atrapado, Esmeralda pasó los dedos por el rostro de su aclamado héroe, tan diferente a las esculturas y se detuvo en las líneas negras que surcaban su rostro con la forma de raíces. Casian tomó la mano de Esmeralda y le dio un beso – ¿sientes curiosidad?, puedo contarte. Esmeralda asintió, sabiendo que el hombre a su lado podía contarle una mentira, no importaba, en tanto ella pudiera entender qué fue lo que salió mal, qué sucedió en esos siglos para que el héroe más grande de la historia se convirtiera en esa criatura y así, su corazón pudiera dejar de ser torturado por el sentimiento de culpa. – Nací y crecí en un orfanato – contó Casian – fue todo lo que conocí, y siempre pensé que era un huérfano más, con un apellido tomado del patrocinador en turno, con padres que más bien eran administradores y docenas de hermanos con los que nunca estuve emparentado, solía pensar en mis padres, me preguntaba si estaban muertos o si seguían con vida y decidieron abandonarme, ambas suposiciones estaban equivocadas. Los espíritus guardianes con los que me enviaste me contaron la verdad, soy el hijo de un espíritu corrupto. Esmeralda agrandó los ojos. Como todos sabían, los espíritus corruptos eran espíritus que rompían las leyes de la naturaleza al tener emociones humanas, sentimientos como los celos, la ira y la venganza, pero también, el deseo. Los espíritus de bajo nivel eran estériles y su nacimiento era decisión de los espíritus superiores, como quien tomaba diferentes semillas y decidía cuál es de ellas irían a la tierra para crecer como una planta. Los conceptos de paternidad, fecundación y maternidad, les eran indiferentes, porque su misma existía, no permitía tales emociones, de hacerlo, interfería con su lealtad y sus prioridades. Sin embargo, un día, un espíritu descubrió que era posible engendrar una vida a través de los humanos y el caos se desató. A la luz de este nuevo descubrimiento y con la evidencia a la vista de todos, los espíritus reyes condenaron a los híbridos nacidos de las relaciones entre espíritus y seres humanos. Así se crearon las sirenas y los tritones, seres parte humanos, parte peces, que no podían existir fuera del agua y que vivían en comunidades aisladas, también nacieron los gigantes, seres con apariencia humana, pero con la mitad del intelecto y sin las herramientas necesarias para una larga vida y los enanos. Los espíritus reyes lo decretaron de esa forma para que ninguna especie pudiera subsistir y eventualmente, todas perecieran. Ese era el destino de los engendros. Nadie imaginó, que esas especies se reproducirían, o que la corrupción escalaría un nuevo nivel y diariamente, nuevas relaciones surgieran. Esmeralda conocía la historia, la leyó docenas de veces para entender a los enemigos de Casian, por eso, sabía que no era posible – tu apariencia, yo te vi en el espejo, eres humano. – Tampoco lo sé – admitió Casian – viajé mucho, interrogué cientos de espíritus, conocí gigantes, sirenas, criaturas del bosque que no han sido descubiertas por los humanos y que no tienen nombre, y ninguno pudo decirme quiénes eran mis padres. Tuve varias teorías – descorrió las cortinas sin tocarlas y tomó su túnica para cambiarse de ropa. Esmeralda desvió la mirada. – El desayuno debe estar listo, siempre quise acompañarte – extendió su mano – si estás de acuerdo, te seguiré contando en el camino. Esmeralda no aceptó su mano, bajó de la cama, se cubrió los hombros y sintió un repentino dolor en el cuello. – Escuché muchas historias – continuó Casian – los gigantes me rechazaron en cuanto se corrió la voz de que maté a algunos de ellos, pero los duendes y las criaturas del bosque fueron muy informativas. Ellos alabaron mi apariencia humana, solo los espíritus humanos podían ver algo diferente en mí y su teoría, fue que el espíritu que me dio a luz usó magia de algún tipo para esconder mi naturaleza y convertirme en un ser humano, fue un esfuerzo muy loable y habría funcionado, si no hubiera decidido luchar contra los espíritus corruptos, habría vivido y muerto como cualquier otro ser humano. Esmeralda se lamentó, porque fue ella quien lo empujó a seguir ese camino, también se sintió infeliz porque eso significaba que el gran poder de Casian, el héroe, no venía de su fuerza, sino de su entendimiento de las criaturas corruptas. Toda la leyenda, era una mentira. – Al final, llegué con el espíritu rey del bosque, él me advirtió de las consecuencias de levantar el hechizo en mi cuerpo, y me habló sobre la clase de criatura en la que me convertiría – miró su mano y apretó el puño – y yo elegí. – ¿Por qué? – lo interrumpió Esmeralda – eras un ser humano, eras más que eso, tú inspiraste a muchos a seguir tus pasos y pelear con los espíritus corruptos, ¿por qué elegiste esto? Casian la miró y sonrió levemente – hiciste una pregunta y la respuesta eres tú. Con una vida humana, jamás habría podido encontrarte. Esmeralda sintió que iba a perder la cabeza. Habían llegado al comedor, Casian abrió las puertas y entró. Esmeralda no tenía deseos de comer, se cubrió el estómago y dio la vuelta para irse de ese lugar, pero Casian se lo impidió. – Enfermarás si no comes algo. Esmeralda se mordió el labio. – Aún no termino mi historia – dijo Casian y acomodó una silla para que Esmeralda se sentara – perder mi humanidad tuvo un costo. Esmeralda subió la mirada – ¿qué hiciste? Casian se veía relajado, tomó un platillo y lo puso delante de Esmeralda, con ello dio a entender que, si ella no comía, él no seguiría contando. Esmeralda tomó un tenedor. – El espíritu rey del bosque me entregó un regalo – del interior de su túnica, sacó una esfera de cristal dentro de la cual se encontraba una pequeña tortuga con hierba sobre su caparazón – esto es el bosque sombrío – dijo Casian y colocó la esfera sobre la mesa. Pese a ser redonda y no tener una base, la esfera se equilibró sobre la mesa – el costo, fue mantenerlo con vida. A oídos de Esmeralda llegaron las historias de una bruja demoniaca que cobraba víctimas inocentes y las consumía dentro del bosque sombrío, su corazón dolió – fuiste tú, tú mataste a todas esas personas. – No se me permite matar – confesó Casian – fue parte del acuerdo, moriré el día en que lo haga. Esmeralda frunció el ceño – ¿y esperas que te crea? Sin pensarlo dos veces, Casian le había revelado la pieza de información más importante de su vida, Orland se lo dijo poco después de despertar, ¡tenía prohibido matar!, fuera de esa prohibición Casian podía hacer lo que quisiera, pero si un día, de manera directa, ocasionaba la muerte o destrucción de otra forma de vida, fuera humana o espiritual, él moriría. Lo que le había dado a Esmeralda fue su mayor debilidad, lo hizo como una prueba de amor, pero ella, ni siquiera lo consideró. – El bosque sombrío ha existido por quinientos años, jamás daño a otros. Esmeralda alzó la mirada sin poder creerlo – ¡no ha hecho daño!, una vez al mes una persona perdía su alma en ese bosque, eran personas desesperadas, que necesitaban ayuda, no merecían que las asesinaran – se levantó, no terminó su comida, salió al pasillo y corrió sin mirar hacia dónde, solo quería desaparecer. En su camino vio una ventana muy estrecha y alargada, similar a las rendijas de los arqueros, pero lo bastante ancha como para que ella pudiera pararse y mirar el vacío. Lo pensó por un largo tiempo, después de descubrir que todo era su culpa. Pensó en lanzarse. Pero tenía demasiado miedo. Alicia voló por los aires, extendió su cola y atrapó a Esmeralda – ¿quieres dar un paseo?
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR