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Han pasado tres meses y las cosas en el trabajo son increíbles, aunque me siento un poco nerviosa. Flor me dijo que el dueño de la empresa llegará mañana y me lo va a presentar.
Cada mes ahorro mi sueldo para la boda, creo que tengo el suficiente dinero. Será algo completamente sencillo y mis padres pagarán el lugar en el que se hará la boda, eso será de mucha ayuda.
Apagó la televisión y me voy a la cama, me siento tan tranquila en este momento. Dalton se fue como estudiante de intercambio, volverá en dos semanas y debo aprovechar la soledad y tranquilidad que me provoca estar sola en casa.
Al día siguiente.
Desde hace un mes Flor pasa por mí todas las mañanas, me veo al espejo por última vez, escucho el auto de Flor fuera de casa. Tomo mi bolso y salgo de casa.
Subo al auto.
—¡Buenos días, Flor!
—Buenos días, estás hermosa.
—Gracias, tu igual.
—Bueno, el jefe regreso después de mucho tiempo, así que debo estar más presentable de lo habitual.
Al llegar a la empresa bajo antes y Flor entra después de estacionar su auto. Dejo mi cartera en mi lugar de trabajo.
—¡Vamos, Daelia! Tenemos que ir al segundo piso.
Acompaño a Flor, al llegar todos los empleados están en una fila. Flor y yo también nos acomodamos a un extremo de los demás y esperamos. La puerta se abre y todos hacen una reverencia, yo también lo hago.
Flor me explico que el jefe es un sultán, hijo único de una reina turca 【Rey turco】Uno de los hombres más billonarios del planeta. Además de ser el rey de Turquía, es dueño de 1,200 restaurantes alrededor del mundo, más de 400 hoteles y diez mil camellos en Emiratos árabes. Sin contar las empresas de exportación en China, Japón y muchos otros países, incluyendo esta empresa en Portugal.
En su cabeza lleva un turbante color n***o, y en su cuerpo un traje que se nota a simple vista que está hecho con las telas más caras y finas del mundo. Es tan alto, mientras más se acerca me siento mucho más pequeña, tan solo mido 1,60. Su cuerpo es perfecto, se nota que se ejercita muy bien, las venas en sus manos grandes son muy marcadas y fuertes. Su mandíbula es marcada al igual que las facciones de su rostro.
Un rey dios griego y billonario, el sueño de cualquier mujer. Aunque tenga 50 años aparenta menos edad, además la forma dominante en la que camina.
Después de hacer la reverencia, él se detiene frente a mí. Sus ojos son preciosos, una mezcla entre verde y otro color en el iris que a simple vista no logro distinguir.
Me mira y es imposible mantener la mirada en un hombre con tanta presencia como él. Intento verlo a los ojos, pero no puedo, mi timidez y mis nervios no lo permiten.
—¡¿Está mujer tan desaliñada trabaja en mi empresa?!
Intento decir algo, pero mi voz se corta.
—¡Señor! Disculpe, quiero hablar con usted en privado, si me lo permite, por supuesto.
—No te preocupes, ve a trabajar, no te sientas mal —me explica Flor, ella se ve muy apenada.
Ella no tiene la culpa de nada.
Las otras mujeres se burlan de mí, no me importa. Llego a mi lugar de trabajo, es un poco temprano, ordenó un poco mi pequeño escritorio.
Después de media hora aparece Flor.
—No te preocupes, ve y habla con el jefe, es mejor que se lo expliques tú, ya que él no lo entiende.
—Está bien, iré ahora.
Camino por el pasillo y subo por el elevador, este lugar tiene diez pisos y el jefe se encuentra en el más alto.
Al llegar camino un poco más y la secretaria fuera de su oficina me pide que paso. Tomo un poco de aire antes de entrar.
—Buenos días.
—Pasa, siéntate por favor.
¿Cómo es que habla tan bien el Portugués? Él se ve relajado, pero yo estoy temblando.
Me siento y trato de verlo a los ojos, solo nos separa su escritorio.
—No sabía sobre tu condición, te ofrezco una disculpa, nunca había visto a una mujer como tú antes, ¿cómo se llama tu condición?
—Es una condición llamada poliosis, que hace que la melanina o color del cabello disminuya, generando este mechón blanco. Y mis ojos son de diferente color, se llama heterocromía.
Él se levanta de su asiento, corre su silla y se sienta frente a mí. Ahora puedo verlo de cerca, por fuera puedo verme tan tranquila, pero por dentro juro que me dará un ataque. Sus ojos, ahora puedo verlos perfectamente.
Sus rodillas enormes tocan las mías, me veo tan diminuta.
—Espero no incomodarme, cuando veo algo que me gusta, siempre quiero apreciarlo de cerca.
Él observa el anillo en mi dedo.
—¿Estás casada?
—Aún no, estoy comprometida, me casaré dentro de algunos meses.
Cada bello de mi piel está levantado por los escalofríos que siento en este momento, nunca me he sentido cómoda hablando con las personas, ahora me encuentro sola con un hombre que mide más de 1,90 y que por si fuera poco, nuestras rodillas se tocan.
Él acaricia mi mechón de cabello blanco, mi rostro se encuentra a centímetros del suyo. Su fragancia tiene un olor tan masculino y único.
Cierro los ojos por algunos segundos para sentir aún más su olor tan exquisito.
—¿Usted está casado?
«¡¿Cómo puedo ser tan tonta y preguntar eso?! Ahora pensará que se lo pregunte por otros motivos más que solo curiosidad».
Él me enseña su mano con cuatro anillos.
—Los sultanes tenemos cuatro esposas, pero, ¿qué te parece si te invito a cenar? Podemos hablar más sobre él tema y tu desarrollo en la empresa.
Me levanto rápidamente.
—¡Sé lo que intenta y no me interesa! No soy una mujer de una noche, además como le dije estoy comprometida.
—¿No eres demasiado joven para casarte?
—Ese no es el problema.
—Que bueno que pienses eso, tengo una propuesta para ti, y no hablo de sexo, niña, eres muy poca mujer para mí.
—¿A qué se refiere?
—Si te interesa, aquí tienes.
Él toma mi mano y coloca sobre mi palma una tarjeta con su información.
—Ah, y estás despedida.
—¡¿Por qué?!
—Ni a mis esposas les permito que me levanten la voz. Largo de mi oficina, si cambias de opinión llámame y te invito a cenar, te haré una propuesta. Mientras tanto no quiero verte, esos ojos de dos colores diferentes me causan asco.
Salgo de su oficina y arrojo su puerta con fuerza.
Nunca había sentido tantas emociones en un solo momento, ¡¿qué demonios le pasa?!
Salgo de la empresa sin que Flor se dé cuenta, me siento tan molesta, las palmas de mis manos están sudando. Llamó un taxi, sé que ahora puedo pagarlo, subo y doy la dirección de mi casa, quiero tomar un baño y procesar lo que acaba de pasar.
Durante el camino aún me siento en shock. Si no buscaba sexo, ¿qué es lo que quería de mí? ¿Cuál es su propuesta?
Mientras intento tranquilizarme, por la ventana veo a Dalton tomado de la mano con una rubia.
No puede ser él.
—¡Señor, por favor, deténgase!
Espero un momento para ver mejor. Talvez solo es una amiga.
Ellos se sientan en una banca del parque mientras comen un helado, él prueba el helado de la chica y después la besa.
Estoy a punto de bajarme, pero esto es lo que necesito en este momento para bajar a este maldito de la nube de grandeza en la que mis padres lo tienen.
Tomo varias fotografías con mi celular.
Perfecto.
—Vámonos, señor.
Llego a casa, al entrar lo primero que hago es llamar a ese maldito. Antes trato de respirar para que él no pueda darse cuenta lo molesta que me encuentro.
—¡Hola, Dalton!
—Hola, Daelia, ¿por qué me llamas?
—¿Estás en clases?
—Sí, lo estoy, tú me estás interrumpiendo, te llamo más tarde, creo que llegaré un poco antes, talvez una semana antes.
—Está bien, te espero en casa, adiós.
¡Estoy harta!
Agarró sus juegos y los rompo en el piso, también la pantalla y otras cosas de él.
Alguien toca la puerta, voy a abrir.
Es la vecina.
—Buen día, señora.
—Buen día, el camión de basura vendrá en algunos minutos, así que saca toda la basura que tengas, linda, como sabes, muchas veces tarda en que pasé otra vez.
—Lo haré, tengo mucha basura, gracias, vecina.
—De nada, linda.
Busco una bolsa para la basura, después me dirijo a la habitación de Dalton. Meto dentro de las bolsas toda su ropa y zapatos.
Dejo la ropa en la calle y veo como el camión se lleva todo.
Empacó mis cosas, busco en el armario y encuentro cinco mil dólares de los ahorros de Dalton, lo siento, ahora es mío.
Saco mi maleta y llamo un taxi, le doy la dirección de un hotel. Durante el camino le llamo a mamá.
—¡Mamá!
—¿Qué pasa, hija? ¡¿Le paso algo a Dalton?!
—Mamá, quiero que veas atentamente las imágenes que te voy a enviar en este momento, y mientras las veas quiero que tú y papá piensen en la buena hija que ambos acaban de perder.
Cuelgo y le envío las imágenes.
Apagó mi celular, no quiero llamadas de nadie.
Después de llegar al hotel y registrarme en recepción por fin puedo entrar a mi habitación. La verdad no está mal, es un hotel de tres estrellas.
Me doy un baño, pido servicio a la habitación y me visto con algo cómodo, me dejo caer sobre la cama.
¿Que será lo que quería ese hombre? Dijo que sexo no quería.
Busco la tarjeta en mi bolso y después enciendo mi celular, veo llamadas perdidas de mi madre, mi padre y el maldito de Dalton.
Marco el número que se encuentra en la tarjeta.