Daelia.
Han pasado tres meses, en ese tiempo compré una pequeña mansión de ochocientos mil dólares, ya que cada mes el sultán me envía la mensualidad de trescientos mil dólares cada mes. Me mudé a un apartamento pequeño, la mansión que compré es hermosa, pero no viví en ella porque no tiene muebles y quiero arreglar muchas cosas.
Me siento feliz, tendré la casa de mis sueños, cuando le haga los arreglos que quiero, por supuesto. Aún no lo hago porque en cualquier momento el sultán me pedirá que viaje a Turquía y no quiero dejar nada a medias.
No importa el tiempo que pase, cuando el contrato finalice y vuelva a Portugal tendré un hogar que me espera y haré que sea el hogar de mis sueños.
Recibo una llamada, quizás sea el turco.
—Hola.
—Hola, Daelia, ¿cómo estás?
Es Flor. La última vez que hablé con ella fue hace tres semanas, nos convertimos en buenas amigas.
—Estoy bien, ¿cómo va todo en tu trabajo, Flor?
—Todo bien como siempre, la última vez que nos vimos me dijiste que querías arreglar y amueblar tu casa, encontré a las personas correctas y son de total confianza.
»Mis tíos se dedican a eso y son increíbles, eso es lo que hacían en Estados Unidos, pero regresaron a Portugal para quedarse y quieren comenzar su negocio aquí, son profesionales decorando hogares. Dos de ellos son arquitectos por sí quieres cambiar algo, por ejemplo hacer una habitación más grande y así. Y mi tía, es perfecta para decoración de interiores.
Confío en Flor, ella es buena conmigo y siempre me aconseja. Quería hacer todo esto cuando volviera de Turquía y empezar de cero, pero si el turco me llama pronto ella podrá encargarse de todo y al volver ya estaría lista.
—Está bien, confió en ti, podemos vernos en mi casa, te enviaré la dirección por mensaje, así puedo hablar con tus tíos en mi casa y de una vez les explicaré lo que quiero.
—Ok, les diré entonces, te enviaré el número de mi tía, así tú hablas con ella, ya que ellos son una empresa y eso es lo mejor.
—Está bien, gracias, Flor.
—No tienes que agradecer, lo hago con gusto, desde el primer día que nos conocimos eres como mi hermana menor.
—Y tu mi hermana mayor, y una vez más, gracias por todo Flor.
—Me dijiste que saldrías de viaje pronto, pero espero que antes podamos tomar un café si tienes tiempo, Daelia.
—Te avisaré y nos veremos pronto.
—Como tú digas, cuídate mucho, bay.
—Tú también cuídate, bay.
Cuelgo y después recibo un mensaje de Flor, ella me envió el número para que hable con sus tíos. Lo haré mañana temprano, son las tres de la tarde y mi casa está como a 45 minutos, así que es mejor mañana.
Recibo otra llamada, quizás Flor olvidó decirme algo.
—Hola.
—Tengo todo listo, Daelia, mañana a las ocho de la noche viajarás a Turquía. El vuelo dura siete horas y treinta minutos, volarás con Umur en mi avión privado. Estarás llegando a Turquía como a las tres del amanecer.
—Está bien, tengo todo listo, pensé que dejaría pasar más tiempo, quería llamarle, pero respete lo que me dijo antes y espere su llamada.
—Buena chica, si obedeces de esa forma podríamos llevarnos mejor, Daelia. La diferencia de hora entre Turquía y Portugal solo es por dos horas, creo que en tu país en este momento son las tres de la tarde con quince minutos, ¿verdad?
Estuve aprendiendo por estos tres meses turco con un profesor privado por tres horas diarias, sé hablar mil palabras en turco, veamos si funciona, me siento un poco nerviosa.
—Evet, doğru ve Türkiye'de saat 5:17 olmalı, değil mi? (Traducción; así es, y en Turquía debe deben de ser las cinco de la tarde con 17 minutos, ¿verdad?)
—Sabía que estabas aprendiendo turco, pero tu acento es bueno, vaya creo que te subestime, Daelia. Por cierto, felicidades por tu pequeña mansión. Antes que me preguntes como lo sé, Umur ha estado vigilándote muy de cerca.
—Lo sé, déjeme decirle que no me toma desprevenida, no es muy bueno que digamos, lo descubrí muchas veces en estos tres meses.
—Quiero que te prepares para lo peor, Daelia. La mujer turca que contrate enamoro a mi hijo, tanto que ahora ha dejado de lado a sus otras dos esposas por ella, cuando te vea podría estallar en ira y ofenderte, sé fuerte y piensa en todo el dinero que ganarás, esto es un trabajo para ti.
—Lo sé, tengo una pregunta, ¿qué haré cuando llegue a Turquía?
—Iras a casa de Umur y su esposa e hija te ayudarán con todo, ahí firmarás y serás la esposa de mi hijo, él te verá por la noche y no te preocupes, yo estaré ahí.
—Lo entiendo, empacaré mis cosas.
—Nos vemos, pronto y recuerda lo que hablamos hace algunos meses, no te enamores de mi hijo, la única perdedora serás tú y el contrato será cancelado.
—No se preocupe por eso, además si su hijo se comporta como usted creo que será difícil que eso suceda.
Él me cuelga y mi corazón cae a mi estómago.
¡Maldición! Lo dije sin pensar. No importa, ese turco siempre me cuelga de esa manera y me deja hablando sola, no debo preocuparme.
Saco la fotografía del príncipe que guardo en un cajón de mi armario.
Dije que no estaba nerviosa, por supuesto que lo estoy, si él se enamoró tanto de la mujer que el turco contrato me va a repugnar con toda su alma. Yo seré la mujer que causará su ruina y perdición.
Dentro de dos días a esta misma hora, podría vivir el infierno estando casada con un hombre que tiene otras dos esposas y me odiara con todas sus fuerzas.
Es muy tarde para sentirme mal, firme ese contrato y el turco me tiene vigilada. Solo afrontaré las consecuencias como una adulta y haré lo que sea posible por una vida mejor después de que ese infierno termine.