25. Besos En Paris

1056 Words
[SERENA] Echaba tanto, pero tanto de menos esta sensación que provocaban sus labios en mí. Ese calor interno que solo él era capaz de generar con sus besos, esa sensación de escalofríos que causaba el tacto de su piel con la mía. Es todo tan nuevo, pero a la vez tan conocido que me provoca sonreír sobre sus labios. —Me hacían mucha falta tus besos. — Dice sobre mis labios. Quisiera decirle que a mí también me han hecho falta sus besos, pero algo por dentro me lo impide. —Gael, es mejor que vayamos. No quiero que comiencen a trabajar sin mí. — Decido pedirle y él tan solo asiente. —Vamos. — Accede y agradezco profundamente que no me haga decir cosas que aún no estoy lista para decir. En mi interior hay una lucha de sentimientos que no me dan tregua. Por una parte, este infinito amor que me hace continuar con él a pesar de todo, y por otra parte está mi cabeza fría y pensante diciéndome a cada momento que no debería perdonarle tan fácilmente. Sin embargo, ninguno de ellos dos pesa más que ese algo que aún me hace sentir pánico ante un tacto más profundo de parte de cualquier persona. Es algo incontrolable y que no sé ni cómo explicarlo. Estamos a muy pocas calles de donde se está llevando a cabo la grabación y aun ambos permanecemos en silencio. En mi caso por esta cobardía de no sincerarme con él acerca de lo que me sucede y en su caso, no lo sé. —¿No hablaremos más?— Pregunta con un tono bromista y agradezco al cielo que sea él quien rompa el silencio. —Claro que hablaremos, solo que no sé qué decir exactamente. — Confieso cuando estamos esperando en la esquina para cruzar la calle. —¿Qué tal si me cuentas que es lo que sientes? Te noto muy extraña y no sé si es algo que yo hice o simplemente es otra cosa. — Propone y por momentos olvido lo mucho que nos conocemos el uno al otro. —Contarte lo que siento sería muy fácil si lo supiese con claridad, pero no es el caso. — Comento mientras que ya estamos cruzando la calle. —Cuéntamelo como puedas, quizás consiga ayudarte, aunque sea un poco, ¿no?— Propone. En mi cabeza intento poner las palabras en orden, pero eso no es fácil, no cuando ni siquiera yo consigo encontrarle una lógica. —Me siento muy confundida y abrumada. — Consigo decir obteniendo toda su atención. —¿Con que exactamente? ¿Conmigo?— Cuestiona preocupado. Niego inmediatamente —No, no es contigo precisamente. Es con mi manera de sentir. Es extraño porque cuando nos besábamos volví a sentir todo aquel calor que tan bien conozco, pero a la vez siento una especie de rechazo hacia ese sentimiento y cualquier sensación de tacto más profunda que pueda llegar a ocurrir, ¿me explico? — Expongo intentando ser lo más clara posible, pero a veces siento ni que yo misma me entiendo. —Lo que yo entiendo es que puedes soportar mis besos, pero no una caricia que vaya más allá, ¿es correcto? — Me pregunta con dudas y creo que por primera vez en todos estos meses, él y yo estamos volviéndonos a entender. —Exactamente y me da mucho miedo porque es más fuerte que yo y no sé si un día pueda superarlo. — Le explico. —Serena...— Dice dejando mi nombre en el aire por algunos momentos hasta que luego me mira —Tenemos que entender que a pesar de que tú puedas perdonarme o no; no podemos borrar lo sucedido aquella noche. Quisiera no tener que decir esto, pero soy completamente consiente del rechazo que puedas sentir y no solo por mí, si no por cualquier otro hombre.— Me dice tan bajito que apenas puedo oírle. —¿Y desde cuando tanta comprensión conmigo?— Cuestiono impresionada. —Desde que me di cuenta de que no puedo vivir sin ti. No negare que muero por tus besos y por volver a sentirte como lo he hecho tantas noches, pero soy muy consciente de que por más que tu estés haciendo un esfuerzo por perdonarme y estar conmigo, hay cosas que no serán fáciles de superar, y esa es una. — Expone y no sé si es que estoy soñando o qué, pero es la primera vez que los dos conseguimos ponernos de acuerdo en algo. —¿Entonces? ¿Si iras a mis tiempos?— Cuestiono intentando aclara las cosas. —Si, a partir de hoy todo se hará tal y como tú quieras.— Sentencia haciéndome sonreír. —¿Y desde cuando tú eres tan dócil?— Pregunto divertida. Lo veo encoger sus hombros, me sonríe y aprieta mi mano con más fuerza —No diría que soy tan dócil, yo diría que sigo demasiado enamorado de ti y que me he dado cuenta que soy capaz de todo por no perderte. Sé que te lo he dicho varias veces y que luego termino haciendo algo diferente, pero esta vez mantendré mi palabra. Seré el esposo que debí ser todo este tiempo, y te enamorare tanto que olvidaras todos tus miedos.— Me dice dejándome con nada más que decir. Solo espero que esta vez sí lo consigamos. Quiero que volvamos a ser aquellos que se amaban como dos locos sin importarles nada. Quiero volver a ser aquella mujer que era feliz con el hombre que amaba. Quiero ser la madre que mis hijos merecen; una sin miedos y fuerte para poder defenderles de cualquier cosa que pueda hacerles mal. —Me gusta que quieras eso.— Rebato mientras me detengo en medio de la calle. —¿Sí?— Cuestiona y asiento. —Mucho.— Admito y me vuelvo a acercar a el –También debo admitir que a pesar de que he querido olvidarte y hasta odiarte; no lo he conseguido.— Acepto y acaricio su rostro con delicadeza. —¿De verdad?— Me pregunta con sus ojos brillando a causa de la emoción. Asiento –Demasiado cierto.— Sentencio y es él quien vuelve a besarme tal como si en las calles de Paris solo estuviésemos él y yo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD