Aunque Esmeralda tenía solo quince años, ya soñaba con convertirse en la esposa de algún caballero y tener muchos hijos. Ver a un niño pequeño despertó su lado maternal y sonrió – no tengas miedo, si gustas, puedo conseguirte algo para comer. Ratón asintió, pero se mantuvo escondido – no quiero que me vean. – Guardaré el secreto – sonrió Esmeralda. Ratón sonrió, aceptó las galletas y las comió muy de prisa – me gusta la biblioteca – le dijo después de un tiempo – hay muchas cosas escondidas y tanta información contradictoria, nunca te aburres. Esmeralda sonrió – cuéntame, ¿qué es lo contradictorio? Ratón tragó un buen pedazo de pan y respondió – las personas que escriben libros se obsesionan con la maldad de los espíritus corruptos, pero olvidan la suya. Esmeralda parpadeó – ese es u