Desde que Félix salió por esa puerta, no he vuelto a verlo. Ha cumplido su promesa, de desaparecer de mi vida. Y eso me hace sentir miserable. —¿Van tres meses? —pregunta Roy. He salido a comer con ellos, en mi hora de comida. —¿Quién los cuenta? Se fue, eso es lo que importa. —dice Alexa. A ella nunca la terminó de convencer en que estuviera tratándolo de nuevo. La comprendía, veía las red flags más que yo. —Estás mejor sin él. —¿Comemos? —intervine. No quería seguir hablando de él. Lo que quería era vivir como si nunca lo hubiera conocido. A veces existen personas que esperamos no volver a ver, pero el universo juega con nosotros en nuestra contra. Solo ruego, no escuchar de él o verlo de nuevo. ¡Se acabó! ** Llego a casa, y me cambio de ropa a algo más cómodo. Una camiseta de