CAPÍTULO 2

1483 Words
DAMIEN: ¡Dios! tanto trabajo me va a matar, ¿Donde está esos putos papeles?, mierda y más mierda ¿Es que este día no podría ir  peor?, Respiro varias veces para tratar de calmarme, agarro el teléfono y llamo a mi asistente. —Franco ven ya a mi oficina. Hasta que por fin encuentro eso malditos papeles, Franco llega y se queda parado al frente del escritorio, busco otros papeles que gracias al cielo lo encuentro. —Quiero que le entregues estos papeles al vicepresidente, que los revise y que me avise lo que opina, también quiero ver el prototipo del producto de la laptop y prepara una junta para mañana a primera hora. —Sí señor, ¿Algo más? —Por favor un café bien cargado y gracias Franco. —No se preocupes señor, ¿Hoy no es un bueno día? —No, no lo es. Espero que mejore. Asiente y se retira, empiezo a revisar otros papeles, dios tantas letras me van a matar, a los pocos segundos llega Franco con el café que le pedí, le doy las gracias. Necesito una sumisa, necesito relajarme, llevo un mes sin una sumisa, después que termino de revisar los últimos papeles son las 2:45pm. Entro a la página donde puedo escoger una sumisa, busco y busco hasta que veo una que me llama la atención. Dios es hermosa, cabello largo hasta la cadera, ojos color  café, piel morena pero no tan oscura, grande senos, un cuerpo de infarto, boca gruesa pero chica y rosada. Dios es perfecta. La foto que sale, tiene las manos sujeta con un una cuerda azul, mí color favorito y  joder se ve excitante, vamos Damien cálmate, cálmate. Dice que le gusta que la amarren, ¡joder! Y que le gusta estar de cualquier manera. Que solo quiere dar placer a su amo. La quiero sea como sea, llamó a William, es el encargado de conseguirme sumisas. Le digo que quiero a las señorita Amara Hamilton, ese nombre me suena de una parte, dice que va hablar con ella a ver qué opina. Veo que ella elije con quien estar, no es como las otras sumisas. Ojala acepte, quiero ver ese cuerpo en mi cuarto rojo, mas en esa cruz, ¿Cómo será como sumisa? acomodo el escritorio, busco mi saco y salgo de la oficina. —Franco ya me retiró, si llama William dile que me mande un correo electrónico con las respuesta. —Está bien señor, que pase un buen día—Voy a seguir mi camino Pero Franco me llámame giro y espero que hable—Señor ya organice la reunión será mañana a las ocho. Asiento y me retiro. A llega a ascensor marco el número de donde esta Annabell, ella es la vicepresidente de la empresa Anderson Asociados. Y aparte es mi prima y mejor amiga. Llego hasta su oficina, toco la puerta y escucho un ''Adelante”, paso y veo revisando unos papeles, seguro son lo que yo le mande. —Hola primita, ¿Viste los informe que te mande?—Pregunto mientras tomo asiento justo delante de ella. —Si Damien estoy viendo y opino que me gusta más el segundo es más moderno y es mejor sacarlo dentro de dos meses, estamos en el mejor momento de la empresa, creo que sería lo justo. —Opino lo mismo, Annabell a demás creo que es uno de los mejores que hemos tenido y creo que a la gente le gustará. —Bueno ya creo que todo está listo. Y bueno ¿Para eso pasas hacerle una visita a tu prima? Que ingrato, igual a tu hermano que solo sirve para meter putas en mi casa, ni un café traes. —Cállate, no tengo culpa que tu permita que lleve mujeres a tu casa, se supones que es tuya no mía cariño—Ella rueda sus ojos mientras sonrió—Y vine a invitarte a comer. —Digamos que ni a él ni a ti le puedo decir que no—A hora soy yo que ruda los ojos—Y bueno a que esperamos primito, vamos a comer tengo demasiada hambre. Rio y ella agarra sus cosas y salimos. Nos montamos en el ascensor privado y llegamos a auto un 4x4. Nos subimos, vamos platicando sobre el producto pero no me puedo sacar de la cabeza eso ojos marrones. ¿Y si no acepta? De tantas sumisas que he tenido, ninguna me ha intrigado tanto como ella, bueno, todavía no es mi sumisa, la última que tuve no me agrado mucho, quería algo más que yo no le podía dar. Escucho que Annabell me llama. — ¿Qué pasa?