Capítulo 5- Escápate conmigo.

2599 Words
-Pero, ¿Qué demonios es lo que estás haciendo aquí? - Le pregunto ella entere murmullos En realidad la chica no sabía muy bien como sentirse al respecto de la imagen que tenía frente a ella, una parte de si estaba dando saltitos de alegría porque lo había vuelto a ver, porque él había hecho el esfuerzo de buscarla y lo había encontrado, sin embargo, otra parte de ella, es un poco más cuerda, le recordaba todo lo que había sucedido con Chris y le decía que no se involucrara, que nada bueno salía de involucrarse sentimentalmente Los sentimientos eran la peste, ellos la destruido, la compra aniquilado, y ella no quería volver a pasar por lo mismo nuevamente, estaba cansada de tener que recomponerse y es que a veces no se sintió ni siquiera capaz de volver a Había veces en que simplemente la vida se convertía en algo demasiado pesado, Amanda conocía esa sensación a la perfección, aún estaba sumergida en ella, aun la agobiaba, y no quería empujar a Mike a su hoyo n***o, porque él parecía estar bien, en cambio ella estaba rota de todas las maneras posibles en que alguien podía estar roto, y no quería llenarlo de esa mierda, sintió que Mike era una persona que no se merecía eso Ciertamente allí, la chica no sabía a quién seguir, si a las mariposas en su estómago a las que ella le encantaría explicar cómo ganas de vomitar, oa sus ojos, que no querían dejar de verlo allí en su espacio, en su hogar De una forma u otra Mike se sintió reconfortante, como si fuera un gran escudo protector con su gigante cuerpo y sus manos grandes, como si él pudiera salvarla de lo que fuera que quisiera molestarla, lo cual era absurdo y la hacía sentir estúpida, porque Mike no era un superhéroe, y por si fuera poco, había conocido a Mike hasta hacia un par de horas atrás ¿Cómo era que un extraño podía sentirse tan familiar? Se preguntaba con desesperación la morena, porque nunca antes había sentido aquello, nunca antes había querido invitar a un extraño a seguir a su habitación tanto como lo quería hacer en ese momento con el chico frente de si Un vaivén de pensamientos y emociones recorrían la cabeza de la chica, miles de cosas se le pasaban por la mente, desde lo mucho que podía hacer encima de su cama, hasta lo mucho que podía herirla que la historia de Mike, si es que en algún momento existía de verdad, acabara como con la de Chris -¿Vas a dejarme entrar o qué? - pregunto el chico mientras se movía en dirección a la habitación de Amanda -Si, no- Dijo entrando en razón -¿Si o no? Porque claramente no puedo hacer las dos al mismo tiempo- Se burlo, mientras veía como las mejillas morenas de la chica se tornaban a un leve tono carmesí, que le parecía lo más adorable que había visto en mucho tiempo Esa fragilidad de Amanda lo atrapaba, lo hacía sentir como si ella necesitara de él, como si en algún extraño modo ella quisiera que un completo desconocido la protegiera, quizás eso lo había llevado hasta allá, quizás había sido eso lo que había hecho que su cuerpo decidiera buscar en internet la casa de uno de los políticos más prestigiosos de la ciudad, para dar con su dañada hija, colarse por la ventana y tratar de entender lo que significaba ser Amanda Porque Mike no quería arreglarla, y bien se había podido dar cuenta, en las pocas horas que había compartido con ella, que Amanda estaba jodida, demasiado, y aunque no conocía a la perfección las formas en las que ella estaba dañada, no era como si eso le importara, al fin y al cabo, lo que le gustaba de ella era justamente eso, como podía desmoronarse y armarse de valor al minuto siguiente, como si se estaba proclamando Juana de Arco mientras te acribillaba con la mirada Y el chico tampoco se sintió capaz de juzgarla por su vulnerabilidad, después de todo, él no estaba en mejor condición, él también guardaba mucho dentro de sí, sus secretos se lo carcomían a diario, él también tenía un pasado con el que vivir, un pasado que lo atormentaba y de vez en cuando, también le quitaba las ganas de todo lo que las personas normales hacían a diario -No puedo dejarte entrar, mi madre me mataría si te viera aquí arriba- Contesto cruzándose de brazos, las visitas se hacen en el salón principal -¡Vaya! Con que eres una chica buena- Señalo mientras le acariciaba levemente la barbilla, cosa que hizo que un escalofrío recorriera el cuerpo de la chica Amanda no sabía si se trataba del poco contacto humano que había tenido en los últimos meses, pero siempre que Mike la tocaba, por muy leve que fuera su roce, la hacía sentir de todo, estremeciéndola con tan solo un par de dedos en su piel -Soy lo que se me dé la gana de ser- Contesto con altanería -¿Por qué tiemblas? - Mike se percató de la forma en la que el pecho de Amanda comenzó a subir aceleradamente, y la manera en la que sus manos no dejaban de temblar, y saco dos simples conclusiones de aquello, o Amanda estaba enferma , o era mucho lo que él le provocaba, y de verdad esperaba, incluso involuntariamente, que se tratara de la segunda opción -Hace frio aquí fuera- Mintió, porque la verdad era, que aunque el ambiente si estaba frio fuera, lo que la ponía de esa manera era que él la tocara con esa promesa de no besarla flotando en el ambiente -Por eso insisto en que debes dejarme entrar- Volvió a intentarlo, sin embargo el bajo, pero voluptuoso cuerpo de la morena lo detuvo -¿Siempre eres así de intenso? - Inquirió con una mueca de asco -No se llama intensidad, se llama persistencia Amanda, me gusta conseguir lo que me propongo -Explícame eso- Le pidió ella, más para seguir oyéndolo hablar que para otra cosa, Mike hablando tan cerca de su cuerpo era una cosa para perder los nervios -Me trazo una meta- Susurro- Y hago todo lo que tenga que hacer para llegar a ella- Concluyo poniendo su dedo tiernamente en la nariz de la chica -¿Lo que sea? - Levanto una ceja- Incluso traficar con drogas, nadar con un tiburón, y asesinar a una anciana indefensa -Si, todo eso incluye la lista, aunque lo de la anciana es un poco cruel- Se rio- Y lo de nadar con tiburones ya es historia vieja -¡No! No me dirás que lo has hecho- Ella exclamo divertida, por primera vez en mucho tiempo se sintió genuinamente interesada por algo -No te contare mi historia hasta que me dejes entrar -Bueno, que lastima, supongo que tendré que perderme de tan emocionante relato- Sentencio con cinismo -Así que definitivamente no vas a dejarme entrar, quien diría que serias tan remilgosa con el hombre que te salvo la vida ayer en la noche, cosa que no estoy echando en cara ni mucho menos- Espeto haciendo justamente eso- ¿Qué tal que yo hubiera pensado lo mismo cuando decidí acostarte en mi cama y cubrirte con mis sabanas? -Deja de recordarlo por favor -¿Ya te sientes mejor? - Pregunto con sinceridad -Si, ese imbécil no alcanzo a tocarme, y tu… Tu estuviste allí para ayudarme -Si- Suspiro- Por eso considero que la manera más correcta en la que me puedes agradecer es dejándome entrar -¡Dios, eres un karma! - Grito -Entonces hija del congresista, ¿vas a dejarme morir de frio aquí fuera? -Estas aquí por eso, ¿No? - Pregunto con un tanto de rabia recorriendo su sistema- Eres otro de esos cínicos estudiantes de derecho tratando de llegar a mi padre por un puesto como su lame botas, ¿No es así? -¿De que estas hablando? -Estás haciendo todo esto para llegar a él, y yo de estúpida te estoy facilitando las cosas, después de todo, eran muchas coincidencias, ¿Cómo estabas ayer en el mismo sitio que yo? ¿Por qué me ayudaste? Y sobre todo, ¿Cómo demonios supiste donde vivo? - Pregunto con rabia, sabía que su cuento no podía ser tan rosa como aprecia, sabía que debía haber una trampa con Mike Nadie era tan bueno ni tan desinteresado como lo aprecia él, él no era más que una de esas malas cosas de la vida de las que tocaba deshacerse antes de que fuera demasiado tarde -Oye, cálmate un segundo- Mike se asustó un poco con la actitud de Amanda, lo que menos quería era que ella creyera que él era un oportunista, al fin y al cabo estaba muy lejos de eso, y por si fuera poco su padre contaba con las influencias necesarias para darle el puesto que él quisiera, no necesito lamerle las botas a nadie, como había asegurado la pelinegra- Estaba ayer allí, porque es un sitio que a menudo frecuencia- Aseguro Amanda comenzó a hiperventilar, debía sacarlo de allí, antes de que alguien se enterara o lo viera, tenía que dejarlo ir y no volverla a verlo jamás -Te ayude porque un día mi hermana estuvo en tu posición, así que puedo tener una idea muy cercana de lo que se siente, te ayude porque soy un caballero- Sentencio con seriedad La chica le dirigió una mirada rápido y frunció los labios, o era un excelente actor y sabia mentir a la perfección, o entonces estaba siendo completamente sincero, parecía muy serio, lo demasiado como para ser mentira lo que salía de su boca, y él no parecía ese tipo de cínico -Y no fue difícil encontrar la dirección de tu casa, fue simplemente entrar a un par de revistas rosas en donde hablando de todas sus habitaciones grandes, balcones y demás para ubicarme, necesita únicamente la zona y un par de imágenes, eso es todo, Amanda -¿De verdad estuviste leyendo revistas rosas? - Se rindió, Mike no quería eso, él no quería querer ser congresista, su imagen distaba mucho de eso -No voy a mentirte, si, lo hice- Se rio de si mismo- ¿Siempre eres así de psicópata? -Cuando tienes dos de las cosas que el mundo más anhela es difícil confiar en las personas -¿Qué cosas? -Dinero y poder, mi amigo -Bueno princesita congresista, lamento defraudarte, pero no todo el mundo quiere lo mismo, yo por ejemplo no quiero nada de eso- Ladeo el rostro- Bueno, lo del dinero no me molesta -Eres un idiota -Tranquila, si la temperatura sigue bajando de esta forma, pronto dejare de serlo -¡Amanda, necesito que me prestes sus pendientes de perlas! Tengo una cena en menos de veinte minutos y he perdido los míos- Hablo su madre mientras se acercaba a la habitación -Quédate aquí, por favor, no vayas a hacer ruido, no te muevas- Le pidió escondiéndolo a un costado el balcón -¿Pero qué pasa? -Tu solo quédate en silencio- Amanda entro en la habitación y cerro la puertecilla tras de ella Mike escucho desde fuera, como la madre de Amanda entraba y le preguntaba por uno aretes, como si se tratase de la cura del cáncer y no de un simple par de perlas que ni siquiera eran tan bonitas como las mujeres creían, pensaba él Sin embargo lo que más curiosidad le causaba de todo aquello era el estar escondido allí, al fin y al cabo Amanda era una mujer, no una niña, y realmente creía que eso de la prohibición de chicos en la habitación de una mujer era cuento de cavernas, nunca antes había tenido que hacer algo como aquello y le causaba gracia en exceso -Hija, no quiero que creas que todo lo hago para fastidiarte, ¿Esta bien? - Le pregunto Cristina a Amanda mientras le pasaba un mechón de cabello n***o por detrás de la oreja Sin embargo Amanda alcanzaba a percibir el olor a alcohol en la boca de su madre, sabía que era por eso que la estaba tratando de esa forma tan dócil -Te entiendo- Le siguió la corriente, lo que menos quería era que esa conversación se alargase, después de todo, Mike seguía fuera en su balcón -Volveré temprano, no necesitas nada, ¿Cierto? -No mama, puedes irte ya- Le insistió -Bien, nos vemos después- La mujer se despidió y salió de la habitación de Amanda mientras ella soltaba un suspiro -Bien, esto ya se estaba convirtiendo en un secuestro- Se rio Mike cuando Amanda apareció nuevamente en el balcón -Lo lamento por eso, mama se vuelve loca si ve a un chico en mi habitación, y ha estado bebiendo así que es un caos en este momento -Por supuesto- Mike soltó una carcajada -¿De qué te ríes? ¿Qué es tan gracioso? -Esto, ¿Qué no lo ves? -En realidad no- Dijo con el ceño fruncido -Pensé que estas cosas solo pasaban en las películas, pero eres un caso excepcional -Deja de búrlate, idiota- Amanda lo golpe en el pecho mientras él seguía riéndose como si le hubieran contado el mejor chiste de su vida- ¡Que dejes de reírte! - Se acerco a él, y comenzó a darle manotazos en todo el torso Mike la vio haciendo el intento de hacer daño, ya pesar de lo irónico que podía sonar, no pudo pensar en haber visto jamás una imagen tan tierna como aquella, sus golpes, aunque eran fuertes, no alcanzaban a dolerle lo demasiado, y verla allí , ondeando su cabello largo n***o mientras reía como una pequeña era algo que él no sabía cómo descubrir -Detente- Mike dejo de sonreír, su cuerpo se había acalorado, ya no había frio, porque todo él estaba hirviendo, y Amanda, que lo miraba con los ojos abiertos y expectante no ayudaba demasiado a su promesa de alejarse Mike hizo que la chica se moviera, hasta estar contra la misma pared en la que él minutos antes se había escondido, no podía resistirse más a ella, Necesito probar su boca, Necesito conocer el sabor de Amanda, estaba ardiendo de las ganas de tocarla y besarla en todas partes Amanda quien veía también la forma en la que él la miraba, no se atrevía a asegurar nada, ya antes estado en la misma posición y él se había alejado, sin embargo todo de si gritaba que lo hiciera, que la besara, en ese momento no había parcialidades, no había contradicciones, todo su cuerpo y su alma estaban pidiendo ese beso El chico puco su mano derecha, en la parte trasera del cuello de Amanda, y mientras enredada levemente sus dedeos en el espeso y sedoso cabello de ella, acerco su rostro, aun sin besarla, disfrutando el proceso, aspirando del aroma a vainilla que tenia su piel, admirando la suavidad de su piel y sus labios rosados Y entonces la beso, junto su cuerpo y la beso con delicadeza, chupando, deseando y saciándose de aquella necesidad de Amanda El beso era algo jodidamente erótico, Mike lo hacía con suavidad, con deseo, y aunque Amanda sabía que en aquello no había amor, si había otra cosa, era una chispa de algo que ella hasta el momento no había experimentado -Ven conmigo- Le pidió Mike mientras se alejaba brevemente de ella -¿A donde? -Me iré de vacaciones por un par de semanas, lejos de aquí, del ruido y de todo, quiero que vengas conmigo -Pero… -Amanda pensó en sus responsabilidades, en su nuevo empleo, y se preguntó que se sentiría mandar todo a la mierda por primera vez en la vida, no atender a las exigencias de su madre y simplemente hacer lo que se le diera la gana Debía sentirse bien, y ella quería probarlo -Escápate conmigo, vámonos esta noche La chica lo miro, ya tenía su respuesta -¿Qué dices? -...   
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD