Aunque Esmeralda tenía solo quince años, ya soñaba con convertirse en la esposa de algún caballero y tener muchos hijos. Ver a un niño pequeño despertó su lado maternal y sonrió – no tengas miedo, si gustas, puedo conseguirte algo para comer.
Ratón asintió, pero se mantuvo escondido – no quiero que me vean.
– Guardaré el secreto – sonrió Esmeralda.
Ratón sonrió, aceptó las galletas y las comió muy de prisa – me gusta la biblioteca – le dijo después de un tiempo – hay muchas cosas escondidas y tanta información contradictoria, nunca te aburres.
Esmeralda sonrió – cuéntame, ¿qué es lo contradictorio?
Ratón tragó un buen pedazo de pan y respondió – las personas que escriben libros se obsesionan con la maldad de los espíritus corruptos, pero olvidan la suya.
Esmeralda parpadeó – ese es un pensamiento muy maduro para un niño de tu edad, apuesto a que serías un gran amigo de mi hermano, él también es muy maduro y disfruta de las conversaciones adultas. Cuando era más pequeña él quería que me volviera muy inteligente – suspiró – lo decepcioné.
– Pero, él solo es inteligente porque tiene la caja.
Esmeralda giró la mirada para ver a Ratón que seguía comiendo y preguntó – ¿a qué te refieres?
Ratón se puso nervioso – llevo tiempo escondido, me gusta mucho leer – sonrió.
– Lo entiendo y prometo que guardaré el secreto – dijo Esmeralda, al ver que Ratón se quedaba callado.
– Bueno, durante un tiempo vi al príncipe Jeffrey entrar a la biblioteca, ir a una sección del tercer piso y abrir una caja de madera. La lee durante un tiempo, luego la cierra y se va. Hacía eso todos los días, hasta el mes pasado. Tomó la caja y se la llevó.
Esmeralda no se tomó la información con demasiada seriedad – debe ser algo importante, mi hermano es muy celoso de sus posesiones, es algo normal.
– No, esa caja no era normal – continúo Ratón – era de madera, pero tenía bordes de oro y cada vez que la abría, salía una especie de humo rojo.
Esmeralda se puso nervioso.
– Creo que era un espíritu corrupto.
– Viste mal – dijo Esmeralda y se puso de pie – si estás insinuando que mi hermano obtuvo su inteligencia de un espíritu corrupto, serás encarcelado por traición.
– Pero, alteza, yo jamás dije eso – declaró Ratón – fue usted.
Las manos de Esmeralda comenzaron a sudar.
– Podría equivocarme – dijo Ratón – usted lo sabría, el príncipe la ama y le diría. Si usted le pregunta por una caja de madera con bordes dorados y sin cerradura, él le diría la verdad.
Esmeralda se sintió muy incómoda y se fue apartando – quédate la comida – le dijo, dio la vuelta y se fue.
Con motivo del festival de primavera todo el reino estaba de fiesta y por las tardes los empleados del castillo celebraban con fiestas, comida y bebidas.
Jeffrey se divertía bastante por esos días, entre el trabajo, el estudio y la preparación para conocer a su prometida. Sentarse a ver a los empleados del palacio bailando era muy relajante. Le gustaba compartir ese momento.
– Hermano – lo saludó Esmeralda.
Jeffrey sonreía, había bebido y sin pensarlo, la abrazó – mi hermosa hermana, en un año, para el próximo festival de primavera, estaré casado – cantó.
– Estás ebrio – soltó Esmeralda.
– Sí – admitió Jeffrey – es muy probable que esté ebrio, ¿es algo malo?
Esmeralda sonrió – no, no lo es.
Jeffrey extendió el brazo – hermana, baila conmigo – dijo y Esmeralda aceptó.
Una de las características del baile del festival de primavera, era que no había contacto entre las parejas, el hombre colocaba las manos en la espalda y la impresionaba con un juego de pies mientras que su pareja bailaba.
Fue una tarde agradable y Esmeralda se permitió ignorar por esa noche lo que había escuchado, pero no lo olvidó por completo.
Días más tarde, durante los preparativos para el desfile de la futura princesa heredera, Esmeralda observó a su hermano, esperó por el momento justo y tras una aparición súbita, dijo:
– Escuché una historia muy extraña de la servidumbre.
Jeffrey subió la mirada – eres demasiado curiosa.
– ¿Por qué?, ¿no quieres escuchar?
Jeffrey sonrió – claro que quiero, cuéntame ahora y te regañaré después.
Esmeralda sonrió, convencida de que Ratón le había mentido y que su hermano no tenía secretos con ella – escuché decir a una de las mucamas que en uno de los cuartos se esconde una caja de madera con bordes dorados y una cerradura extraña. Y que dentro de esa caja se esconde un espíritu corrupto – explicó mientras miraba muy fijamente el rostro de su hermano para no perderse ni un solo gesto.
Lo peor que pudo pasar, pasó.
Jeffrey dejó de escribir, sus dedos temblaron al escuchar la descripción de la caja y llegando a la parte del espíritu corrupto. Su mirada subió.
Esmeralda tuvo un mal presentimiento.
– ¿Quién te contó?
– Nadie, lo escuché por casualidad.
– Es un tema muy delicado que involucra a la torre de magia y critica la efectividad de la barrera que protege al palacio. Muchas personas podrían estar en riesgo, ¿quién lo dijo?
– No lo sé – respondió Esmeralda – era una broma, olvida lo que dije – dio la vuelta y salió corriendo.
Jeffrey estaba demasiado nervioso como para seguirla. Ya no pudo concentrarse en la carta que le estaba escribiendo a su prometida. Dejó todo de lado, subió a su habitación y miró la pared por un largo tiempo.
La única explicación era que alguien entró a su cuarto y mientras limpiaba descubrió su secreto, y si eso era cierto, entonces la caja estaba en peligro. Presa del pánico, retiró sus zapatos, los floreros, la mesa y las cobijas para revelar el gran baúl y cuando lo abrió. Encontró la caja.
Ahí seguía. Nadie la había tomado.
Jeffrey se sintió aliviado, pero también preocupado. No quería pensar en lo que pasaría si alguien encontraba la caja o el libro y se los mostraba a su padre. El desastre de ese día se repetiría.
Lo ideal era quemar la caja, pero eso le daba más miedo, hasta donde sabía, destruirla podría tener el mismo efecto que abrirla. Lo mejor era que permaneciera en su escondite, fuertemente guardada y más adelante encontraría la forma de enterrarla o mantenerla escondida para siempre.
Sin embargo, ¿quién pudo hablar sobre la caja?, tenía que ser una persona que la hubiera visto antes o no podría describirla tan acertadamente. Un solo nombre vino a su mente: Ratón. Puso todo en su lugar y dejó su habitación para ir a la biblioteca.
De uno de los pasillos emergió Esmeralda.
Antes, siguió a su hermano, él estaba tan apurado y nervioso que jamás miró atrás. Después de verlo entrar a su habitación esperó un poco y entreabrió la puerta, desde ahí observó todo lo que pasaba, vio a su hermano descubrir una mesa y abrir un gran baúl. Lo vio caer al suelo, aliviado, como quien descubre que su tesoro está a salvo, enterrado bajo la arena y después lo vio volver a poner todo en su lugar. Cuando su hermano bajó, ella entró a la habitación.
El proceso se repitió, los zapatos, los floreros, las cobijas y la mesa. Todo fue apartado y al final Esmeralda abrió el baúl y miró la caja. Era tal y como Ratón la había descrito, de madera con bordes dorados, un diseño muy hermoso en la tapa y un pasador.
Sus dedos dudaron.
Si Ratón tenía razón, había un espíritu corrupto dentro, pero su hermano no era la clase de persona que haría un trato con un espíritu corrupto y de ser así, abrir la caja probaría que su hermano era inocente.
¿Qué hacer?
Jeffrey llegó a la biblioteca – Ratón, ¡sé que estás ahí!
– Aquí estoy – respondió una voz.
Jeffrey subió por la escalera de caracol y miró a su viejo amigo, el mismo niño que conoció a los ochos años y con quien siempre platicaba. Los dos pasaron momentos muy amenos, fue ese pequeño niño quien le entregó muchos de sus libros favoritos. Toda esa madurez e inteligencia de la que sus profesores presumían venía de sus conversaciones con Ratón y al mirarlo, después de tantos años, Jeffrey se hizo una pregunta que nunca antes tocó su mente.
– ¿Por qué no has crecido?
Tras nueve años de conocerlo, Ratón seguía teniendo la misma edad y apariencia.
Jeffrey miró hacia atrás, nunca antes lo notó, como la biblioteca se vaciaba siempre que él entraba o la forma en que todos sus acompañantes tenían otras cosas que hacer y se distanciaban para que él entrara a la biblioteca solo. Nunca antes lo vio.
– Sabes, odio esa pregunta – dijo Ratón. Sus pupilas se dilataron como cráteres, su sonrisa se volvió demasiado antigua y su cuerpo creció muy rápidamente.
El cabello oscuro se volvió tan largo que, con una altura de dos metros, las puntas llegaban al suelo, las facciones de su rostro se transformaron de un niño pequeño a las de una mujer adulta, la bata blanca que llevaba se convirtió en una blusa sucia, y de la cintura hacia abajo surgió la cola de una inmensa serpiente.
Afuera, el cielo se oscureció y el día se transformó en noche.
– ¿Por qué? – repitió el espíritu corrupto con una voz que hacía eco en las paredes – ¿por qué lo hiciste?, ¿por qué me mentiste?, ¿POR QUÉ LO MATASTE? – gritó y al acercarse a Jeffrey, este se fue de espalda y cayó al suelo – no hay una razón. Lo hice, ¿es tan difícil de entender? – preguntó el espíritu corrupto.
Jeffrey sintió miedo, pensó en tomar su espada, sacarla de la funda y atacarla, pero estaba paralizado.
– Al final no importa – dijo el espíritu corrupto – me equivoqué contigo, pero no me equivoqué con ella.
Al decir esa palabra, Jeffrey miró hacia atrás y salió corriendo.
El espíritu corrupto sonrió – es tarde. Sabes – habló para sí misma porque Jeffrey ya se había ido – toda esa basura sobre el odio y la envidia. La emoción que me llevó a la corrupción fue la curiosidad.
Esmeralda abrió la caja y un intenso humo rojo llenó la habitación.
Una manzana envenenada, símbolo de una maldición que fue rota por el amor. Lágrimas de una sirena resentida que encontró la monstruosidad en los humanos y no en los monstruos. Y sangre del espíritu de los secretos olvidados. Todo se juntó en un hechizo y cuando la niebla se disipó: los recuerdos volvieron y el hechizo del rey demonio se desvaneció.
Jeffrey llegó a su habitación tarde. El rey Vladimir, la reina Beatriz, los caballeros y todos los empleados del castillo que tenían edad para recordarlo supieron que habían estado bajo un hechizo todos esos años.
Hubo una princesa llamada Esmeralda, hija del fallecido rey Roger y hermana melliza del actual Rey Vladimir. Una princesa hermosa e inteligente con una brillante sonrisa que ponía en vergüenza a su hermano y que amaba al héroe Casian. Y esa princesa les fue arrebatada.
El rey Vladimir llamó a la corte y decretó – llevaremos magos, caballeros, mercenarios y asesinos. Encontraremos el bosque Sombrío, asesinaremos al rey demonio y traeremos a mi hermana de vuelta a casa.
FIN