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1758 Words

Esa noche, tras acostar a sus hijas, Kaia regresó al salón y se echó una copa de vino tinto. Desde que lo había dejado con Stefan, hacía aquello cada noche que se sentía decaída. Dejó la botella encima de la mesita que había enfrente del sofá. Tomó la copa de vino y le dio un pequeño sorbo mientras pensaba en lo que Zelig o Stefan, aunque para ella siempre sería Stefan, ya que había sido con ese nombre que lo había conocido, le había dicho aquella tarde. ¿Alguno de los dos tenía realmente la culpa? Ella, descalza y con la copa en la mano, caminó por el piso hasta la entrada y se acercó a una pequeña estantería que había en ese lugar. Se sentó en el suelo, dejando la copa al lado de su cuerpo, y abrió la puerta de ese mueble y empezó a buscar en el interior. Al cabo de unos minutos,

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