Mi mano rodea su cuello al segundo que la tomo por la cintura y la alzo embistiendo contra la pared su cuerpo, ella tiembla entre mis brazos, sus ojos mieles se concentran en los míos, su mirada es temerosa y completamente insegura, intento controlarme con ella pero no puedo, la veo y solo deseo consumirla por completo, marcar su bello cuello y llevarla al trono como mia.
— Creí que habíamos llegado aún acuerdo — gruño peligrosamente cerca de sus labios.
Ella lame sus labios temerosa, buscando que maldita mentira y patraña decir, mira a sus lados buscando a sus protectores que la ven decepcionados y demasiado furiosos, deberia agradecer que soy yo quien la sujeta, de lo contrario está situación ahora seria diferente, entre abre los labios.
— Por favor...
Si rio de manera cinica dejando escapar la risa.
— No pequeña no — con mis dedos índice y medio la hago mirarme a mi — ellos no te van ayudar... Cuando estabas tratando de ser una completa descarada seduciendo a alguien para ayudarte a huir de aquí... Has perdido su protección, están arrepentidos de ser amables contigo ¿No?
Ellos no asienten ni niegan. Sus ojos se llenan de lágrimas y tensa su mandíbula molesta y sentida, acerco mis dedos a sus pomulos capturado a tiempo su lágrima, arrastro mi dedos por su pomulo.
— Hermoso angel no llores que me siento mal de verte llorar...
Sus ojos agarran fuego por dentro mirándome molesta.
— Maldito mentiroso ¿No ves que tú lo provocas? Tengo miedo...
— Oh no, esa carta no la puedes volver a jugar — responde Jareth — te hemos tratado bien, hemos sido suaves contigo desde que pasaste un pie aquí... Y sin embargo sigues intentando huir ¿Por qué? — pregunta de una manera severa y molesta.
Aprieto su cintura y bajo mi mano a la silueta curvada de su culo apretando aún más, al mismo tiempo que su cuello, respira por la nariz.
— Dan miedo —se tensa y arquea apretando su agarre en mis muñecas clavando sus uñas pintadas de piel con blanco.
Aunque aparente ser un angel cada vez que veo a sus ojos solo puedo ver al mismo demonio.
Aprieto con todas mis fuerzas entre mis manos su pañoleta mientras veo el todo terreno en el que huia calcinado en las llamas que lo consumía, todos estamos vueltos locos, mi corazón está tan acelerado con la primera vez que ella estuvo frente a mis ojos ¿Por qué nos re huye? ¿Es un castigo por el tipo de persona que somos?
— Iven ¿Dónde está ella? — pregunto a mi hermano que regresa más tenso de lo normal.
— Lo siento, ella no estaba en el auto, hay rastros de sangre pero todo señala que alguien la saco antes de que prendiera llamas... — el mira por detrás de mi mientras habla.
Giro y observo en la misma dirección, una furia mucho mayor a la mía se avecina.
— Busquenla, noticias, radio, prensa, no importa que haga falta, encuentrenla, no pudo haber llegado demasiado lejos — ordena hacia nuestros hombres.