Daelia.
Llamo al número que aparece en la tarjeta, solo lo hago por curiosidad, además, talvez sea una oportunidad. No lo sé, tantas preguntas y sé que puedo tener la respuesta esta misma noche.
Él responde y me siento nerviosa.
—Señor, quiero saber sobre su propuesta.
—Sabía que eras una chica inteligente, nos vemos a las siete.
—Espere, buscaré en donde anotar la dirección.
—No seas tonta, niña, yo no envío direcciones. Enviaré por ti a mi chófer.
—¿Entonces yo le daré mi dirección?
—Le daré tu número a la persona que pasará por ti, así tú le darás la dirección y se pondrán de acuerdo.
—Gracias, señor... señor.
Me colgó.
Me dejo caer una vez más sobre la cama. Ese hombre es cruel, ahora me doy cuenta de que talvez es un error cenar con él.
Pido servicio a la habitación, quiero comer y beber algo delicioso, mi celular suena y es un número desconocido.
—Buen día, Señorita, soy la persona que irá por usted esta noche, ¿podría enviarme su dirección?
—Por supuesto, lo haré en este momento.
Le envío la dirección del hotel por mensaje.
Durante el día esperaba relajarme y sentirme tranquila, pero me es imposible, algo dentro de mí me dice que cenar con ese hombre está mal.
Por la noche.
Son las seis, en este momento me encuentro en el auto de la persona que paso por mí. Es un chico joven de cabello n***o y piel trigueña.
Espero estar vestida para la ocasión, estoy usando un vestido que compré hace un año, es color vino y largo, con una aventura en la pierna, creo que eso le da un toque de sensual. Mi cabello está recogido, uso pendientes y un hermoso collar de plata, me veo bien. Espero que ese hombre piense lo mismo, ya que él está acostumbrado desde que nació a los lujos.
—Llegamos, señorita, cuando entre solo pregunte por el señor Yaman Demirci e inmediatamente la llevaran a la mesa en donde se encuentra el señor.
—Gracias, lo aprecio mucho, yo no sabría qué hacer.
—A sus órdenes, señorita.
Bajo del auto y entro al lugar, una hermosa rubia muy elegante se acerca a mí.
—Buenas noches, adelante por favor, ¿tiene reservación?
—Sí, el señor Yaman Demirci me espera.
—Acompáñeme, por favor.
Al principio pensé que sería una sena normal, pero la anfitriona me está llevando a otro sitio. Todo es tan costoso e increíble, sé que yo no pertenezco a este tipo de lugares.
Entramos a una sala privada y ahí se encuentra el turco bebiendo una copa de vino.
—Pase por favor.
—Gracias, señorita.
Entro y él me observa, mientras me acerco a la mesa. A su lado se encuentra otro hombre igual de elegante, solo que su ropa es diferente, también lleva un turbante en la cabeza. También un camarero se encuentra un poco alejado de la mesa, listo para atender y esperar órdenes.
—Buenas noches —digo, no puedo mentir, las palmas de mis manos están frías.
—Siéntate, ¿quieres beber algo?
—Solo un vaso de agua.
El camarero me sirve rápidamente el vaso de agua.
—¿Por qué aceptaste venir?
—Solo es curiosidad.
—No lo creo, tu prometido te fue infiel con una chica de su universidad, por eso te molestaste y te estás quedando en un hotel.
—¡¿Cómo sabe eso?!
—Envié a alguien a que te siguiera.
Eso es tan extraño.
—¿Qué es lo que quiere de mí? ¿Cuál es su propuesta?
—Responderé tus preguntas, al igual que tú no me gusta alargar las cosas. Así que, iré directo al grano.
»Mi hijo será el próximo sultán y creo que no se encuentra preparado, quiero gobernar y mantener ese poder por más tiempo, solo puedo ser el rey hasta los 50 años y hace dos semanas que los cumplí. El gobierno establece que solo puedo mantener mi puesto si mi hijo rompe alguna regla importante.
—¿Cuál es esa regla?
—Casarse con una mujer diferente a su cultura. En nuestro reino los sultanes podemos tener tres esposas, eso no es mal visto. Mi hijo está buscando a su tercera esposa, ya que, un rey debe tener tres esposas. Quiero que te cases con mi hijo y seas su tercera esposa, así, él romperá las reglas y yo podre tener ese poder por más tiempo.
—¡Se da cuenta de lo que me está pidiendo! ¡¿A caso no quiere a su hijo?! Además, ¿cree que él se casara con una extranjera? Dejé al imbécil de mi exnovio porque me trataba mal. Escapé de casarme con alguien que no quería y si me caso con su hijo será peor. Él me odiará, porque yo seré la causa por la cual no será rey.
»Y lo más importante, él me rechazará, ¿cómo lo convencerá? Lo siento, pero si eso era todo me iré en este momento.
Estoy a punto de levantarme.
—¡Solo será por un tiempo! Te pagaré cien mil dólares por mes.
—Yo...
—Dos cientos mil dólares.
—¡Espere un momento...!
—Trescientos mil dólares por mes.
—¡Espere! ¿Por qué yo? No lo entiendo.
—Eres todo lo que no le gusta a mi hijo. Él nunca se casaría con una mujer tan pequeña, rara e insignificante como tú.
Haré como si esas palabras no me dolieran.
—Usted es su padre, ¿acaso odia a su hijo?
—Ese no es tu problema, ¿aceptas?
Esto está mal en todos los sentidos, salí de una relación tóxica y estaré en una situación peor si acepto. Aunque es tanto dinero, puedo estudiar, comprar un departamento. Formar la vida de mis sueños que yo merezco, perdí mucho tiempo con Dalton, pero puedo recuperar ese tiempo en mi misma, pensaré por primera vez en mi misma.
—Acepto, pero, ¿cómo hará para que él me acepte sabiendo que perderá el trono?
—La última esposa debe ser escogida y aprobada por el padre, así que contrataré a una mujer turca, la mujer será como le gustan a mi hijo. Además, existe la tradición de la última esposa, que consiste en que el novio firmara por separado al igual que la novia, y se verán hasta la fiesta para celebrar su unión.
»Mi hijo pensará que se casará con la mujer turca, pero serás tú la que firme esos papeles y se casará con él.
—Solo tengo una pregunta más, él verá mi nombre cuando firme, ¿qué haremos si nos descubre?
—Como te lo dije antes, la novia firma por aparte, y después se une él apta de matrimonio.
—¿Por cuánto tiempo será esto?
—El tiempo que sea necesario.
—¿Cómo me comunicaré con su hijo?
—Él habla un poco de portugués, no te preocupes. ¿Entonces tenemos un trato?
—Sí, lo tenemos.
Él me da la mano.
—La reunión se terminó, ve a ese hotel y duerme temprano, mañana mi chofer pasará por ti. Te daré un regalo, irás de compras con una asesora de imagen. También irá Umur —el hombre que se encuentra a su lado asiente—, le daré a Umur una tarjeta sin límites para que compres en las mejores tiendas de marca, ropa, bolsos y zapatos.
—Gracias.
—Ahora vete.
—Buenas noches.
Me levanto y salgo del lugar, afuera me espera el chofer.
HOLA, CHICAS, HOY COMIENZA LA ACTUALIZACIÓN DIARIA, GRACIAS POR ESPERAR.