Había pasado una semana desde la entrevista de Isabella con Florence y durante esos siete días, no había ocurrido nada notable, y debido a eso, Isabella empezaba a pensar que su vida amorosa y de trabajo finalmente estaba estabilizándose. Pero eso era solo un pensamiento ilusorio, en realidad no podía pasar un mes en su vida sin drama. Isabella sabía esto demasiado bien, y la realidad volvió a golpearla cuando llegó al hospital para el chequeo mensual de Valery y le informaron que su condición no había mejorado; de hecho, había empeorado. —¿Cómo es esto posible? —preguntó con su expresión llena de preocupación mientras sostenía la mano de su hija—. Dijeron que todo estaría bien mientras tomara sus medicamentos, unos años, dijeron. Estaba hablando con el doctor Bailey, quien en ese mome

