Soy el que se enamoró, no te preocupes

La fiesta.

Llegamos a casa y bajo mis cosas, ojalá ese bastardo me ayudara. Conozco muy bien este lugar, pues es la casa que Sander me ofreció primero.

—¡Date prisa o te dejaré en la calle!

No le presto atención y camino a mi antojo. Al entrar, dejo mis maletas y un hombre se acerca.

—Soy el mayordomo, es un placer señorita. Mi nombre es Carlos.

—Soy Sarah, es un placer. Lleva mis cosas a la habitación que se encuentra cerca de las escaleras.

Matthew se voltea y me mira muy molesto.

—¿Cómo sabes sobre las habitaciones de mi mansión?

—Bueno, esta casa es la que papá me ofreció primero. Al parecer, me dio a elegir. Por eso conozco este lugar como la palma de mi mano. ¿A ti también te dio a elegir?

Él no responde.

—Eso pensé, al parecer una maldita sirvienta tiene más privilegios que tú. Con tu permiso, iré a mi habitación.

Él me toma del brazo y me lleva a la habitación.

—¿Qué te pasa? ¿Te molesto lo que te dije?

Subimos por las escaleras, llegamos a la habitación. El mayordomo está poniendo mis cosas en el armario.

—¡Lárgate de aquí! —le grita.

Carlos sale rápidamente y Matthew cierra la puerta. Se acerca lentamente mientras sonríe con esa maldita expresión burlona.

—¿Qué pasa? ¿Vas a pegarme? Vamos, veamos si te atreves.

—¡Acuéstate y abre las piernas!

—¡¿Qué demonios te pasa?!

—¡No voy a perder mi empresa por tu culpa! Solo abre las piernas y hagamos un bastardo.

—¡Juro que si te acercas te mato!

Me quedo inmóvil sin saber qué hacer, mis piernas tiemblan, mi corazón se saldrá de mi pecho, pero intento que él no lo note.

—¿Estás asustada?

—Por supuesto, no quiero que un bastardo como tú me toque.

Se acerca tanto, hace tiempo que no estamos a escasos centímetros.

Su cabello castaño es movido por el viento que entra por la ventana, un mechón cae sobre su frente, esos ojos azules. Su mandíbula tan masculina y su nariz respingada, miles de recuerdos vienen a mi mente, ¿qué fue lo que pasó para que me mire con tanto odio? ¿Por qué dejó de amarme de la noche a la mañana?

—Matthew, ¿qué fue lo que cambió en nosotros? ¿Cuál fue la razón por la que gané tu desprecio?

—Entonces, si no quieres seguir las órdenes de papá, luego no te quejes. Si me dejan en la calle por tu culpa, juro que te mataré, Sarah.

Sale de la habitación muy molesto y tira la puerta.

Me siento sobre la cama, él dejó de mirarme a los ojos cuando hice esa pregunta. Recibo una llamada, miro la pantalla de mi móvil y es Jenn.

—Hola, Jenn.

—Hola, Sarah, ¿quieras a una fiesta esta noche?

—Jenn, sabes por lo que estoy pasando, me casé con el imbécil de tu hermano, ¿acaso lo olvidaste? No estoy de ánimo.

—Esa es la razón, Sarah, tienes que distraerte y además habrá chicos guapos. Puedes fácilmente engañar a mi hermano y divertirte. Por favor.

—Jenn... yo...

—¡Por favor, Sarah! Ve, cuídate. Tú tienes 29 y yo 19. Soy una bebé y dices que soy tu hermana menor. Ven y cuídame, no quiero ir sola, por favor.

—Está bien, lo haré.

—¡Eres la mejor! Entonces pasaré por ti a las siete. Será en un club, así que ponte algo sexy y bonito.

—Veré qué ponerme, quiero descansar. Te espero a las siete.

—Está bien, te quiero.

—También te quiero, Jenn.

Cuelgo y me arrepiento de esto, ¿por qué acepté? Solo quiero desaparecer en este momento. Estar en un lugar donde nadie me encuentre.

Despierto y veo la hora, son las seis de la tarde. Me quedé dormida. Me levanto rápidamente, me doy un baño, me lavo los dientes y seco mi cabello. Mi cabello es castaño y rizado, pero desde hace mucho tiempo tengo un alisado permanente. Me pongo un vestido corto color vino con escote corazón que queda perfecto con mi piel blanca. Llevo una chaqueta negra de cuero y botas de tacón alto de color n***o. También llevo una cartera de color n***o. Peino mi cabello y me hago una media cola. En cuanto al maquillaje, solo llevo un poco de base, rubor, iluminador, rímel y delineador para que mis ojos avellana resalten.

Me miro al espejo y me siento bonita, siento que hice una buena elección. Mis pechos son pequeños, pero no me importa. Tengo una pequeña cintura y buenos glúteos y piernas largas.

Salgo de la habitación y me encuentro con Carlos, es un poco mayor, quizás tenga cincuenta años.

—¿Saldrá, señorita?

—Sí, Carlos.

—¿Qué le digo al señor? Se molestará.

—Carlos, no intento ser grosera contigo, pero no me importa lo que piense. Puedo salir donde yo quiera y con quien quiera, dile eso.

—Pero... señorita.

Salgo de la mansión y no me importa. Jenn tiene razón, puedo divertirme y olvidar por esta noche en lo que se ha convertido mi vida en este momento.

Miro a Jenn esperando en el auto. Subo y Jenn grita.

—¡Mujer! ¿Qué te pasó? ¿De dónde sacaste ese cuerpo, Sarah? Todos los hombres te mirarán esta noche. Tienes un buen culo, dime a qué gimnasio vas, yo también quiero y esa pequeña cintura.

—Creo que es herencia de mi madre, ella también era hermosa.

—Tienes que tener sexo esta noche, o de nada valdrá.

—Jenn, no vine por eso. Solo quiero divertirme sin ningún hombre.

—Como digas, Sarah.

Durante el camino escuchamos música hasta llegar al lugar. Jenn estaciona el auto y luego bajamos. Entramos al lugar y la música no está tan fuerte, me gusta mucho lo lujoso que se ve.

Como dijo Jenn, todos los hombres me miran, pero me siento incómoda. Pero alguien me llama la atención, lo miro y es un amigo de Matthew. Maldición, solo espero que no se me acerque.

Nos sentamos cerca de la barra y volteo, qué bueno que ya no veo al amigo de Matthew por ninguna parte. Jenn pide dos bebidas mientras platicamos. Hasta que siento que alguien me toma con fuerza del brazo.

—¿Qué demonios haces aquí vestida así?

—Matthew, no tienes derecho. Suelta a Sarah.

—¿Mis padres saben que estás aquí, Jenn? Ve a casa.

—Mamá lo sabe, así que déjame en paz.

—Si quieres quédate, pero ella viene conmigo.

Me levanta y trato de impedirlo golpeándolo. Todos nos miran, me sube a su hombro como si fuera un saco de patatas.

Golpeo su espalda, pero él me ignora y me deja caer en el asiento de atrás. Sube rápidamente al auto y lo pone en marcha. No entiendo por qué hace esto.