—Preguntó. —Tengo rato llamándote, andas en las nubes cariño, ¿En qué piensas?—Pregunta y siento la curiosidad en ella. —En nada, ¿qué te apetece comer?—Pregunto para que no me hagas mas pregunta suficiente tengo con Francisco. —Comida Italiana. Asiento, aparco a fuera del restauran Italiano, pido mesa para dos, nos llevan a la mesa, a los poco segundo llega en mesero Annabell se encarga de pedir por los dos. Conversamos algunos otros asuntos de la empresa, mientras comemos, escuchó que me llega un correo, pido permiso y veo que es William De: William Genyer. Para: Damien Anderson. Asunto: Confirmación. Damien la señorita Hamilton aceptó ser su sumisa con mucho gusto, le informé que usted la llamaría, me imagino que sabe que en su currículum sale su número de teléfono y si no es así le hago llegar el teléfono. Que tenga un buen día. Aceptó, es una gran noticia ya tengo sumisa nueva anotó el teléfono de la señorita Hamilton. Respondo el correo con un gracias y vuelvo a mi comida con Annabell. Después de la comida y una buena plática con mi prima la dejo en su casa, voy camino a mi mansión, con una gran sonrisa, aceptó ser mi sumisa, le haré pasar los mejores momento y de placer. Estaciono el auto a fuera y entro a la casa, voy directo a servirme un trago enserio necesitaba una sumisa y la señoría Hamilton al parecer cumple mis expectativas, a hora que recuerdo yo tenía que llamarla. Busco rápido el teléfono de la señorita Hamilton y marco su número pero cuelgo, son las nueves de la noche mejor espero hasta mañana. Subo a mi habitación y me despojo de mi ropa, en mi cuarto ahí un gran ventanal, se ve todo Nueva York. Duro un rato viendo, pensado en que estoy sólo, no tengo a nadie a quien querer. Pero como dice mi madre ya llegara alguien para mí. Voy hacia el baño y me doy una ducha, para acostarme tengo una importante reunión mañana. ********* Me despierto por el ruido del despertador, voy y me doy un baño rápido y me visto, a los 15 minutos ya estoy listo. Bajo a desayunar veo a Sam en la cocina me acercó y le doy un beso en la frente ella se encarga de mantener la casa. —Hola Sam, buenos días. —Hola mi niño, buen día ya te sirvo el desayuno. Asiento y voy hacia la mesa, mientras Sam trae el desayuno revisó el diario, no hay nada interesante sobre mí. Sam llega con el desayuno, como lo más rápido que puedo ya van hacer las siete y la reunión es a las ochos. Termino de comer, me despido de Sam y salgo de la casa, me monto en el auto y rumbo a la empresa. Al llevar son las 7:30 llegue a tiempo. Subo a mi oficina y empiezo a ver lo que va para la reunión. La hora pasa volando y ya estoy en la reunión, todo va bien y acaba a las diez. Todos aprobaron el proyecto y en dos meses sale, a hora que tengo tiempo libre llamo a la señorita Hamilton. —Buenos días, habla  Amara Hamilton—Joder su voz es tan suave. —Bueno día señorita Hamilton, habla Damien Anderson. Me imagino que sabrá para que la llame. —Sí, si se señor, me imaginó que William le informó que acepte ser su sumisa, dígame ¿Cuando nos reunimos para hablar? —Veo que va al grano, me agrada ¿Qué le parece hoy a las siente?, le mando la dirección del lugar. —Me parece bien, ya lo tengo que dejar ya que como usted tengo un trabajo, que tenga un buen día señor Anderson —Igual señorita Hamilton. Y cuelga, le gusta ir directo al granó y eso me gusta, también me gustó su asentó inglés, nos llevaremos bien, hay que ver cómo nos va en el cuarto rojo. Llamo a franco y le pido que compre el ramo de flores más bello que tenga y se lo envíe a la señorita Hamilton. No veremos en la noche Señorita Hamilton.
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