—¿Puedes imaginar lo que sentí al tener que bañarte? —susurra cerca de mi oído erizando mi piel. Mi corazón late de prisa como si en cualquier momento fuera a salirse de mi pecho. Pasa su nariz por mi cuello inhalando mi aroma, su respiración se siente cálida y no estoy segura de poder soportar su cercanía. Intento moverme, pero no me lo permite, me da la vuelta y me mira con deseo, una de sus manos sube un poco mi falda para acariciar el interior de mis piernas y al ver que no lo detengo, sigue subiendo. Mi subconsciente me dice que lo detenga, pero mi centro palpita expectante a lo que se aproxima. Lame mi cuello para después dar pequeñas mordidas, mis manos se aferran a la barra; quiero gritar, moverme, huir, pero no lo hago, realmente me agrada tenerlo tan cerca. Su mano llega a m