- No tenemos nada que hacer el Rin – me observa molesto y visiblemente dolido.
- No creí que fueras tan cobarde – digo acercándome a él – mírala – él lo hace – es Fedora, la niña que hemos visto crecer, ella es como una hermana para mí.
- Ella es mía – responde furioso
- No soy un puto objeto – intervine furiosa
- No sé por qué es la discusión y no me importa – me vuelvo a a verlos, primero a mi hermano y luego a Fedora – pero hay algo que no voy a permitir jamás y es que seas un cobarde. ¿Estás tan furioso como para golpear a alguien? Golpéame a mí, pero jamás – Mi hermano me observa atento – vuelvas a intentar ponerle una mano encime a Fedora.
- No deberías meterte, preocúpate por tu relación con la niña con la que te encaprichaste.
- Fedora no merece tu inmadurez, déjala, tú no er
