—Aquí no hay nada —Comentó Nora. Hans sonrió y encendió las luces altas, era verdad no había nada en aquel lugar, solo un enorme terreno vacío. —Exacto, aquí aprenderás a manejar, ven, cambiemos de lugar. Nora se bajó del auto al igual que Hans, llegaron al frente al mismo tiempo y Nora se estremeció un poco, estar sola con ese hombre la ponía muy nerviosa y tensa. —Tu hermano me contó lo de tu papá, me dijo que se peleó con él, se está quedando en mi casa. —Si, ellos… no se llevan muy bien. —¿Y tu?. —Yo… mmm pues, creo que no es la mejor relación de todas. —Lo odias, ¿No es así?. —No, él es… él. —Antes se lo dije a Ian, y ahora te lo digo a ti, si no te gusta no lo toleres, por qué eso, se vuelve una adicción y te destruye. —Es que… —No pongas pretextos. —No, no los pongo, pe