Llegamos hasta un restaurante muy hermoso White Rabbit el cual deja ver gran parte de la ciudad la cual es bellísima, en este país todo es muy hermoso, comenzando por el hermoso e imponente hombre frente a mí.
- ¿ya tienes todo lo que necesitas? – pregunta mientras vemos la carta.
- Si – respondo decidiendo que voy a comer – quiero pelmeni y una copa de vino blanco. – habló en ruso
- Yo quiero una ensalada Olivie y vino blanco – dice Aleksei sin apartar la mirada de mi. - ¿te gusta la ciudad?
- Me encanta, desde la primera vez que puse un pie aquí – respondo sonriendo – es como si perteneciera a este lugar, aunque amo mi casa, siempre estuve un poco obsesionada con Rusia.
Comenzamos hablar del país en sí, yo lo escucho atenta mientras comemos, luego del almuerzo vamos a dar una vuelta por la ciudad, me lleva a la catedral de san Basilio, mi lugar favorito. Me dice que podríamos a San Petersburgo, al día siguiente, pero por mucho que desee ir, debo descansar para el comienzo de la residencia el lunes.
- No puedo, debo descansar – le digo y él me observa mientras caminamos - tengo guardia en el hospital.
- ¿A dónde te asignaron? – pregunta y veo un puesto de muñecas rusas.
- Al hospital militar – digo acercándome para verlas. – pero que hermosas – digo tomando una de color azul, la matrioshka es hermosa.
- ¿te gusta? – pregunta Aleksei
- Es bellísima – respondo observándola hipnotizada - ¿Cuántas tiene dentro? – preguntó a la señora que las vende.
- Seis – respondo y veo que Aleksei le da dinero.
- Oye – digo observándolo – tengo mi propio dinero.
- No es nada – responde sonriendome
Al volver a la mansión nos despedimos y voy a la habitación, donde me doy un baño, me pongo un pijama cómodo, un short blanco corto, blusa de tiras blanca a juego. Busco mi portátil y los libro que compre hoy.
Decido acostarme bocabajo en el suelo y esparzo todo en la suave alfombra, decido ponerme audífonos para concentrarme. No sé cuánto tiempo pasa mientras leo e investido todo lo que necesite saber sobre la universidad hasta que me siento observada. Levanto la mirada y me encuentro de frente con Aleksei quien trae una bandeja en las manos. Me levanto rápidamente un poco apenada por la posición en la que me encontraba, él me escanea con la mirada haciendo que la piel me hormiguee y más aún cuando veo el deseo impregnado en sus ojos.
- Lo siento, toque y no me abriste por eso entre – su tono de voz es más ronco mientras me observa a los haciendo un gran esfuerzo por no bajar la mirada.
- Tenía los audífonos puestos – respondo mientras él me entrega la bandeja, sus dedos acarician los míos haciendo que un escalofrio me recorra el cuerpo. Veo que va a decir algo, pero tocan la puerta.
- Aleksei, se presentó un inconveniente – escucho la voz de su hermano, creo.
- Come y espero que descanses – dice para luego salir de la habitación dejándome sorprendida, decido ver una película mientras ceno y dejo todo en el suelo. Elijo ver Anna, el peligro tiene nombre. Pero en ningún momento sale de mi mente la mirada de Aleksei. Antes de dormir llamo a mi madre quien dice que me extraña un montón.
El domingo no veo en todo el día a Aleksei, paso el día en mi habitación estudiando y durmiendo. Fedora me lleva comida y por la tarde llega con mis uniformes ya listos y oliendo delicioso. Hablo por Skype con mi mamá y hermano quien se sorprende cuando le muestro mi habitación. Hablo durante largo rato con ellos hasta que es hora de dormir. Durante la noche creo ver a Aleksei sentado en el borde de la cama viéndome dormir, pero solo es un sueño.
A la mañana siguiente me levanto muy temprano súper emocionada, me doy una ducha rápida y me pongo el uniforme. Alisto mi mochila con lo que pueda necesitar, además de mi bata. Me hago una coleta alta y no me maquillo, solo me aplico hidratante para la piel. Tomo mi mochila y salgo de la habitación rumbo a la cocina donde encuentro a Fedora con mi desayuno.
- ¿Cómo amaneciste? – pregunta poniendo frente a mí un plato con huevos y beicon.
- Muy emocionada – digo tomando el café que entrega - ¿sabes dónde está Aleksei?
- Debe de estar dormido – responde, pero en su mirada hay algo, la veo poner frente a mí los termos y sonríe. – café muy cargado y un batido morado, que te dará energía. ¿Cuánto volverás?
- Son treinta y seis horas – respondo terminando de comer – te veo luego, me despides de Aleksei.
- Que te vaya muy bien, Yuri ya te espera afuera – me dice mientras salgo de la cocina después de tomar mis cosas. Como dijo Fedora en la entrada ya se encuentra Yuri con el auto listo.
- Hola – saludo subiendo
- Buenos días señorita – responde el cerrando la puerta, pero al revisar mi bolso veo que deje el celular en la habitación.
- Espérame un momento que deje mi celular – digo bajándome del auto y entrando rápidamente a la casa, subo a mi habitación, pero antes de entrar veo que puerta frente a la mía se abre y sale una rubia junto a ella vestido únicamente con un pantalón de pijama y el dorso descubierto Aleksei que al verme parece sorprendido.
- Cirilla, - trata de hablar, pero endurezco la mirada y entro a la habitación por el celular, lo siento entrar, pero decido ignorarlo. ¿Por qué estoy molesta? Él no es nada mío y aunque me está comenzando a gustar jamás se fijaría en mí.
Molesta conmigo misma tomo el celular para luego pasar por su lado, pero él me toma del brazo, veo que trata de decir algo, pero simplemente me suelta y permite que me vaya. Bajo hecha una furia y me subo al auto. Durante el camino trato de calmarme peo estoy muy enojada y celosa, lo acepto.
- Hemos llegado – me dice Yuri mientras escucho su celular sonar. Contesta y sé que se trata de Aleksei – el señor quiere hablar con usted – me extiende el celular y yo solo tomo mis cosas para luego bajar del auto dando un portazo.
Al entrar al hospital camino hasta recepción y me presento, una enfermera me indica a donde debo ir, camino hasta encontrarme con grupo de cuatro chicos más o menos de mi edad y vestidos igual que yo.
- Buenos días – saludo y ellos se vuelven a verme. Uno de ellos se acerca a mí.
- Tú debes ser Cirilla Dantes – habla en ruso y yo asiento con la cabeza. – soy Danil Petrov, ellos son nuestros compañeros – señala al resto de los chicos y la chica – Eghor Volkov, Borya Morozov y Lena Ledeva.
- Oye eres muy hermosa – dice Eghor acercándose a mi
- Gracias – respondo y ellos sonríen. En ese momento llega un hombre un poco mayor que nosotros, muy atractivo con unos impresionantes ojos grises que se clavan en mi apenas me ve.
- Buenos días - nos saluda observándome – soy Konstyn Vasiliev, ustedes cinco estarán bajo mi cargo durante el año de su residencia, eso no quiere decir que no apoyaran a los demás médicos, pero todo que ustedes hagan será mi responsabilidad. – dice observándonos de uno en uno, aunque en mí se detiene un poco más. – vamos, los llevare a la sala de médicos para que dejen sus cosas y demos comienzo a su primer turno.