Travis no sabía cómo expresar sus sentimientos, la mujer que estaba frente a él era claramente la misma, pero el aura a su alrededor había cambiado de repente. Más temprano ese día, ella había estado suplicándole, tratando de captar su atención como una prostituta hambrienta, y ahora allí estaba, actuando como una arrogante leona, pero lo que más inquietaba a Travis era por qué su corazón dolía cuando Isabela hablaba del divorcio con tanta convicción. Acaso ¿No era el divorcio exactamente lo que él quería? —Travis, cariño yo... creo que debería irme, no quiero verlos pelear por mi culpa —la voz de Katherine lo sacó de sus pensamientos. La pequeña mujer bajó la cabeza en sus brazos, tratando de contener su temblor. —Quédate aquí —intentó tranquilizar a Katherine, pero recibió una bu